Declaración de Amberes: nueva oportunidad para la industria europea
Debemos convertirnos en la referencia internacional de una economía desarrollada y sostenible
La industria europea necesita revitalizarse. Todo indica que, tras años de una deslocalización quizá poco reflexionada, en la Unión Europea nos estamos quedando rezagados con respecto a nuestros mayores competidores, Estados Unidos y China, dos gigantes con los que nuestra industria tiene que competir, en muchos casos, en términos de desigualdad y lastrada por una normativa muy exigente que repercute en un aumento de los costes de producción y una pérdida de la competitividad.
Con el propósito de que las autoridades europeas sean conscientes de esta situación, más de mil organizaciones y grandes empresas hemos firmado la Declaración de Amberes; un acuerdo que nace con el objetivo de lograr un gran pacto industrial europeo capaz de revitalizar nuestro sector productivo. Y el número de adhesiones no deja de crecer. Lo han firmado ya más de 1.100 empresas e instituciones representantes de 25 sectores.
Este acuerdo representa una nueva oportunidad para impulsar la transformación del sector industrial de la UE a través de políticas e iniciativas que nos permitan desarrollar nuestra vocación de ser uno de los motores transformadores e impulsores de la economía mundial.
Las diez propuestas que conforman la declaración de Amberes buscan promover la producción industrial europea a través de una mayor competitividad, un impulso a la innovación y una mayor responsabilidad ambiental.
Un Acuerdo Industrial Europeo, además de reforzar el potencial económico de nuestra zona, facilitaría el logro de los objetivos climáticos de la UE, al tiempo que garantizaría que Europa siga siendo un lugar atractivo para atraer inversiones. Asimismo, convertiría al Pacto Verde en la principal herramienta transformadora de nuestra industria, capaz de llevar a cabo una transición ecológica racional y alcanzar el objetivo de neutralidad climática marcado para 2050.
Este acuerdo tiene entre sus objetivos impulsar la competitividad y la adaptación de nuestra industria a un panorama internacional muy inestable y servir de base para una futura Europa económica y tecnológicamente más fuerte, con mayor potencial exportador y con mejores niveles de autosuficiencia, necesarios ante un escenario internacional imprevisible.
Lo subrayó el primer ministro belga, Alexander De Croo: “Europa no solo debería ser un continente de innovación industrial, sino que debería seguir siendo un continente de producción industrial”. Este espíritu es el que ha movido a la industria europea a lanzar una propuesta y un compromiso como la Declaración de Amberes, en el que se deberá basar el crecimiento y la evolución de nuestra industria en las próximas décadas.
La declaración se une al Reglamento europeo de Materias Primas Fundamentales, el Reglamento sobre la Industria de Cero Emisiones Netas y la reforma de la configuración del mercado de la electricidad, como otras de las iniciativas esenciales para avanzar en los objetivos del Plan Industrial del Pacto Verde, base para la transformación hacia una economía moderna y competitiva en la Europa de los 27.
Y, para lograr este propósito, es indispensable tomar las medidas necesarias y alcanzar el grado adecuado de solidez empresarial en Europa. Resulta urgente poner en marcha una acción política decisiva basada en este acuerdo y en las directrices emanadas del Pacto Verde Europeo que vuelva a poner en marcha en Europa un tejido industrial sólido, fuerte y competitivo.
Porque, sin una política industrial adecuada y que ofrezca respuesta a los graves problemas que nos afectan (suministro energético, alta inflación, sobredimensión normativa, entre otros), Europa se volverá dependiente y quedaremos relegados a un segundo plano en el que nuestro futuro empresarial quedará en manos de nuestros competidores.
No debemos permitir que una iniciativa de este calado caiga en saco roto. La industria europea, en sus distintos aspectos, contribuye en más de un 20% a la economía de la UE y emplea a alrededor de 35 millones de trabajadores, que, con su labor, producen el 80% de las exportaciones de bienes de la Unión.
Plan integral
Por ello, resulta imprescindible que desde el Parlamento Europeo se ponga en marcha un plan de acción integral que mejore la competitividad de nuestra industria, reduzca la burocracia actual y la enorme pluralidad de nuestra legislación e impulse una industria europea activa, renovada y líder de un crecimiento económico comprometido con la sostenibilidad y el respeto al entorno natural.
La cámara que nazca de las elecciones al Parlamento europeo que se celebrarán en el mes de junio deberá tomar conciencia del deterioro de nuestra industria y de los graves problemas que la amenazan. De la prioridad que le otorguen los nuevos parlamentarios dependerá su futuro nivel de desarrollo y la posición que desempeñe en el panorama geopolítico mundial en las próximas décadas.
Europa tiene la oportunidad de volver a ser el espejo en el que se mire el resto del mundo. Debemos convertirnos en la referencia internacional de una economía desarrollada y sostenible, basada en la mejora de la competitividad y el impulso de las medidas y soluciones recogidas en el Pacto Verde. Nuestro futuro como sociedad depende de ello.
José María Solana es director general de Cepsa Química
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