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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Necesitamos una visión positiva de la transición ecológica

La política debe contribuir a preservar el mayor número posible de empleos y a mejorarlos: que se conviertan en empleos verdes es necesario, pero no suficiente

Siemens Energy
Un empleado trabaja en una línea de montaje durante la inauguración de la nueva Gigafactoría de Siemens Energy para la producción de electrolizadores, en Berlín, Alemania.HANNIBAL HANSCHKE (EFE)

La comunicación política sobre las transiciones verdes suele ser una historia de desastres y privaciones: “El planeta está ardiendo y poco podemos hacer al respecto, pero debemos aprovechar la pequeña oportunidad y renunciar a nuestro estilo de vida, nuestros logros y nuestros empleos para limitar el cambio climático a 1,5 grados”. No es de extrañar que este tipo de comunicación no funcione: demasiado negativa, objetivos abstractos, ningún mensaje emocional positivo. No solo ahuyenta al público de la transición ecológica y de cualquier medida para promoverla, sino que también da espacio a respuestas populistas (y con demasiada frecuencia populares).

Lo que necesitamos es una visión positiva de la transición ecológica. Una visión positiva que no sea abstracta, sino que conecte con la vida cotidiana y los sentimientos de la gente. Una visión tangible que pueda hacerse realidad en un futuro no muy lejano. Una visión que no niegue los inconvenientes de la transición ecológica, sino que busque respuestas. Desarrollar una visión así no es tarea fácil. Sin embargo, es necesaria si queremos ganar y mantener el apoyo a la transición ecológica.

No basta con una transición justa en el sentido de que se compense a la gente por las pérdidas. Por el contrario, tenemos que encontrar formas de obtener beneficios. Las inversiones en nuevas tecnologías verdes y digitales pueden dar lugar a aumentos de productividad si se apoyan en políticas industriales inteligentes. Esto también requerirá una financiación pública masiva. Pero estas inversiones ayudarán a crear riqueza e ingresos. El punto clave es que estos ingresos no deben privatizarse. Por el contrario, deben utilizarse para reforzar las infraestructuras públicas, la educación y las buenas condiciones de trabajo. De este modo, pueden contribuir a crear los beneficios necesarios para hacer realidad una visión positiva de nuestras sociedades.

Es importante que el apoyo público a los ciudadanos afectados por la transición ecológica vaya más allá de la compensación económica. Sobre todo cuando hay emociones de por medio. La compensación por el aumento de los precios de la energía para los hogares de renta baja y media puede funcionar, pero la compensación por la pérdida de un puesto de trabajo no. El dinero o las oportunidades laborales abstractas no pueden compensar el hecho de tener que renunciar a una parte central de la propia vida. Ni siquiera un nuevo empleo con el mismo salario, prestaciones y calidad puede compensar plenamente la pérdida. Emocionalmente, es como perder a una pareja: ni siquiera una nueva pareja borrará por completo la sensación de pérdida.

Así pues, la política debe contribuir a preservar el mayor número posible de empleos y a mejorarlos. Que se conviertan en empleos verdes es necesario, pero no suficiente. ¿Por qué no aprovechar los aumentos de productividad de la transición para introducir una semana de cuatro días para los trabajadores? Aumenta la salud y el bienestar, favorece un reparto más equilibrado del trabajo de cuidados entre los sexos y reduce los desplazamientos al trabajo, y añadiría una visión de una vida mejor a las necesidades del cambio. Los trabajadores del acero en Alemania exigen precisamente eso en la transición del carbón a la producción de acero con hidrógeno. Con la nueva tecnología, será posible producir la misma cantidad de acero con menos trabajadores. ¿Por qué no habría de beneficiar este salto en la productividad a los trabajadores que conserven su empleo y tengan que trabajar menos horas? Con este tipo de visión, los sindicatos podrían ir más allá de la simple defensa de los derechos de los trabajadores y convertirse en impulsores de una vía diferente de cambio con más y mejores empleos y nuevos derechos de los trabajadores.

Ejemplos como este podrían hacer que la transición ecológica pasara del reparto de la carga a la obtención de beneficios, abriendo la ventana a una visión de transformación de la vida y la sociedad para mejor. Sería una visión no solo para el planeta, sino también para las personas. Sería necesario ampliar el enfoque de la transición ecológica y hablar de un progreso de la sociedad que vaya más allá de la mera reducción de las emisiones de carbono.

También sería una oportunidad para forjar una coalición que vaya más allá del movimiento climático. Sin embargo, esto requeriría opciones políticas que provocarán resistencia en el lado conservador. Se necesitaría una distribución más equitativa de la riqueza, el tiempo y las oportunidades para esta visión social de una transición ecológica. Esto obligaría a los ecologistas a tomar una decisión: ¿Rehuirán debatir cuestiones distributivas o estarán dispuestos a apoyar las luchas sociales? Como dice la vieja canción: “¿De qué lado estás?”.

Este desafío es inevitable si se quiere crear una nueva visión para la transición verde que deje atrás un enfoque elitista. Mientras que los populistas de derechas atacarán fácilmente una visión verde que se perciba como elitista, una visión más integradora del cambio social podría ser atacada por los conservadores, pero es más probable que encuentre una mayoría.

También es más probable que supere las crecientes divisiones dentro de nuestras sociedades. En Alemania, casi la mitad de los encuestados se declararon preocupados por la cohesión social de la sociedad en una encuesta realizada entre trabajadores por la Fundación Hans Böckler. En la primera encuesta, realizada en abril de 2020, la cifra era del 24%, es decir, el doble en solo tres años.

Lo que falta aquí es un elemento unificador. La investigadora Natalie Grimm, del Instituto de Investigación Sociológica de Gotinga, afirma: “No hay visión. Solo se nos dice lo que ya no podemos hacer, lo que se nos quita. Sería más importante crear una imagen de lo que podemos ganar.” Especialmente en tiempos de cambio y crisis, la política necesita ofrecer imágenes fuertes y positivas del futuro.

Necesitamos una visión social positiva de la transición ecológica para conseguir apoyos y garantizar su éxito.

Thorben Albrecht es Policy Director de IG Metall y colaborador de Agenda Pública

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