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Instrumentos financieros

El auge de los derivados trae de cabeza al sector financiero

La primera preocupación en la industria financiera mundial no es la fortaleza de la recuperación económica ni los fraudes empresariales ni los impago de créditos. El mayor dolor de cabeza lo provocan los instrumentos financieros complejos, sobre todo, los derivados, según una encuesta -gráficamente llamada 'piel de plátano' y hecha por el Centro de Estudios de las Innovaciones Financieras-, que abarca las opiniones de 200 profesionales.

Warren Buffet o la agencia de calificación Fitch han advertido de los problemas potenciales que supone la creciente complejidad de los mecanismos del mercado de derivados. Tampoco es nada nuevo, pues tras las quiebras bursátiles de 1987, 1991-1992 y 1998 en los que los derivados jugaron un importante papel a la hora de agravar los problemas financieros ya se planteó la necesidad de regular este segmento de la industria.

En los últimos dos años el volumen de contratos de derivados sobre tipos de interés y divisas ha crecido un 115%, y el de derivados de crédito el 325%, según datos de la Asociación Internacional de Swaps y Derivados, que calcula un volumen de 123 billones de dólares en derivados de tipos y divisas, 2,69 en derivados de crédito y 2,78 en derivados de acciones. Todos ellos, y especialmente los de crédito, son complejos y no siempre se negocian en mercados organizados, sino que se trata de acuerdos a dos bandas. 'Puedes coger una moto y cruzar la ciudad, y habrá alguien dispuesto a firmar un contrato de derivados sobre lo que tardes. Pero las cosas no por ser extrañas son peligrosas. Aquí no veo un gran riesgo', explica Joan Bonet, de Credit Suisse.

Los derivados sirven para gestionar riesgos; para diluirlos o para concentrarlos. Pero los especialistas que advierten de este peligro se centran en otro aspecto: la falta de transparencia.

Así, si un banco cede a una aseguradora el riesgo crediticio sobre un préstamo, el accionista de la aseguradora no lo sabe porque ese riesgo no está reflejado en las cuentas de forma apropiada. Como el contrato no se negocia en mercados organizados, como, por ejemplo, un futuro sobre el Ibex, se pueden valorar casi a voluntad. Incluso se pueden dar conflictos de interés porque los bancos se preocuparán más del volumen de créditos concedidos que de su calidad, pues el riesgo se lo pasan a otro. Y unas pocas entidades concentran la mayor parte del negocio.

En España este mercado apenas está desarrollado. Pero la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos abre la puerta a la transferencia de riesgo crediticio. Hasta ahora sólo dos entidades han hecho este tipo de operaciones en el extranjero.

¿Qué son los derivados de crédito?

R:Son contratos mediante los que una entidad que ha concedido un crédito traspasa a otra el riesgo de impago a cambio de pagar una determinada prima. Si el crédito es fallido, la entidad que ha asumido el riesgo es la que tiene que compensar a quien lo concedió por el impago.P:¿Para qué sirven y qué entidades los compran y venden?R:Como todos los derivados financieros, sirven para gestionar el riesgo. Un banco que ha concedido muchos créditos puede comprar protección frente a un número excesivo de impagos, y otra entidad puede vender dicha protección para aumentar su rentabilidad con la prima que cobra, aun asumiendo riesgos que no son suyos. También existen compañías que garantizan créditos.P:¿Qué volumen de negocio mueven?R:Según la Asociación Internacional de Swaps y Derivados, el monto total de contratos abiertos es de 124.899 millones de dólares (106.700 millones de euros). Se ha multiplicado por cuatro en los últimos dos años.P:¿Cómo se compran y se venden estos productos?R:Se trata de operaciones OTC (over the counter, sobre el mostrador, en inglés), lo que significa que no se negocian en mercados organizados. Así, cuando un banco traspasa el riesgo a otro, lo hace con un contrato privado. Por este motivo este tipo de derivados son muy difíciles de valorar, pues no tienen cotización como los derivados sobre acciones o tipos de interés.P:¿Por qué suponen un riesgo estos derivados?R:La misma incapacidad de valorarlos los convierte en productos opacos. Además, no se sabe cuánto riesgo crediticio asumen las entidades.

Tony Dye, gestor

En contra. Dye asegura que el verdadero motivo por el que las empresas usan estos productos es para falsificar las cuentas. El gestor, que anticipó el crac del Nasdaq, declaró el año pasado que no le cabía duda de que en los próximos 12 a 18 meses veríamos varias catástrofes.

Alan Greeenspan

Control de riesgos. Aunque los beneficios y los costes de los derivados siguen siendo un debate candente, el comportamiento de la economía y del sistema bancario en los años recientes sugiere que los beneficios han superado cualquier coste.

Comisión de valores

A favor. La CNMV se muestra a favor de facilitar a las entidades financieras los procesos de transferencia de riesgos y considera que los cambios que establece la Ley de Acompañamiento sobre la titulización de créditos serán positivos para el sistema financiero.

Warren Buffett

Armas de destrucción masiva que amenazan el sistema financiero. Así describió unos productos que, en su opinión, invitan a la contabilidad engañosa al basarse en suposiciones imprecisas. Podemos comprar un futuro sobre los gemelos que nacerán en Nebraska en 2020 y valorarlo como queramos.

Fitch, agencia de calificación

Cautela. Los derivados de crédito son positivos para el sistema financiero porque permiten transferir y diluir el riesgo. No obstante, debe observarse con atención la baja transparencia, la existencia de asimetrías en la información y posibles conflictos de interés en el banco.

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