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Empresas fuertes y grandes para competir en el mundo

Los expertos creen que España seguirá creando multinacionales en los próximos años. Los retos son mejorar el acceso a la financiación, invertir en innovación y mirar a Asia

Recreación de la futura autopista SR 400, en el entorno de la ciudad estadounidense de Atlanta.
Recreación de la futura autopista SR 400, en el entorno de la ciudad estadounidense de Atlanta.

La España de 1978 era un desierto en cuanto a número de empresas con vocación internacional. Hoy, 45 años después, se cuentan por miles y muchas de ellas son pymes. Ante este enorme salto logrado en tan poco tiempo y como fruto de la conjunción de una serie de factores (entre otros, la adhesión a la UE, el programa de modernización del sector público empresarial español de 1996 o la privatización de las principales compañías estatales de Latinoamérica en los noventa), ¿están las empresas españolas actuales en condiciones de convertirse en multinacionales y competir en el tablero global?

La respuesta dada por los expertos es positiva, aunque con matices, desafíos a resolver y apuntes necesarios para situarnos en un contexto económico e histórico que ha cambiado mucho en este periodo. Es obvio que el mundo de hoy es muy diferente al de antes. Frente “a la competencia muy escasa” de aquellos tiempos, “ahora el contexto es de fuerte competencia global, las compañías se sienten pequeñas en el mundo y siempre con la amenaza de otros competidores internacionales”, explica Inmaculada Freije, catedrática de Estrategia en Deusto Business School.

El panorama, en cifras

Las filiales de compañías españolas en el exterior generaron una cifra de negocio de 187.963 millones de euros y ocuparon a 714.652 personas en 2020, de acuerdo con el INE. Servicios, industria, comercio y construcción fueron los principales sectores de actividad. El 50% de las filiales de las multinacionales de matriz española están fuera de la Unión Europea; el 33%, en España, y el 17%, en el resto de países de la UE, según Hacienda.

Hay otros factores que tampoco ayudan y que señala Vicente Bermejo, profesor del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade: “Las consecuencias de la crisis del Covid; la subida de la inflación y de los tipos de interés, que frenan la inversión; las recientes reformas fiscales, que no permiten la plena deductibilidad de las plusvalías y dividendos obtenidos en territorio extranjero, y el impuesto a las grandes fortunas lastran las decisiones empresariales”. Cierra este capítulo Juan Luis Santos, del departamento de Economía de la Universidad CEU San Pablo: “El tejido industrial está compuesto por empresas de muy reducido tamaño que tienen grandes dificultades para obtener financiación”.

Con todo, hay un cierto consenso de que España está bien situada para ganarse un lugar en el tablero global. Santos se fija en dos aspectos, “la apertura al exterior de las empresas para sobrevivir tras la crisis de 2008, que supuso de manera permanente una mejora de nuestras exportaciones y un gran impulso a la internacionalización de nuestras medianas y grandes empresas, y el cambio productivo”, con firmas fuertes en sectores no tradicionales. Freije suma “los importantes crecimientos de las empresas españolas, fundamentalmente en mercados maduros y a través de fusiones y adquisiciones”.

La crisis de 2008 impulsó la creación de empresas globales

Ejemplos de ese éxito hay muchos y confirman la fortaleza de las compañías globales españolas. Telefónica en telecomunicaciones, Iberdrola en renovables, Inditex en moda, ACS en construcción o Meliá en turismo.

Profundizar en esta senda requiere afrontar los retos que tienen por delante. El primero de ellos es la financiación, que tiene para Santos otras consecuencias, como “menos inversión en I+D, innovación y digitalización y menor productividad que algunos de sus competidores extranjeros”. Bermejo añade el exceso de normativas y de regulación, la poca facilidad “para obtener crédito y la presión fiscal”. Freije avisa de que las firmas españolas deben hacer “cambios importantes” y definirse “para gestionar la complejidad de grupos empresariales trabajando en mercados geográficos distintos con idiomas, legislaciones y culturas particulares. Hay que cambiar el foco, muy centrado aún en América Latina, y poner rumbo hacia mercados con más futuro y grandes posibilidades de crecimiento como Asia y África”.

Un hotel de Meliá en Varadero, Cuba.
Un hotel de Meliá en Varadero, Cuba.

Campeones escondidos

Las multinacionales españolas abandonaron hace tiempo los sectores en los que tradicionalmente han sido fuertes: construcción, energía, banca o turismo, y dieron el salto a la digitalización, la ciberseguridad, el espacio..., o se hicieron fuertes en sus correspondientes nichos.

Son los que Inmaculada Freije, catedrática de Estrategia en Deusto Business School, llama “los campeones escondidos”. “Pymes fuertemente internacionalizadas, dinámicas e innovadoras que lideran segmentos de mercado muy concretos fuera de los cuales son poco conocidos. Muchas de ellas son empresas con un mayor arraigo en su territorio, resilientes y sostenibles”.

Ejemplos son Ayesa y Grupo Premo en ingeniería, Natura Bissé en belleza, Logisfashion en logística, Jeanologia e Hiperbaric en tecnología o Eurofragance y Cantabria Labs en química.


También han surgido otras en los sectores de la nueva economía, como el de GMV en la industria aeroespacial, Wallbox en los sistemas de recarga de vehículos eléctricos, Typeform en software o Genially en tecnología de la educación. 

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