Las ‘fintech’ y el sector bancario, una relación de largo recorrido
Ambos deberán afrontar el reto de las ‘bigtech’, que cuentan con la confianza de millones de usuarios y una gran capacidad financiera de inversión
La aparición de las fintech ha supuesto una revolución en la denominada economía colaborativa. La era digital ha impulsado nuevos modelos de negocio que fueron aprovechados, primero por las propias fintech, y luego por los bancos tradicionales, que tuvieron que ajustar sus modelos de negocio, con un punto de vista en las finanzas sostenibles.
Uno de los principales éxitos de las fintech ha radicado en responder a necesidades no satisfechas de clientes, a propuestas de valor, de inmediatez y a la disminución de las barreras de entrada. Asimismo, han mejorado, en gran medida, el análisis de los comportamientos de clientes.
Sin embargo, su auge chocó frontalmente durante un tiempo con la banca tradicional porque esta se encontraba instalada en la comodidad que brindaba la fuerte regulación y la ausencia de competidores. Con el paso de los años, las entidades financieras entendieron que las nuevas tecnologías y las fintech, lejos de ser una amenaza, eran la revolución que necesitaban para recuperar la relación con los clientes.
Es un hecho que las fintech han mejorado el sector y a los propios bancos, alejándoles del inmovilismo, revolucionando en gran medida el negocio de medios de pago y su innovación. Esta revolución ha forzado una cooperación recurrente entre ambos players, bien de forma independiente o a través de joint ventures.
Además de revolucionar su innovación, tras la crisis financiera y la aparición de nuevos players, el sector bancario ha afrontado el reto de mejorar su gestión del día a día con el cliente, lo que implica ganarse la confianza, entre otros colectivos, de los jóvenes donde tiene un problema de imagen y reputación, y necesitan aumentar su competitividad. En este reto, que podríamos calificar de digitalizar la confianza, las fintech son, sin duda, un buen vector en el que apoyarse.
Pero en este avance de la economía colaborativa y de las fintech, en particular, su desarrollo va más rápido que la regulación. No obstante, la directiva de medios de pago 2 (PSD2 por sus siglas en inglés) ha logrado importantes avances, pero todavía existen desafíos por abordar. En concreto, la directiva de servicios de pago 3 (PSD3) tiene como objetivo llevar los pagos y el sector financiero a la era digital, fomentando la competencia, la innovación y un mayor acceso a los servicios financieros, aumentando la protección del usuario de pagos digitales y estableciendo una regulación integrada y eficiente.
El pasado 28 de junio de 2023, la Comisión anunció su propuesta que, una vez aprobada, dará pie oficialmente a la PSD3. Su implementación requerirá que las empresas cumplan con requisitos más estrictos de autenticación del cliente, protección de datos y cumplimiento normativo, abordando los métodos fraudulentos más recientes y anticipando los nuevos riesgos en la medida de lo posible.
Además, PSD3 permitirá el acceso a cuentas y servicios de iniciación de pagos por parte de nuevos actores en el mercado, lo que fomentará la competencia y la innovación. Sin embargo, su aplicación conllevará nuevos desafíos para los bancos y las fintech: complejidad de los requisitos, nuevos cambios en los procesos de negocio, inversiones en tecnología y recursos, y equilibrio entre seguridad y experiencia del usuario, por citar algunos.
No obstante, conviene destacar que los bancos europeos verán colmadas en unos meses una de sus grandes reivindicaciones. A partir de marzo de 2024, la normativa europea Digital Markets Act (DMA) les permitirá tener acceso por primera vez a los datos de clientes que manejan las grandes compañías tecnológicas, las llamadas big tech, siempre con el consentimiento previo del usuario.
Pero en esta avalancha de desarrollo reglamentario tampoco nos podemos olvidar de la nueva autoridad europea del Seplac, que afectará tanto a los bancos tradicionales como a las fintech, el open banking o la introducción del euro digital como moneda. Este último supondrá un equivalente electrónico al efectivo, que complementaría los billetes y monedas, dando a los ciudadanos una opción adicional para sus pagos.
Todas estas propuestas y retos van a suponer un incremento de la competencia, la innovación, las propuestas de valor y los modelos de negocio, que se debe materializar en un mejor servicio al cliente, en definitiva, construir soluciones de valor. Las fintech y bancos que lo logren partirán en una ventaja competitiva importante.
En definitiva, las fintech han contribuido hasta ahora en gran medida a un crecimiento económico, a la innovación y a la inversión, pero tanto estas como los bancos deben luchar a su vez contra las bigtech, que cuentan con la confianza de millones de usuarios y con una gran capacidad financiera de inversión. Esta disrupción sigue siendo uno de los principales retos. Así que la colaboración entre las fintech y los bancos seguro que será cada vez más profunda.
Carlos Marcos es socio responsable del sector de banca de Mazars
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