_
_
_
_
Lealtad, 1

Los derivados y el muñeco diabólico

En perspectiva histórica los derivados son instrumentos financieros noveles. Los gerentes de los diferentes mercados de futuros han gastado mucho dinero en explicar las bondades de este mercado, lo que indica que los derivados son de todo menos elementos de actuación positiva en los mercados. Ya lo dijo el filósofo, lo evidente no necesita demostración. La bondad, tampoco.

Fue con motivo del crash de 1987 cuando saltaron las primeras advertencias sobre la necesidad de regular estos instrumentos por el enorme daño que hacen a las Bolsa en términos de distorsión de los procesos tanto en movimientos alcistas (el último ha sido la burbuja tecnológica) como bajistas. Cuando Rusia suspendió pagos, las advertencias fueron en el mismo camino. Pero nada se ha hecho.

La explicación es muy sencilla. Los derivados los manejan un grupo muy reducido de iniciados con amplias facilidades, incluidas las de la Reserva Federal, como se constató en la crisis rusa, para apalancarse. Grupo de iniciados que han ostentado antes cargos importantes de las finanzas y Administraciones públicas y de la gran banca de inversión y que actúan ahora a través de hedge funds, cuya regulación, por cierto, aún no está concluida en Estados Unidos.

Los derivados celebran mañana su particular onomástica, la del vencimiento del futuro que se produce el tercer viernes de cada mes. Siempre que se acerca ese momento, los volúmenes de negocio crecen, como sucedió ayer, lo que demuestra la artificiosidad del fenómeno y la perversión que introduce en el mercado tradicional.

Los derivados se han convertido en muñecos diabólicos capaces de reorientar tendencias a su libre antojo. Desde la guerra de Irak la actuación de los hedge funds ha sido constante en las principales Bolsas. Además, sin esfuerzo, porque el dinero lo ponen los ahorradores particulares y ellos, la ingeniería matemática.

Más información

Archivado En

_
_