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Análisis
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La Reserva Federal se contiene; las Bolsas no

Con las Bolsas eufóricas y los bancos prestando con más alegría, Powell hará bien en retrasar las bajadas de tipos

Juan Ignacio Crespo
Edificio de la Reserva Federal, en Washington DC.
Edificio de la Reserva Federal, en Washington DC.Jim Bourg (REUTERS)

Las Bolsas se debaten entre la euforia provocada por las expectativas que genera la inteligencia artificial y la preocupación por el impacto que sobre el balance de los bancos está teniendo la crisis del sector de oficinas y locales comerciales. Lo que es tanto como decir que se bifurcan en dos direcciones: la subida meteórica de las acciones del fabricante de chips Nvidia y la bajada del índice de bancos regionales de Estados Unidos, que, desde hace dos meses, ha perdido un 12%, y que aún está un 35% por debajo de su nivel del 13 de enero de 2022.

Igualmente están sujetas al dilema de siempre: qué harán los bancos centrales con los tipos de interés.

Entre el 9 y el 22 de este mes había prevalecido el pesimismo, dentro de un orden, en los mercados, que habían pasado de ver claramente al menos cinco bajadas de los tipos de interés de un 0,25% cada una entre marzo y diciembre, a aceptar la realidad de que la Reserva Federal estaba señalando que solo habría tres. Y que, además, la primera bajada no sería en marzo, sino en junio, como muy pronto. Las declaraciones de los miembros del Comité de Mercado Abierto iban casi en todos los casos apuntando en esa dirección recientemente: mejor no precipitarse a reducir los tipos mientras el IPC en tasa anual sea superior al 2%.

Es curioso ver a la Reserva Federal quejarse de que carece de paralelismos históricos con los que orientarse en esta situación. Y es curioso porque fue precisamente la Fed la que inició hace cuatro años un proceso que, efectivamente, carecía de antecedentes históricos.

Esta actitud reservona de la Reserva Federal (que ya se había podido comprobar en las actas de la última reunión de su Comité de Mercado Abierto) había tenido a los mercados algo dubitativos durante los diez días centrales del mes de febrero, pero a partir del día 21, la euforia se desató de nuevo, y llevó buena parte de los índices de Bolsa tanto de Estados Unidos, como de Europa y Japón, a nuevos máximos históricos, lo que, en el caso del país asiático no es poca cosa, ya que llevaba 34 años sin haber conseguido superar la cota de los casi 39.000 puntos que alcanzó al inicio de 1990.

¿Tiene sentido todo esto? Claramente lo tiene. Por una parte, las Bolsas saben que, en el peor de los casos, los bancos centrales acudirán al rescate, por lo que son conscientes de que están saltando desde el trapecio con red. Por otra, las promesas de la inteligencia artificial parecen augurar un fuerte aumento de la productividad en las economías, algo que era de esperar que ocurriera en la década actual (tras muchos años de productividades más bien malas), pero que, por ahora, no termina de llegar.

Por eso, a los mercados les ha estado dando igual lo que dijeran o hicieran desde la Reserva Federal: hay que recordar que desde el verano de 2022 (vamos ya para dos años, pues), aunque el banco central de Estados Unidos haya subido un 3% adicional su tipo de interés de referencia para las operaciones en el mercado interbancario a un día (los llamados fed funds), y aunque sus mensajes hablados hayan sido en general muy realistas, la reacción de las Bolsas ha sido la de subir, subir y subir, con retrocesos de vez en cuando que, al ser menores, no han puesto en cuestión en ningún momento la solidez de la línea ascendente para los índices.

Se ha tratado, por lo tanto, de un verdadero desafío de los mercados a las indicaciones de la Reserva Federal, lo que en otros tiempos hubiera tenido consecuencias desagradables para los inversores que adoptaran esa actitud, pero que, con las garantías implícitas ya mencionadas, no ha tenido mayor trascendencia.

La cosa no ha estado tan clara en los mercados de deuda pública, ya que se mantuvieron con caídas de precios desde el inicio de 2022 hasta el mes de noviembre último, a partir del cual empezaron a recuperarse de precio. No obstante, tras conocerse las actas de la reunión última de la Reserva Federal, el precio de la deuda pública norteamericana ha vuelto a caer.

Pero hay algo que señala la placidez en que se están desenvolviendo los mercados en general: los diferenciales de crédito. Desde hace dos años no habían vuelto a estar tan bajos como están ahora: el índice iTraxx Crossover Europa a 5 años (riesgo bastante elevado) estaba estos días en 301. Ha estado bajando desde el mismo mes de octubre de 2022 en que se inició la recuperación de las Bolsas.

Pero, dentro de estas corrientes cruzadas de optimismo y pesimismo en los mercados, hay algo que sin duda los tranquiliza, a pesar de lo que pueda decirse de los bancos regionales de Estados Unidos: el porcentaje neto de bancos comerciales que endurecen sus condiciones para prestar ha bajado en este primer trimestre de 2024 al 14%, desde el 50,5% en que estaba en el tercer trimestre de 2023.

Esta actitud mucho más comprensiva de los bancos tiene que ver con la evidencia de una economía estadounidense que está creciendo al 2,9% anualizado y con la ansiedad por conceder crédito a tipos elevados. Con las Bolsas eufóricas y los bancos prestando más alegremente, hará bien la Reserva Federal en retrasar la bajada de tipos de interés.

Juan Ignacio Crespo es estadístico del Estado y analista financiero

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