¿Puede la inteligencia artificial impactar en el futuro del trabajo?
Es demasiado pronto para predecir los cambios que ocasionarán estos cambios tecnológicos
Históricamente, la introducción de las nuevas tecnologías siempre ha generado cierta incertidumbre, en particular sobre el comportamiento futuro del mercado laboral, debido a que pueden producir el efecto desplazamiento o efecto expulsión, es decir, desplazar a las personas en una serie de tareas. Se espera que el rápido desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y sus aplicaciones futuras traerán grandes cambios a nuestras vidas.
Se trata de una tecnología que va a superar la revolución de internet. Es una oportunidad de mejora para muchos sectores, desde la asistencia sanitaria hasta las finanzas. Sin embargo, también existen preocupaciones sobre el impacto negativo de la IA. Su uso en el empleo eliminaría un gran número de puestos de trabajo, pero crearía otros. En España, el 12,4% de las empresas de 10 o más empleados utilizaba IA en el primer trimestre, frente al 99% con conexión a internet, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Todo ello requiere una reflexión sobre los efectos de su desarrollo y aplicación, lo cual suscita determinadas preguntas: ¿cuál será su impacto en el mundo laboral? Y, además, ¿qué ocupados por ramas de actividad han registrado los aumentos más significativos en la demanda de nuevos empleos?
Repasar la historia nos puede proporcionar experiencia útil sobre el futuro del trabajo. Así, nos muestra que las innovaciones tecnológicas han mantenido y, en ocasiones, han producido un crecimiento de unos puestos de trabajo que requieren habilidades y cualificaciones profesionales adecuadas.
Tradicionalmente, se considera que las innovaciones tecnológicas contribuyen al aumento de la productividad de la mano de obra por facilitar la automatización de tareas rutinarias, lo cual produce un aumento del crecimiento económico.
Un estudio de The London School of Economics and Political Science titulado The Past and Future of Work (El pasado y el futuro del trabajo) concluía que la historia proporciona la única manera de analizar los impactos del cambio tecnológico a largo plazo. La evidencia de los eventos históricos se ha utilizado para informar de las respuestas a los desafíos actuales.
En este contexto, analizamos las tendencias del mercado laboral español utilizando datos del INE, desde el tercer trimestre de 2021 hasta el mismo trimestre de 2024, que nos permiten ofrecer una panorámica del mercado laboral. Estos datos muestran que, en dicho período, el empleo ha crecido en más de 1,7 millones de empleos, un crecimiento del 8,5%. Esta cifra es muy superior al crecimiento del conjunto de la zona del euro durante el mismo periodo.
Analizando la expansión del empleo por ramas de actividad, se observa que ha seguido siendo mayor en hostelería, en términos absolutos (280.000, el 16,2% del total), y en transporte y almacenamiento (234.000, el 14% del total).
En el otro lado de la balanza, hay que destacar que ciertas ocupaciones experimentaron un fuerte crecimiento: el personal técnico y científico (191.000) vivió el mayor crecimiento en términos relativos del conjunto de todas las actividades, así como información y comunicaciones (160.000) y actividades sanitarias (188.00, todas ellas asociadas a puestos de trabajo de alto valor añadido. En definitiva, actualmente, en el caso de nuestro país, el empleo está creciendo relativamente más en aquellas ocupaciones más expuestas a los avances de la robótica y de la IA.
Como apunta el Banco de España, en el pasado, los cambios tecnológicos estuvieron limitados a la automatización de tareas de carácter manual o rutinario. Dichos cambios tendían a desplazar a algunos trabajadores poco cualificados, al tiempo que aumentaban la productividad de los trabajadores más cualificados. De este modo, los puestos de trabajo que se destruyen son distintos a los que se crean, que suelen ser de mayor cualificación, productividad y mejor remunerados.
Sin embargo, la robótica y la inteligencia artificial, al tratarse de innovaciones tecnológicas de uso general con capacidad para desarrollar tareas creativas y no solo rutinarias, tienen el potencial de cambiar radicalmente el mercado laboral.
En este sentido, según el Fondo Monetario Internacional, “a diferencia de oleadas anteriores de automatización, que tuvieron su mayor impacto en los trabajadores con cualificaciones medias, los riesgos de desplazamiento de la IA se extienden a los que reciben salarios más altos”.
Por todo ello, consideramos que predecir actualmente los cambios ocasionados por la innovación de las nuevas tecnologías, es bien distinto a hacerlo en pasado, ya que todavía es demasiado prematuro, ante la falta de evidencias reales, por su reciente implantación.
Según Daron Acemoğlu, precio Nobel de Economía de este año, nos advierte contra el pensamiento acrítico e insiste en reflexionar y decidir los usos humanos que queremos que la tecnología nos proporcione. Su tesis es que la automatización no tiene nada de malo, que lleva produciéndose desde mediados del siglo XVIII y que, por supuesto, continuará, pero que debe dirigir sus competencias hacia la mejora de la vida humana. Por lo tanto, es fundamental que la IA no reemplace el contacto humano.
Vicente Castelló Roselló es profesor de la Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local