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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nuevas fórmulas de financiación ante un nuevo paradigma de desarrollos urbanísticos

La falta de suelo y los largos procesos administrativos obligan a adaptarse a los modelos de negocio

Grúas en una promoción de viviendas en Barcelona.
Grúas en una promoción de viviendas en Barcelona.FOTO: ALBERT GARCÍA

Las grandes ciudades están experimentando un crecimiento exponencial en la demanda de vivienda e infraestructuras urbanas. Las dinámicas demográficas, unidas al acelerado proceso de urbanización que caracteriza el desarrollo de muchas regiones en el país, han empujado a las ciudades a enfrentarse a un reto clave que requiere de acción inmediata: la escasez en la oferta de vivienda para cubrir, de manera sostenida, las necesidades de la población actual y de las generaciones que están por venir.

Este incremento en la demanda de vivienda ha redundado, a su vez, en una mayor presión sobre los precios, afectando a todos los actores implicados en el sector: desde los compradores e inquilinos hasta las propias promotoras y constructoras. Estos últimos enfrentamos, por un lado, una necesidad imperativa de incrementar la oferta de vivienda; y, por otro, un acceso limitado al suelo urbanizable. Frente a esta realidad, el sector inmobiliario encara una coyuntura que exige innovación para desarrollar soluciones residenciales que respondan a las necesidades actuales, tanto en el diseño como en los métodos de financiación.

La escasez de suelo disponible es uno de los mayores retos que afrontamos las promotoras y constructoras. Esto pone de relieve el importante rol que juegan las administraciones para poner a disposición suelo urbanizable de cara a facilitar el desarrollo de proyectos para atender la creciente demanda. La colaboración público-privada es, por tanto, un factor esencial para asegurar un desarrollo equilibrado que garantice la viabilidad de los proyectos inmobiliarios a la vez que atiende de manera efectiva a las necesidades actuales en materia de vivienda.

Sin embargo, el foco también está puesto en el sector financiero y, más particularmente, en revisar y remodelar los modelos de financiación que tradicionalmente han impulsado el sector inmobiliario. El préstamo promotor, que se articula mediante un préstamo con garantía hipotecaria, ha sido y sigue siendo uno de los pilares del desarrollo urbanístico, si bien el contexto económico requiere de modelos de financiación alternativos, más flexibles y diversificados, capaces de hacer frente a las complejidades del mercado actual.

La falta de suelo urbanizable y los plazos prolongados en los procesos administrativos, todo ello en un marco de creciente demanda de vivienda, hacen necesario que promotoras y constructoras adaptemos nuestros modelos de negocio y optemos por nuevas fórmulas de financiación. Esquemas como la coinversión, que permite acceder a grandes cantidades de capital mientras se reparten los riesgos, o el crowdfunding inmobiliario (un modelo en auge que posibilita a pequeños inversores participar en el desarrollo de proyectos a cambio de una rentabilidad futura), ofrecen una mayor flexibilidad financiera y generan sinergias entre inversores y promotoras, fomentando una visión a largo plazo que prioriza el crecimiento y la estabilidad del sector en el futuro.

La apuesta por estos modelos de financiación se vuelve cada vez más necesaria ante la evolución del mercado inmobiliario y la urgencia de encontrar soluciones que respondan a los retos del sector.

Asimismo, este nuevo paradigma de no solo demanda un aumento cuantitativo en la oferta de viviendas impulsadas por estos modelos de financiación, sino también una reevaluación en la manera en la que se construyen y diseñan. La sostenibilidad ya juega un rol activo en la planificación urbana, y por ello se ha vuelto un imperativo incorporar criterios de este tipo para garantizar un desarrollo responsable. Para ello, tanto promotoras como entidades financieras debemos incluir estas variables en nuestros modelos de financiación y proyección a largo plazo, integrando tanto el riesgo financiero como el riesgo ambiental.

Este modelo no solo permitirá dar respuesta a la demanda de vivienda, sino que también sentará las bases para ciudades más inclusivas, sostenibles y resilientes. Las soluciones están al alcance, pero requieren un compromiso decidido de todos los actores implicados: administración, promotoras y entidades financieras. Esta colaboración permitirá avanzar hacia un sector inmobiliario a la altura de las necesidades actuales y futuras, y fomentar un desarrollo más sostenible en beneficio de todos.

Gastón Aigneren Ríos es CEO de la promotora Exxacon.

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