_
_
_
_
La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Prudencia proverbial, también en los mercados

Una mentalidad abierta ante posibles eventualidades se antoja más necesario que nunca ante un escenario cambiante e incierto

Bolsa Nueva York
Un ‘trader’ en la Bolsa de Nueva York.Reuters

En el mundo de las finanzas, la prudencia se convierte en una virtud esencial para los inversores. El antiguo proverbio “espera lo mejor, prepárate para lo peor y gestiona lo que venga” expresa perfectamente la mentalidad que los inversores deben adoptar al gestionar sus carteras financieras. Este enfoque, que combina optimismo cauteloso con preparación y adaptabilidad, se alinea estrechamente con los principios de gestión de carteras prudentes.

Encaramos el final de agosto y los mercados empiezan a mostrar ciertas señales de debilidad después de siete meses sumamente positivos. La Bolsa mundial en euros se revaloriza cerca de un 10% en lo que llevamos de año. Lo más notable en el ámbito de la renta variable ha sido la dispersión en términos de rentabilidad, dependiendo del posicionamiento del inversor. Se han registrado retornos dispares, con índices que tuvieron un desempeño destacado el año pasado (como en el caso del sector energético) pero que este año no han logrado mantenerse en terreno positivo. Por otro lado, sectores relacionados con la inteligencia artificial y, especialmente, las empresas estadounidenses con más capitalización bursátil, están presentando un desempeño muy sólido, con retornos que superan el 190%, como es el caso del desarrollador de microchips Nvidia.

Por su parte, los índices de renta fija se están comportando muy bien, con rendimientos positivos, tanto en deuda gubernamental como en deuda privada. Y en un año en el que todas las miradas estaban puestas en este activo por la debacle del año pasado, podemos decir que sigue ofreciendo a los inversores un atractivo binomio de rentabilidad y riesgo.

Empezábamos 2023 con los analistas atisbando una de las recesiones más consensuadas por todo el mundo financiero. Desde entonces, Estados Unidos ha experimentado una reducción de la inflación, situándose en un 3%, al tiempo que su tasa de crecimiento del PIB se ha mantenido notablemente sólida, superando consistentemente el 2%. Un desarrollo igualmente alentador ha sido el ajuste al alza en la proyección de crecimiento del PIB global por parte del Fondo Monetario Internacional, ascendiendo al 3% para el presente año. El desempleo se mantiene en niveles bajos en prácticamente todo el mundo, lo que contribuye a consolidar una apreciable estabilidad económica y una sensación de bonanza que se refleja en los ánimos de los consumidores e inversores. En consonancia con esta calma, la volatilidad en el mercado de bonos ha disminuido significativamente, en línea con la estabilidad en los mercados de renta variable, que registran niveles de variación considerablemente bajos. El panorama macroeconómico se aleja de la temida recesión que todos teníamos en mente a finales del año pasado y se acerca más a un aterrizaje suave.

Si bajamos al plano empresarial, los informes correspondientes al 85% de las compañías que conforman el índice S&P 500 durante el segundo trimestre de 2023, señalaba una disminución del 5,25% en los beneficios en comparación con el mismo período del año anterior. Mejoran las previsiones con las que habían comenzado la temporada de presentación de resultados, lo cual arroja una sensación de optimismo, aunque haya ciertos sectores, como el energético y el de atención médica, que han experimentado notables reducciones de beneficios. Estas disminuciones se deben más a componentes idiosincráticos propios de cada sector que a una desaceleración del ciclo económico.

Pero no todo son noticias positivas. La reciente acción de la agencia de calificación crediticia Fitch, al rebajar la calificación soberana de los EE UU de AAA a AA+, instauró cierto desasosiego en el panorama económico global. Tal perspectiva se ve acentuada por una carga de deuda pública en constante y preocupante aumento. Un componente vital en esta evaluación radica en la percepción de una paulatina erosión de la gobernanza fiscal, evidenciada por una serie de contiendas recurrentes con relación al techo de endeudamiento y las resoluciones presupuestarias, un patrón desafortunadamente constante en las dos décadas recientes. Este evento trajo cierta volatilidad a la renta variable, que se vio agravada por la falta de volumen típica de las épocas estivales que, además, amplifica los movimientos.

¿Cómo podemos invertir en este entorno de mercado? El exceso de pesimismo ante los malos augurios previstos por muchos analistas nos hubiera llevado a tener una cartera muy conservadora. El futuro es incierto por naturaleza, debemos tener confianza en las perspectivas de inversión y adoptar un enfoque positivo hacia el futuro financiero. “Esperar lo mejor” no significa ignorar los riesgos, sino evaluarlos de manera realista y enmarcarlos en el contexto de las posibles recompensas.

“Prepararse para lo peor” subraya la importancia de la preparación y la mitigación de riesgos. En la gestión de carteras financieras, esto se traduce en la diversificación, pero también en la elaboración de escenarios alternativos al principal, cubriendo posibles eventualidades para que la posible pérdida sea reparable. Hoy en día implica la capacidad de cubrir parte de las carteras con opciones de venta baratas o de prolongar el vencimiento de nuestra cartera de renta fija; dos estrategias que correlacionan negativamente con la renta variable y que pueden ayudarnos en momentos de volatilidad.

La tercera parte del proverbio, “gestiona lo que venga”, enfatiza la importancia de la adaptabilidad y la toma de decisiones informadas en un entorno financiero en constante cambio. Debemos estar dispuestos a ajustar nuestras estrategias en función del mercado y de los desarrollos económicos. La capacidad de reevaluar las inversiones ante cambios es esencial para mantener un rendimiento sostenible.

Permanecer invertido e informado y con una mentalidad abierta ante posibles eventualidades, se antoja más necesario que nunca ante un escenario cambiante e incierto como el que estamos viviendo.

Javier Navarro es gestor de fondos de Abante

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Más información

Archivado En

_
_