_
_
_
_
Tribuna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El cambio climático y el futuro de la globalización

No son los debates sobre valores, sino las empresas las que son claves para establecer la protección del clima como prioridad

Dos ballenas jorobadas nadan junto a un glaciar en Ilulissat, Groenlandia.
Dos ballenas jorobadas nadan junto a un glaciar en Ilulissat, Groenlandia.Monica Bertolazzi (Getty Images)

A pesar de los crecientes indicios de división de la economía mundial en bloques políticos y de grandes retos como la inflación, no podemos cometer el error de ignorar el cambio climático. Dada la creciente complejidad de la política mundial sobre esta cuestión, hay un punto cada vez más claro: las empresas desempeñarán un papel clave en el establecimiento de la lucha contra el cambio climático como un valor global fundamental.

La naturaleza impredecible de los riesgos operativos y de balance asociados al cambio climático constituye un fuerte incentivo para que las empresas actúen. Esto se aplica a las empresas individualmente, pero aún más en lo que respecta a la coordinación de sus esfuerzos.

La lógica subyacente es sencilla: cuando las compañías establecen objetivos ambiciosos para sí mismas y exigen simultáneamente un mayor compromiso y transparencia a sus principales proveedores, la presión para actuar se acumula a lo largo de toda la cadena de valor. Esta presión aumenta cuando las grandes empresas actúan como pioneras, marcando el camino a seguir.

El hecho de que muchos bancos e inversores institucionales reconozcan cada vez más el riesgo del cambio climático y estén introduciendo cambios en sus procesos de préstamo e inversión es otro acontecimiento que fuerza a la acción.

Además, un compromiso real con esta defensa es una herramienta importante para que muchas empresas atraigan y retengan el talento. También sabemos que tenemos más posibilidades de conseguir impulsar un cambio positivo cuando los empleados encuentran sus valores personales reflejados en una misión corporativa.

La herramienta a través de la cual las redes de empresas pueden establecer la lucha contra el cambio climático como un valor fundamental en la práctica es abordando sus emisiones denominadas de alcance 3. Las emisiones de alcance 3 son generadas por los proveedores de una empresa, así como por sus clientes, durante y después de la fase de uso de los productos. Conseguir que las emisiones de alcance 3 sean netas cero no será una hazaña fácil, pero tiene el potencial de tener un amplio impacto.

Para lograr una mayor claridad sobre dónde y cómo es necesario actuar, se requiere una gran transparencia mutua entre las empresas. Eso significa un cumplimiento verificado de las normas de CO2 acordadas, análogo a las prácticas de auditoría de los estados financieros. Para avanzar, las empresas pueden exigir a los proveedores que permitan a verificadores de confianza establecer un cuadro de mando de sostenibilidad, facilitar datos para el análisis del ciclo de vida de los productos y establecer sus propios objetivos de sostenibilidad validados por SBTi. Si los proveedores se niegan a jugar, se puede reconsiderar o revocar su condición de proveedor preferente. Estas iniciativas crearán fuertes incentivos incluso para las empresas que hasta ahora se han mostrado reacias a centrarse en la descarbonización de sus propias carteras.

Por supuesto, establecer y gestionar el cumplimiento de las normas de información es sólo un primer paso en un largo camino. Reducir las emisiones en la práctica es una tarea diaria en la que debe comprometerse toda la empresa.

Dado que las empresas de ingeniería mecánica se sitúan en una posición anterior a la de muchas otras industrias, una gran parte de las emisiones asociadas a sus productos se producen durante la fase de uso en las instalaciones del cliente y más allá. Por eso, la tarea de colaborar con los clientes para desarrollar soluciones técnicas que hagan que los productos sean cada vez más eficientes energéticamente y ahorren más recursos es tan importante para todas las partes implicadas, incluidos, en última instancia, los consumidores. A medida que más y más empresas se comprometan en este proceso, tendrá importantes repercusiones a escala mundial.

Un estudio de BCG y VDMA muestra el impacto que puede tener la industria de la ingeniería mecánica en general. Sugiere que las tecnologías desarrolladas o en desarrollo podrían conducir a una reducción de las emisiones del 86% en las aplicaciones industriales. De ese total, 37 puntos porcentuales podrían lograrse mediante la aplicación de tecnologías que hoy son tecnológica y económicamente viables. El resto puede mitigarse mediante tecnologías tecnológicamente factibles pero aún no económicamente viables, incluidos los combustibles verdes y la captura de carbono.

Todo esto conlleva mucho trabajo meticuloso. Pero como ingeniero, también sé que a veces pueden ser pequeñas mejoras -solas o en conjunto- las que marcan la diferencia incluso en los sistemas más complejos.

Aunque el sector privado debe actuar cuando pueda, los Gobiernos también deben desempeñar un papel sensato para facilitar estos esfuerzos. Visto en un contexto global, centrarse en la reducción de emisiones y en el uso eficiente de recursos preciosos (piensa en el agua, no en el oro) puede ayudar a establecer un puente viable, basado en valores, entre empresas de diversas regiones del mundo.

Si aplicamos un espíritu de sí se puede y establecemos una responsabilidad adecuada, la capacidad de resolución de problemas y la mentalidad de mejora continua del sector privado pueden resultar un gran activo.

Stefan Klebert es director General del Grupo GEA, Düsseldorf

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_