El virus del IFO se extiende
El presidente del IFO alemán lleva meses clamando contra la concesión de ayuda a los países de zona euro en dificultades y pidiendo su expulsión de la Unión Monetaria si no pueden hacer frente a sus deudas. Su mensaje había resonado hasta ahora en círculos académicos y gubernamentales, pero ha empezado a reclutar adeptos entre las grandes empresas alemanas. Si el Gobierno de Merkel, ya de por sí paralizado ante el temor a la opinión pública, se topa con un frente industrial, el incipiente blindaje de la zona euro podría saltar por los aires de manera definitiva.
Ese es el objetivo de la Declaración de Bogenberg, un alegato recién publicado por el IFO y sus amigos. Los 16 puntos pactados rechazan frontalmente cualquier intervención del BCE en los mercados de deuda y cualquier operación de rescate más allá de la mera concesión de fondos ante un problema de liquidez coyuntural.
El texto lo suscriben, además del beligerante presidente del IFO, Hans-Werner Sinn, ejecutivos de grupos empresariales tan significativos como Metro (distribución), Linde (industria), Knorr-Bremse (líder mundial en fabricación de frenos, con presencia en las provincias de Madrid y Guipúzcoa), Loyalty Partner (consultoría) o Newspaper Publisher (editorial).
El documento se fraguó durante una reunión en la ciudad bávara de Bogenber entre la cúpula del IFO y la Sociedad de Amigos de ese prestigioso instituto de estudios alemán. Se supone que el contenido responde al consenso logrado durante esa cita, aunque cualquier persona familiarizada con el pensamiento de Sinn reconocerá sus tesis más habituales. A saber:
1) Que Alemania no ha sido la gran beneficiada del nacimiento del euro, sino todo lo contrario.
2) Que Italia y España están pagando los tipos de interés que les corresponden y no deben quejarse porque son iguales a los que pagaba Alemania en los años 70 y 80 e inferiores a los que esos dos países pagaban hasta el comienzo del euro.
3) Que el Banco Central Europeo está violando el Tratado de la UE con su programa de compra de deuda pública, que debe suspenderse de manera inmediata.
4) Que no hacen falta ni fondos de rescate ni eurobonos, porque hay que mantener las primas de riesgo para disciplinar a los países excesivamente endeudados.
5) Y que en definitiva todo el proceso de reforma de la zona euro puesto en marcha podría acabar cargando al contribuyente con la factura de España, Italia, Grecia, Irlanda y Portugal, que la declaración cifra en 3,35 billones de euros.
A medida que esta doctrina Sinn gane fieles, la probabilidad de que Merkel pueda alcanzar con sus socios europeos un acuerdo para zanjar la crisis se aleja peligrosamente.
Imagen: sede del IFO, tomada de su página web.
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