Los ganadores ‘esenciales’ de la subida del SMI, y el ritmo de China
El alza del salario mínimo ayuda a subir los sueldos de los trabajos –¿recuerdan?– más básicos
Las importantes subidas del salario mínimo interprofesional de los últimos años, unidas al estancamiento salarial general, especialmente en términos reales, están ayudando a reducir la brecha de los sueldos entre los distintos sectores, en particular agricultura, comercio y hostelería, con otros como la industria, que tradicionalmente tiene remuneraciones mayores.
Los temores a que las alzas del SMI aumentarían el paro no parecen haberse materializado, quizás porque corresponden a tareas básicas para la economía; sí han contribuido, indudablemente, a la inflación, en concreto la de los alimentos, cuya cadena de suministro está repleta de salarios bajos. No parece que la ministra Ione Belarra, tan insistente con el supuesto oligopolio y explotación que practican las cadenas de supermercados, vaya a admitir este hecho, que, por lo demás, puede ser una forma de hacer justicia con los trabajos llamados esenciales durante la pandemia. Aunque la Administración puede abusar de sus prerrogativas, en esta ocasión las consecuencias, aunque incómodas para el ciudadano en general, son encomiables.
Los bancos hacen cuentas con el impuesto temporal
Otra cosa no, pero los bancos están acostumbrados a hacer cuentas, y han hecho las del impuesto extraordinario y en teoría temporal a su sector como mejor les viene, lógicamente. Así, han excluido la actividad en el extranjero y la no relacionada con el crédito, interpretando que el tributo quiere simplemente incidir en los supuestos beneficios extraordinarios que proporcionan las subidas aceleradas, aunque no excesivas, de los tipos de interés. Luego llegará Hacienda con las rebajas, si no son los tribunales los que lo hacen, anulándolo. Las entidades no quieren pagarlo, pero ya que lo hacen, prefieren que sea lo menos posible.
El ritmo de China lo marcan los políticos, pero hay margen para la innovación
Las aguas se han calmado un poco entre EE UU y China, después de los movimientos militares en torno a Taiwán, y los vetos comerciales de Washington a la industria china de chips, que se mantienen. Pekín tiene sus propios problemas macroeconómicos, mientras intenta salir del parón de la pandemia, y ha soltado algo las riendas de las empresas de internet (después de que asumieran, eso sí, que mandan los políticos). A cambio, en aspectos como el coche eléctrico va muy por delante, por ejemplo, de Europa, con un 30% de los vehículos alimentados con baterías. Siempre es arriesgado invertir en otros bloques geopolíticos, como ha demostrado hace poco el caso de Rusia, pero puede haber buenas oportunidades en el gigante asiático, como indican desde Pictet.
Quizás el próximo paquete salarial de Musk en Tesla no sea tan espléndido
Nadie da duros a cuatro pesetas, pero Elon Musk podrá comprar acciones de Tesla valoradas en 53.767 millones de dólares pagando solo 7.094 millones. Negocio redondo, gracias al sistema de retribución en títulos establecido en 2018, que se desbloquea este año.
Musk es sin duda un pionero en la automoción electrificada, aunque la competencia, sobre todo la china, es cada vez mayor. Pero empieza a haber señales de que también había algo de burbuja en la cotización, que está de nuevo en los niveles de finales de 2020.
La estrategia para alcanzar un público masivo se está complicando, con rebajas de precios de venta que estrechan los márgenes. Quizás el próximo paquete retributivo de Musk no sea tan generoso.
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