El mercado de divisas contiene el aliento ante la política comercial de Trump
El dólar recorta un 1% frente a la cesta de principales divisas y el barril de petróleo Brent hace equilibrios sobre los 80 dólares
El mercado de divisas, el de materias primas y el de futuros se han convertido este lunes en los termómetros a vigilar para medir la temperatura de los inversores con el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca ante unos mercados de deuda y de renta variable de EE UU cerrados por la celebración del Día de Martin Luther King. El dólar ha cedido más del 1% frente a la cesta de principales divisas, el petróleo Brent ha seguido moderándose y se sitúa al filo de los 80 dólares y los futuros han registrado ligeras alzas, del 0,4% en el caso del S&P 500 en línea con las ganancias de las Bolsas europeas. El euro, que en las semanas anteriores había amagado con la paridad por las expectativas de mayor divergencia de políticas monetarias y un menor crecimiento en el Viejo Continente, se ha anotado un 1,2%, lo que le lleva a firmar su sesión desde noviembre de 2023. El peso mexicano, que en niveles intradía llegó sumarse a la fiesta alcista, se dio la vuelta después de que en su discurso inaugural Trump declarara la emergencia nacional en la frontera sur de EE UU.
En los dos meses y medio que han transcurrido desde la celebración de las elecciones presidenciales en EE UU, una de las estrategias más recurrentes por los inversores ha sido la apuesta por un dólar fuerte. Según datos recopilados por la entidad japonesa MUFG, las posiciones largas en dólares que mantenían los fondos apalancados con fecha del 14 de enero alcanzaban su nivel más alto desde septiembre de 2018. “Esto pone de relieve que la apuesta por un dólar al alza se ha convertido en una operación muy concurrida, lo que la hace vulnerable a una corrección a la baja si las expectativas del mercado sobre la implementación inicial de políticas de Trump decepcionan” apuntan. Pero tras las conversaciones mantenidas el pasado viernes por Trump y el presidente de China, Xi Jinping, el mercado ha empezado a especular con la posibilidad de que la nueva administración estadounidense no implemente aranceles agresivos de inmediato. “Los mercados están respirando aliados porque Trump no comenzaría su presidencia con aranceles agresivos”, señala Valentín Marinov, jefe de estrategia cambiaria en Crédit Agricole. En declaraciones a Financial Times, altos funcionarios de la administración entrante aseguraron que entre las más de 100 órdenes ejecutivas que se esperaban firmar en las primeras horas del mandato de Trump primarían las relacionadas con la seguridad de las fronteras y con la energía, en un intento de reducir los precios de esta.
Los expertos de Goldman Sachs esperan que los próximos cambios en la política estadounidense contribuyan a la fortaleza del billete verde, pero consideran que la apreciación que ha experimentado el dólar en las últimas semanas ha sido exagerada. “Creemos que los inversores se están tomando las promesas del Día 1 demasiado al pie de la letra. Aunque es habitual que los presidentes firmen algunas órdenes ejecutivas el primer día, a menudo son más simbólicas o están destinadas a revertir políticas de la administración anterior”, destaca el departamento de análisis de la entidad estadounidense. Los analistas del banco prevén que la puesta en marcha de medidas comerciales se dilate, algo que ya sucedió en el mandato anterior, un periodo en el que se sucedieron los titulares de ida y vuelta. “En lugar de claridad, creemos que la tormenta se está desencadenando. Esperamos que merezca la pena ser pacientes”, apuntan.
A su llegada a la Casa Blanca, Trump se ha comprometido a firmar cerca de 100 órdenes de ejecutivas, algo que él mismo ha calificado de récord. Después de que en la anterior legislatura el republicano tardará más de seis meses en poner los aranceles, el mercado confía en que esta vez la espera no sea tan larga. Y aunque el magnate ha asegurado que entre sus primeros cometidos estaba la política comercial, esta promesa se ha visto suavizada. A lo largo de su campaña, el presidente estadounidense prometió imponer aranceles a todos los productos importados, con especial incidencia a los procedentes de China. La información de la que se dispone hasta la fecha apunta a un impuesto general del 10% sobre los productos importados, tasa que llegaría al 60% para los que proceden del gigante asiáticos y un arancel del 25% sobre las importaciones de México y Canadá. “Los nuevos aranceles tendrían consecuencias en todo el mundo, pero todavía no tenemos una idea clara sobre las líneas de sus nuevas políticas, ni de su alcance o incluso a qué países podría afectar. Si los estados perjudicados introducen sus propias tarifas podría agravarse el problema y provocar una respuesta de EE UU”, explica Eoin Walsh, gestor de TwentyFour AM, boutique de Vontobel.
