Jamie Dimon rescata First Republic... y a la FDIC
Las autoridades de EE UU siguen sin saber cómo salvar bancos sin afianzar aún más los riesgos morales
Jamie Dimon vuelve al rodeo de los rescates. Después de que la compra de Bear Stearns hace 15 años le dejara un mal sabor de boca, el consejero delegado de JP Morgan dijo que nunca volvería a hacerlo. En la madrugada del lunes, sin embargo, acordó sacar el banco de tamaño mediano First Republic Bank de la administración judicial de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés). Ello alivia por ahora la presión sobre los contribuyentes y debería de beneficiar a los accionistas de su megabanco, pero sugiere que las autoridades estadounidenses no saben cómo rescatar a los bancos que se hunden sin afianzar aún más la mentalidad demasiado grande para quebrar.
Es un trato muy favorable para JP Morgan. El banco adquiere casi 229.000 millones de dólares en activos y absorbe unos 173.000 millones en préstamos con un descuento aproximado del 13% sobre el valor contable. Después de impuestos y de pagar a la FDIC 10.600 millones de dólares, JP Morgan debería de obtener un impulso de 2.600 millones antes de los costes de integración. Y el gigante no espera que su colchón de capital se resienta.
Para asegurarse el apoyo de Dimon, la FDIC ha ofrecido algunas ventajas. La agencia compartirá las pérdidas de hasta el 80% en la gran mayoría de la cartera de préstamos de First Republic (hipotecas residenciales unifamilares y préstamos comerciales, incluidos los bienes inmuebles comerciales, que constituyen casi el 80% de los activos). También hay un préstamo de 50.000 millones de dólares a cinco años por parte de la FDIC.
En circunstancias normales, no se habría permitido a JP Morgan comprar First Republic, y menos aún con garantías. Los bancos que ya poseen al menos el 10% de los depósitos estadounidenses no están autorizados a obtener más mediante adquisiciones. JP Morgan ya superó el umbral con 2 billones de dólares a finales del año pasado.
El acuerdo aumenta la influencia de JP Morgan y de Dimon. Jane Fraser, de Citigroup, Brian Moynihan, de Bank of America, y Bill Demchak, de PNC Financial Services, tienen que limitarse a ver cómo su mayor rival se hace más grande. La subida del lunes de las acciones de JP Morgan, del 2,35%, también indica la capacidad de Dimon para utilizar la generosidad del Gobierno en su beneficio.
El manejo de la crisis de First Republic plantea preguntas sobre el próximo banco en caer. Al pedir a finales de marzo a 11 bancos, incluido JP Morgan, que inyectaran 30.000 millones de dólares en depósitos en First Republic, la FDIC hizo casi imposible comprometer esas posiciones más tarde. Dejó a la agencia en una posición de negociación precaria y habla de la idea de que todavía está costándole encontrar la forma de salvaguardar a los ahorradores estadounidenses sin introducir un riesgo moral adicional.
La situación también da una ventaja a Dimon. Ha salvado a los depositantes de First Republic y, en cierto modo, a la FDIC. No se puede garantizar que los contribuyentes salgan ganando una vez que Dimon se marche. El reto es asegurarse de que sea su último rodeo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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