Por qué se produce una explosión del empleo
Una pequeña explosión del empleo. Ese es el fenómeno que se está produciendo en el mercado de trabajo en los últimos meses, y al que contribuyen tres cuestiones fundamentales: una reforma laboral que abarata el coste del factor trabajo de forma intensa (despidos, salarios y cotizaciones), una normalización financiera que restablece la confianza de los agentes económicos, y la consolidación de la recuperación de la demanda interna y externa. Los datos que registran las oficinas de empleo y la Tesorería de la Seguridad Social desde septiembre advertían que tal circunstancia se estaba produciendo, y ha sido la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año la que ha aflorado en números las tendencias de la actividad y la ocupación. Y pese a que se trata de un trimestre con alto componente estacional (turístico), se ha producido una significativa creación de puestos de trabajo fijos y a tiempo parcial.
En los tres meses de la primavera se han creado en España 402.400 puestos de trabajo nuevos, que han devuelto el volumen de empleo por encima de los 17 millones de manera sobrada (17.353.000), y lo ha hecho con un reparto equilibrado en los sectores productivos no agrícolas. Este avance que en los noventa días de abril, mayo y junio se ha generado una media de 4.471 empleos cada día, un ritmo de avance que no se registraba en España desde 1999.
Además, en los doce meses últimos se computa una mejora del empleo de 192.400, según revela la EPA, lo que supone el primer avance interanual de la ocupación desde que comenzó la crisis, desde 2008, y lo hace con una intensidad relativa del 1,12%, una tasa similar a la que en estos momentos registra el crecimiento del PIB, según las estimaciones hechas públicas por el Banco de España esta misma semana.
Tal ha sido el vigor de la oferta de empleo, que ha producido un giro al alza de la población activa, que estaba en ajuste continuo en los dos últimos años por la salida de extranjeros (y de nativos) ante la falta de expectativas de encontrar un empleo. Los activos se han reducido en los últimos siete trimestres, y en el primero de este año el ajuste se acercó al 2%, mientras que el contrapeso del segundo trimestre del año ha provocado que la pérdida de activos interanual sea de solo un 1% ahora.
3.448 parados menos cada día
Como consecuencia de este comportamiento del empleo y de los activos, el desempleo, que no es otra cosa que un saldo entre las dos variables primeras, ha descendido en 310.400 personas en el trimestre, nada menos que 3.488 cada día, o algo más de cinco de cada cien parados existentes al iniciarse la primavera. En los doce meses últimos el descenso es de 424.500 parados, 1.163 cada día, o un 7,02%. Tras este descenso, la tasa de paro sobre el total de activos es del 24,47%, con un descenso de 1,5 puntos sobre hace un año. Ahora la EPA computa 5.622.900 parados.
La generación de empleo ha sido muy homogénea. Lo ha hecho de forma similar en todas las franjas de edades, en todos los sectores, en todas las naturalezas de los contratos y en la duración de la jornada. Unicamente se mantiene el (sano) desequilibrio en la naturaleza del empleador: prácticamente todo el empleo generado ha sido en el sector privado, con un avance de 393.500, por un avance de solo 8.900 ocupados en el público, donde las caídas en los últimos trimestres habían sido muy intensas.
En números absolutos es prácticamente un reparto al 50% el que se registra en el reparto del nuevo empleo entre fijos y temporales (207.800 de estos, por 180.200 de aquellos), y la tasa de temporalidad queda en el 23,95% del total de asalariados. Contrariamente a la creencia de la expansión del trabajo autónomo, hay que destacar que en el segundo trimestre solo ha avanzado en 12.400, y con una caída de 52.200 en los últimos doce meses.
En cuando a la duración de la jornada, que determina la cantidad real de empleo que se está generando (y que solo será determinada por la Contabilidad Nacional) y que condiciona notablemente la calidad, en el segundo trimestre se produce un avance muy fuerte de la ocupación a tiempo completo. En concreto ha avanzado en 304.400, tres cada cuatro nuevos asalariados, y son mayoritariamente hombres. El empleo a tiempo parcial (menos jornada y menos sueldo) ha avanzado en 96.100 personas.
Las evoluciones desestacionalizadas son menos modestas que las nominales en el trimestre, pero plenamente coherentes en la evolución en el último año completo.
En resumen: en un solo trimestre se ha recuperado el 10% del empleo que se había destruido durante toda la crisis por el cambio operado en el mercado de trabajo y el enrraizamiento de la recuperación tras la normalización financiera. El paro comienza a alejarse de la cifra de los seis millones que había alcanzado con los dos últimos años, y la recomposición de la fuerza laboral se produce en todos los sectores no agrarios, en el sector privado únicamente, y ocupando de nuevo las tasas abandonadas de calidad del empleo.