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El 15-M de Dostoievski

"Cuando echamos la vista atrás, nada parece más inofensivo que el comienzo de una revolución".

Con esas palabras describe el pensador alemán, Hans Magnus Enzensberger, las primeras reuniones, aparentemente insustanciales, del grupo de soñadores y fanáticos, de locos y bienintencionados, que a mediados del siglo XIX desencadenaron un terremoto social en Rusia que cincuenta años después acabó derrocando a un régimen aparentemente inexpugnable.

Las primeras acciones de los conjurados rusos consistieron en "fundar escuelas dominicales, disecar ranas, leer libros en francés, abrir bibliotecas, poner en verso la Lógica de Hegel, ayudarse mutuamente y comer juntos", recuerda Enzensberger en uno de los ensayos de su obra Política y delito (1964).

Entre aquellos impacientes y hambrientos de cambio, se encontraba Fedor Dostoievski. "Éramos un proletariado de bachilleres", recordó el escritor ruso, en clara alusión al origen elitista de un movimiento desconectado en principio de la sociedad rusa, anclada en el viejo orden europeo.

Dostoievski pagó en Siberia su inquietud política. Algunos de sus correligionarios, detenidos como él un 23 de abril de 1849, desaparecieron para siempre.

"Los conspiradores", señala Enzensberger, "leían libros y se entretenían con las ideas que encontraban en ellos. No fueron castigados por sus acciones, sino por su opiniones".

El régimen zarista acertó al temer esas ideas. Pero calculó mal su capacidad para derrotarlas. Y muchos años más tarde, antes de la Revolución con mayúscula, despreció la oferta de cambio democrático que le hizo un autodenominado Comité Ejecutivo de la Voluntad del Pueblo. Craso y último error.

Al final de su obra, Enzensberger se muestra convencido de que para responder a la actualidad política "uno a veces está obligado a contar historias antiguas". Y añade un deseo: "quizá una mirada retrospectiva nos abra los ojos sobre un futuro que todavía podemos evitar".

[La obra de Enzensberger, Política y delito, está publicada en español. Pero las citas que aparecen en este post (versioneadas por mí) proceden de una preciosa edición de bolsillo (a siete euros) en francés recién publicada: Hans Magnus Enzensberger, Les rêveurs de l'absolu (extrait de Politique et crime), traducido del alemán por Lily Jumel, París, Éditions Allia, 2013].

Vídeo (parece casi de la época de los zares): Forever Young, de Alphaville. Aquí, la letra: "deseando lo mejor, pero esperando lo peor".

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