Los bancos centrales tienden una trampa de liquidez a las Bolsas
La Fed y sus principales homólogos retiraron 200.000 millones del sistema a principios de agosto
Menos dinero, más problemas. Es posible que los bancos centrales hayan contribuido involuntariamente al mini crash de la renta variable mundial del 5 de agosto al retirar 200.000 millones de dólares en efectivo del sistema mundial en los días anteriores. Los responsables de la fijación de tipos tenían motivos para hacerlo, pero el riesgo es que las trampas de liquidez vuelvan a atrapar a los mercados.
Los malos datos económicos de Estados Unidos y las peticiones de márgenes en las apuestas contra el yen japonés impulsadas por la deuda han cargado con la culpa de una breve pero brusca caída veraniega de las Bolsas mundiales. Pero algo más estaba ocurriendo en segundo plano.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jay Powell, y sus homólogos utilizan inyecciones o retiradas de “reservas” -o dinero que crean- para controlar los tipos de interés, satisfacer las necesidades de efectivo de los bancos y, en general, engrasar los engranajes de las finanzas mundiales. Ejemplos de estos procesos son los programas de expansión cuantitativa. Consisten en crear reservas, aumentando la cantidad de dinero en el sistema financiero. El proceso inverso, actualmente muy extendido, conocido como endurecimiento cuantitativo, consiste en destruir esa liquidez.
El día anterior al desplome del 5 de agosto, la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco Nacional de Suiza, el Banco de Japón y el Banco Popular de China retiraron más de 200.000 millones de dólares del sistema financiero mundial, según un análisis de Matt King, de Satori Insights. Apenas unas horas después, los mercados bursátiles de todo el mundo se desplomaron: el índice Topix de Japón perdió un 12% en un solo día, mientras que el índice S&P 500 cerró con un descenso del 3%.
Cada banco central tiene objetivos diferentes, por lo que es probable que el movimiento haya sido casual y no coordinado. Pero la falta de liquidez puede haber agravado la difícil situación de los inversores que luchan por conseguir efectivo para hacer frente a los márgenes de garantía. Como mínimo, el episodio subraya la vulnerabilidad de los mercados bursátiles ante el tema, por otra parte hermético, de la gestión de los balances de los bancos centrales.
Es cierto que no es una relación perfecta. Los mercados no se hundieron la última vez que los responsables de los tipos de interés retiraron una cantidad inusualmente grande de efectivo del sistema, en abril. Y una medida más amplia de liquidez compilada por CrossBorder Capital, que también incluye el crédito del sector privado y los mercados de bonos, no mostró ninguna señal de alarma a principios de agosto.
Aun así, dos factores sugieren que la fragilidad puede reaparecer. El primero es el tamaño de los balances de los bancos centrales, que han crecido exponencialmente desde que la Fed y otros rescataron el sistema financiero en la crisis de 2008. En aquel entonces, la Fed tenía activos por valor de 870.000 millones de dólares. Ahora tiene 7,1 billones. El segundo es la afición de los inversores a seguir las tendencias del mercado. En la última década, este estilo de “inversión de impulso” ha sido la segunda estrategia con mejores resultados del mundo, según MSCI. Ello ha llevado a una concentración cada vez mayor en sectores y valores populares, lo que amplifica las pérdidas cuando las tendencias se invierten.
Desde 2008, los bancos centrales han acudido repetidamente al rescate en medio de los pánicos del mercado. Pruebas recientes sugieren que pueden estar causándolos.