Los límites del ardor guerrero, y las recompras de acciones por aburrimiento
El belicismo que alimenta el sector de la defensa tiene sus límites
No es que el sector de la defensa (y el ataque) necesitara nuevos impulsos, dada la vigencia de la –por otra parte estancada– guerra de Rusia y Ucrania. El renovado conflicto entre Israel y Palestina materializa la creciente división geopolítica entre bloques, que afortunadamente suele quedarse en el plano comercial. Después de la Guerra Fría, Estados Unidos había conseguido dominar de forma casi monopolística el tablero mundial, pero la influencia de China como contrapeso ha ido creciendo. Ahí está la tensión creciente en torno a Taiwán.
Con todo, la incertidumbre ante posibles ataques tiene sus límites. Los europeos, por ejemplo, se han comprometido ampliar sus presupuestos de defensa, pero el enemigo más cercano, Rusia, ya está bastante ocupado combatiendo a los ucranianos, apoyados por EE UU y el resto de los aliados. Los inversores tienen buenos motivos para apostar por las empresas de armamento, pero el ardor guerrero tiende a prender más en las sociedades jóvenes que en las envejecidas, que ya son todas las occidentales, pero también empiezan a ser otras como la china.
Los gasoductos europeos vuelven a sufrir un sabotaje
El sabotaje del gasoducto Nord Stream, que conectaba Rusia con el resto de Europa, no ha llegado a aclararse: el New York Times contó que EE UU tiene indicios de que fue cosa de un grupo proucraniano, descartando así la teoría inicial de que lo organizó el Kremlin. Ahora, pese al incremento de la seguridad de la OTAN en las conexiones submarinas del Báltico, se ha producido una fuga en el gasoducto que une Finlandia con Estonia, que Helsinki cree que puede haber sido provocada. Según los medios fineses, las autoridades sospechan de Moscú. El precedente del Nord Stream invita a ser prudentes con las conclusiones.
No hay que recomprar acciones solo porque no hay otra cosa que hacer
Dice Warren Buffett que las recompras de acciones, si bien no son especialmente imaginativas, pueden ser una forma excelente de remunerar al accionista cuando no hay alternativas mejores en el mercado para invertir el capital. Pero eso ocurre si la cotización de la compañía en cuestión está realmente barata. Lo ha recordado Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV, que resalta que las operaciones de este tipo no suelen afectar a la valoración, y, por tanto, no deben denominarse igual que los dividendos. De hecho, cree que es un riesgo emplear fondos en ello en vez de en mantener reservas para los retos ecológico y digital. Así que seguramente sea buena idea que las corporaciones sean pacientes y no recompren acciones solo porque no se les ocurre nada mejor que hacer.
La frase del día
Habrá nuevas subidas de tipos, que probablemente nos lleven a la recesión. Ahora mismo me gustan el bitcóin y el oro, porque suelen funcionar bien en las recesiones
Paul Tudor Jones, fundador de Tudor Investment
El Barcelona sigue chocando con la falta de compromiso de sus financieros
La aventura del Fútbol Club Barcelona en la Bolsa no ha llegado a materializarse. Ya era un experimento llamativo, para un club que sigue siendo propiedad de sus socios, lanzar una de sus filiales al mercado, a través de una SPAC. Pero las dificultades financieras del club, y la escasa consistencia del compromiso de los inversores que va encontrando (quizás precisamente porque no ven claro el negocio), siguen provocando aplazamientos en sus planes.
Así que el presidente Joan Laporta deberá seguir buscando palancas en otros lares más sencillos, como la emisión de bonos. Mientras, el caso Negreira sigue proyectando sombras de sospecha sobre la relación del equipo con los árbitros: al menos ya no tendrá que dar explicaciones sobre ello a los impulsores de la SPAC en cuestión.
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