El coste de la desintegración
La crisis ha provocado una fragmentación del mercado financiero europeo cuyo aspecto más preocupante es la enorme diferencia que existe en el coste de la financiación entre países. Los tipos de interés que fijan los bancos responden mucho más a la prima de riesgo de la deuda pública de cada país, que a los tipos de intervención del Banco Central Europeo. De esta forma, los tipos de interés de los préstamos, en los países que han sufrido con mayor virulencia el impacto de la crisis de la deuda soberana, se sitúan en la actualidad muy por encima de los del resto de países de la Eurozona, lo que lastra enormemente sus posibilidades de recuperación.
La revista Spanish Economic and Financial Outlook (SEFO) de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) acaba de publicar un artículo que muestra con crudeza las consecuencias de la desintegración financiera y la necesidad de acelerar la construcción de la tan deseada unión bancaria. Algunos mensajes a destacar son los siguientes:
Los tipos de interés responden más a la prima de riesgo que a los tipos de intervención del BCE
1 En 2012, las empresas de los países periféricos (Grecia, Irlanda, Portugal, Italia, España y Eslovenia) soportan un tipo de interés en los préstamos bancarios un 86% superior a las empresas del resto de países de la Eurozona.
2 En los préstamos para la compra de vivienda de las familias, también el tipo de interés es mayor en los países periféricos que en el resto, si bien la diferencia es mucho más reducida (17%).
3 Las pequeñas y medianas empresas (pymes) sufren en mayor medida los problemas en el acceso al crédito bancario. En concreto, en 2012, soportan un tipo de interés casi un 70% más caro que las grandes empresas
4 La desintegración financiera también ha tenido lugar en el mercado de los depósitos bancarios, ya que, la convergencia en tipos de interés que tuvo lugar hasta 2007, ha dado paso a un nuevo escenario donde las diferencias en los depósitos a plazo se han triplicado. El cierre de los mercados mayoristas de financiación ha forzado a los bancos a acudir intensamente a los depósitos minoristas como fuente de financiación, lo que en ocasiones ha obligado a los bancos de los países periféricos a ofrecer tipos pasivos muy por encima del tipo de interés de mercado. En 2012, el tipo de interés de los depósitos a plazo (hasta un año) de esos países es casi el doble que el del resto de países. Obviamente estos mayores costes de financiación se trasladan a los préstamos que cobran a sus clientes, con el perjuicio que supone para la inversión.
5 España también ha sufrido con intensidad los efectos de la desintegración financiera. Así, si bien hasta 2008 las empresas españolas soportaban un coste de la financiación bancaria algo más reducido que la media de la Eurozona, la situación ha cambiado por completo, situándose en 2012 el tipo de interés de los préstamos de menos de un millón de euros un 62% por encima de los países no sometidos a estrés y un 26% también por encima de la media de la Eurozona. En los préstamos de mayor importe, las diferencias son menores, si bien el tipo de interés también es superior en España. Son las pymes españolas las que sufren en mayor medida las restricciones en el acceso a la financiación, pagando de media un tipo de interés un 87% más caro que grandes empresas.
6 En el préstamo para la compra de vivienda, los tipos de interés en España siempre se han situado en niveles muy parecidos a la media de la Eurozona, no superando en ningún momento los 30 puntos básicos. En cambio, en el préstamo al consumo, los tipos de interés en España se han situado siempre por encima de esa media.
7 En España, las restricciones en el acceso a los mercados mayoristas han llegado a desencadenar en algunos momentos una guerra por la captación de depósitos con negativos efectos sobre la cuenta de resultados de los bancos.
La puesta en marcha de la unión bancaria aceleraría la recuperación de nuestra economía
Esto es lo que justifica la recomendación del Banco de España de que los bancos no paguen tipos de interés en los depósitos que superen un determinado umbral respecto del Euribor. El tipo de interés de los depósitos a plazo en España se sitúa, en 2012, un 80% por encima de los países no periféricos. Esta situación era completamente distinta en los años previos a la crisis, donde los bancos españoles fijaban un tipo de interés en sus depósitos muy similar a los bancos europeos.
En este contexto, es prioritario recuperar el terreno perdido en materia de integración financiera, restableciendo la efectividad de la política monetaria mediante la puesta en marcha de la unión bancaria. La hoja de ruta, aprobada en el Consejo Europeo de diciembre de 2012, supone un serio compromiso para su construcción, si bien se ha puesto la prioridad en el mecanismo único de supervisión bancaria en manos del BCE, relegando a un segundo término la creación de la autoridad y fondo único de resolución de crisis bancarias y el fondo europeo de garantía de depósitos. Esta estrategia en dos etapas es pragmática por cuanto supone empezar la construcción de la unión bancaria por el pilar en el que hay más consenso. Pero hay que ser conscientes de que crear una genuina unión bancaria exige poner en marcha los tres pilares a la vez, tal y como reclama el FMI y el BCE.
Como pide con acierto el Gobierno de España, la pronta puesta en marcha de la unión bancaria aceleraría la tan deseada recuperación de nuestra economía. En consecuencia, tan necesario es seguir avanzando en las reformas estructurales para que la economía gane competitividad -como nos acaba de recordar la Comisión Europea con sus recomendaciones al Plan Nacional de Reforma de 2013 de España-, como eliminar la fragmentación actualmente existente en el mercado del crédito bancario europeo. Y dado que conseguir la unión bancaria va a necesitar mucho tiempo, mientras tanto, el BCE tiene la última palabra para que el crédito llegue a las pymes.
Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Investigador del Ivie y Colaborador del CUNEF. @JMaudos