A diferencia de medidas como el cierre permanente de las fronteras, que requeriría del acuerdo del Congreso y está sujeto a revisión judicial, John Plassard, analista de Mirabaud, recuerda que Trump probablemente no necesitaría el beneplácito del poder legislativo para imponer los aranceles. El experto se remonta a lo acontecido en 2018, cuando gravó las importaciones de acero y aluminio sin pasar por el Congreso, citando la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1692. “Esta norma otorga al presidente la potestad de ajustar las tarifas a las importaciones que pueden afecta a la seguridad nacional de EE UU, un argumento que Trump ha esgrimido”, recuerda.
“Esperamos que aplique políticas proteccionistas, pero somos escépticos de que incluya un arancel básico universal”, señala George Brown, analista de Schroders. Con independencia de la intensidad de la política comercial, David Rees, economista senior de mercados emergentes de la firma, reconoce que cualquier imposición de aranceles tendería a apoyar al dólar. Eso sí, el experto no descarta que la divisa estadounidense sufra algunas oscilaciones antes de que la nueva administración confirme sus planes.
Pero no todo son malas noticias. Michael Langham, economista de Abrdn, ve probable que muchos mercados emergentes sigan beneficiándose de las tensiones entre EE UU y China como motor de la deslocalización. “EE UU necesitará cada vez más a otros países a medida que se intensifiquen sus acciones contra el gigante asiático”, remarca. Al margen del pulso que las dos grandes potencias llevan manteniendo desde hace años para hacerse con la hegemonía, desde la gestora advierten que los mercados emergentes tendrán dificultades para sortear la incertidumbre de la política comercial. “Puede haber ganadores y perdedores. Más allá de China, los grandes superávits comerciales de México y Vietnam con EE UU los exponen al mayor riesgo de medidas punitivas por parte de Washington”, afirman. El problema es que son precisamente estos estados, junto a otros de Asia-Pacífico, los que más dependen de las exportaciones a EE UU.
Los expertos recuerdan que como respuesta al aumento de los aranceles, los emergentes podrían echar mano de la devaluación de las divisas. “En este caso EE UU podría alegar manipulación de divisas y responder con aranceles adicionales y otras acciones comerciales, limitando así el margen de maniobra. De hecho existe el riesgo de que Trump presione a favor de un dólar más débil”, advierten desde Abrdn. “Un dólar débil es la obsesión de Donald Trump por restaurar la gloria del sector manufacturero estadounidense”, remarcan desde Ostrum AM, gestora del grupo Natixis IM. “La disminución de las reservas de dólares en manos de las instituciones oficiales en favor del oro también podría tener un impacto significativo en los mercados de bonos del Tesoro de EE UU y, en última instancia, el dólar”, añaden.
El otro termómetro de los inversores fue este lunes el mercado de materias primas. El barril de petróleo Brent cedía un 1% y hacía equilibrios sobre los 80 dólares pendiente de las expectativas de que Trump aumente la oferta de crudo combinadas con la tregua en Gaza. Los expertos de Mirabaud afirman que si bien Trump podría hacer retroceder las medidas medioambientales de Biden, paralizar los proyectos de energía eólica y abolir las normas impuestas a las empresas para mejorar la huella de carbono, no puede ordenar a las compañías de fracking para que empiecen a perforar sin respetar los marcos legales vigentes. “Aunque el presidente puede influir en la política energética mediante órdenes ejecutivas y directivas, el fracking y las perforaciones dependen en gran medida de empresas privadas en terrenos privados o estatales”, remarcan.