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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los puntos débiles de la UE respecto a China se ocultan a simple vista

El lujo, los coches de gasolina y la carne de cerdo son los productos sobre los que Pekín puede hacer más presión

Macron recibe a Xi Jinping
Emmanuel Macron, presidente de Francia, y Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, junto a Xi Jinping, presidente Chineo, en París, en mayo pasado.Gonzalo Fuentes (REUTERS)

El arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar”. Puede que el Sun Tzu se refiriera a conflictos reales más que a disputas comerciales cuando avanzó su famosa máxima. Aun así, China y la UE tienen buenas razones para revisar sus importaciones y exportaciones para ver si pueden lograr un resultado similar.

La motivación inmediata de Pekín son los aranceles sobre los vehículos eléctricos. La semana pasada, la UE estableció formalmente gravámenes provisionales de hasta el 48% sobre el valor de algunos automóviles hechos en China. Como no serán permanentes hasta noviembre, Xi Jinping tiene la oportunidad de persuadir a Ursula Von der Leyen para que recapacite. Dado que en 2023 la UE exportó a la República Popular productos por valor de 282.000 millones de dólares y recibió de su socio comercial otros por valor de 502.000 millones, hay mucho en juego.

El arte de las disputas comerciales consiste en centrarse en productos cuyas restricciones perjudican más al exportador que al importador. Pekín podría centrarse en productos que suponen una gran proporción de las exportaciones totales de la UE, pero tienen una importancia marginal para China. Para encontrarlos, hemos examinado unas 5.000 categorías de productos recopiladas por el Centro de Comercio Internacional, organismo conjunto de la Organización Mundial del Comercio y la ONU. Nos centramos en los artículos cuyas exportaciones de la UE a China superan los 1.000 millones anuales.

Las complejidades metodológicas y las revisiones estadísticas hacen que los datos de exportación europeos y las cifras de importación chinas no siempre coincidan del todo. Pero hay suficiente claridad para calibrar qué importaciones pueden ser demasiado importantes para que China se entrometa. Por ejemplo, los productos farmacéuticos procedentes de la UE representaron el 62% de las importaciones de medicamentos de China en 2023. Los automóviles y piezas hechos en el bloque aportaron el 59% de las importaciones de automóviles de China, mientras Pekín depende de la UE para el 47% de sus importaciones de alimentos y productos agrícolas. Las represalias podrían perjudicar a los intereses del Reino Medio.

Los puntos débiles de la UE también son fáciles de detectar. La mayor dependencia del bloque son los productos agrícolas: el 28% de sus exportaciones van a la República Popular. Y China es el destino del 22% de los bienes de consumo –como los bolsos Louis Vuitton– que Europa envía al extranjero. Esto podría convertir a los agricultores europeos y a grupos de lujo como LVMH en buenos objetivos para Pekín. Los fabricantes de automóviles parecen menos vulnerables: solo el 10% de las exportaciones globales europeas de vehículos y piezas de vehículos se dirigen a la segunda economía mundial.

Pero estas cifras no son una guía infalible para saber dónde puede presionar Pekín, que también sopesará hasta qué punto el producto es vital para sus intereses nacionales, si puede sustituirse fácilmente y si constituye una pequeña proporción del consumo total de China. Los negociadores comerciales también prestan mucha atención al país de la UE que hace los productos.

Véase el brandy. En 2023, China importó 1.800 millones de dólares de esta bebida, de los cuales el 99% procedía de la UE. Pero a diferencia, por ejemplo, de los 14.000 millones en equipos de semiconductores que hicieron el mismo trayecto, el brandy apenas cuenta como material esencial. Esto explica por qué China ya ha abierto una investigación sobre el supuesto dumping de la UE.

Otros dos factores entran en juego. Casi la mitad de las exportaciones de brandy de la UE proceden de Francia, que ha sido uno de los impulsores de que la UE se centre en los coches eléctricos. Además, Xi no ve con buenos ojos que las élites chinas consuman lujos importados. De hecho, LVMH y otros gigantes europeos del sector como Kering tienen motivos para estar nerviosos. Un tercio de los 4.800 millones de dólares en bolsos de piel y plástico de la UE que se dirigieron a China en 2023 procedieron de Francia. El lujo es más prescindible que, por ejemplo, los 9.000 millones en piezas y aviones de Airbus que China importó el año pasado.

También es posible que la República Popular se muestre más relajada a la hora de restringir las importaciones que solo representan una pequeña parte del consumo nacional. La mitad de la carne de cerdo que importa China procede de la UE, pero es solo una pequeña parte de la que consume el país: la mayoría se produce en casa. Sin embargo, dos tercios de las exportaciones españolas de despojos porcinos se destinan a la República Popular, lo cual ofrece a Xi una vía potencial para ejercer presión sobre un Estado concreto.

Los automóviles son una prueba más de que los negociadores comerciales deben mirar más allá de las cifras. Aunque los 20.000 millones en automóviles de gasolina que China compró a la UE en 2023 representaron dos tercios de las importaciones chinas de estos vehículos, podrían ser objeto de aranceles.

Una de las razones es que China está abandonando rápidamente los coches de gasolina y tiene un exceso de vehículos de este tipo en su mercado interior. Además, según los analistas del HSBC, los automóviles de combustión que importa de fabricantes europeos como Porsche y BMW son más caros que los que van en el otro sentido, lo cual los convierte en productos de lujo. Así que cuando un organismo de investigación afiliado al Gobierno sugiere que China debería aumentar los aranceles sobre los coches de gasolina del 15% al 25%, se trata de una amenaza creíble.

Es difícil predecir cómo reaccionará Xi. China podría preferir utilizar la presión social para animar a sus ciudadanos a consumir menos de un producto concreto: una campaña similar hizo que las ventas nacionales de coches surcoreanos cayeran en picado después de 2017, señala Rhodium Group. Los diplomáticos de la UE estarán preparados para diferentes formas de represalias. Pero, mientras otros Gobiernos coquetean con políticas proteccionistas, Pekín y Bruselas tendrán presente otra perla de Sun Tzu: “No hay ningún caso en el que una nación se beneficie de una guerra prolongada”.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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