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El regreso de las ‘cuasimonedas’ reta los planes de Milei

La provincia de La Rioja, gobernada por el peronismo, busca una alternativa a las políticas de ajuste que lleva adelante el gobierno ultraderechista. Los economistas advierten del riesgo de estos títulos de deuda, que la administración central aseguró que no rescataría

El presidente argentino, Javier Milei, en el desfile militar por el 208 aniversario de la independencia argentina, el pasado 9 de julio.
El presidente argentino, Javier Milei, en el desfile militar por el 208 aniversario de la independencia argentina, el pasado 9 de julio.Matias Baglietto (REUTERS)

Dicen que si uno se va de Argentina 20 días cambió todo, pero si se va 20 años no cambió nada. Esta es una expresión que se ha popularizado en el país austral en los últimos años y que cualquiera que viva en La Rioja, una pequeña provincia en el noroeste argentino, dirá que se acopla como anillo al dedo a la situación actual. Ante el alza de la pobreza, el desempleo y la fuerte recesión económica que golpean al país sudamericano presidido por el ultraderechista Javier Milei, el gobierno riojano ha puesto en circulación este mes su propia cuasimoneda, un medio de pago distinto al peso argentino, la moneda nacional. Marca el regreso de una de las situaciones que los argentinos ya abrazaron en la fuerte crisis económica del 2001. Así, el Bono de Cancelación de Deuda (BOCADE), denominado coloquialmente como chacho, en homenaje al caudillo provincial Ángel Vicente ‘Chacho’ Peñaloza (1798-1863), ya circula para el pago de los sueldos de los funcionarios públicos.

El gobernador de la provincia (el equivalente local a una comunidad autónoma), el peronista Ricardo Quintela, recibió el visto bueno de la legislatura provincial para emitir hasta 22.500 millones de chachos, el equivalente a 22,6 millones de euros al cambio oficial actual. La letra pequeña establece que la nueva cuasimoneda solo circulará en La Rioja con una paridad de uno por uno en relación al peso argentino, una moneda débil que ya de por sí cuenta con varios tipos de cambio en relación al dólar estadounidense y tiene un férreo control de capitales por parte del Ejecutivo nacional.

En una primera etapa, la administración riojana busca limitar la colocación a solo el 40% del total permitido. El gobierno provincial ha presentado la iniciativa como “un instrumento financiero” diseñado para “potenciar el circuito financiero local, reactivando la economía y el consumo”. Esta distinción, no menor, busca responder a un limitante legal: al igual que en España, las comunidades autónomas no están autorizadas a imprimir su propio dinero. De hecho, en la zona euro solo el BCE tiene competencia para imprimir billetes de euro. “La emisión de una cuasimoneda no es una buena noticia y es el último recurso en términos fiscales que tiene una provincia”, comenta Santiago Battista, director ejecutivo del centro de ideas ICiudad, aunque destaca que el monto es “insignificante” en el contexto nacional.

El chacho un título de deuda que se puede utilizar para cancelar obligaciones al portador. Se trata de un activo que tiene fecha de vencimiento a finales de año, y después de eso se desmonetiza. El Gobierno de La Rioja, al vencimiento, paga el 117% del valor nominal de cada chacho en pesos argentinos en cuentas bancarias, lo que quiere decir que al final será preciso identificarse para cobrar el mencionado 117%. Si el interesado busca cobrar antes, en pesos, el Gobierno paga solo el valor nominal o invita a usarlo en el pago de bienes y servicios o contra otra moneda.

“Las provincias no emiten monedas, eso está prohibido por ley, pero sí pueden lanzar bonos”, explica Luis Ignacio Arguero, profesor e investigador de la Universidad del Salvador en Buenos Aires. “En la anterior crisis, en 2001, un total de 15 provincias emitieron este tipo de cuasimonedas que parecían divisas normales, pero con una inscripción que decía ‘al portador de este bono se le pagarán pesos’”, apunta. El fenómeno fue tal en 2001 que llegó tanto a provincias más pobres y endeudadas del norte del país (con deudas de hasta el 100% de su PIB regional) como a los grandes motores productivos, como la provincia de Buenos Aires (su cuasimoneda se llamaba patacón) o Córdoba. En total, se emitieron más de 8.500 millones pesos argentinos de este tipo de bonos, que llegaron a representar el 60% del dinero circulante en el país.

Arguero explica que la comparación con la situación actual presenta sus matices. En 2001, la economía argentina se hallaba bajo el régimen de convertibilidad con el dólar estadounidense, lo que limitaba fuertemente la emisión monetaria: si no entraban dólares a las arcas nacionales no se podían emitir pesos. “Hoy se repite otra vez la recesión, aunque el Gobierno central sí tiene la posibilidad de imprimir dinero. Al haber menor actividad económica, las provincias reciben menos transferencias directas y caen las ayudas directas que reciben los ciudadanos, lo que impacta también en la recaudación de los impuestos locales”, explica este experto. Esto deja a provincias como La Rioja, marcadas por el déficit en sus cuentas públicas, ante un dilema. “La propuesta del Gobierno nacional es bajar los gastos, pero de momento hay que pagarlos de alguna manera”, señala.

Una de las principales partidas de gasto en el caso de La Rioja son los sueldos de los funcionarios públicos. Según las cuentas de la provincia para el año 2024, casi un 31% del presupuesto está destinado a los gastos de la administración gubernamental, entre los que se incluyen los pagos a funcionarios y otras partidas. “La adopción masiva de los chachos llegará en agosto, cuando los empleados públicos reciban el pago de un bono extra, separado de su salario, de 50.000 chachos (poco menos que 50 euros)”, apunta Mattias Meragelman, editor del medio local Economía Riojana. El impacto no es menor: casi dos de cada diez habitantes de La Rioja son funcionarios públicos y el Estado provincial es el principal empleador de la economía local.

Efecto económico

La verdadera incógnita es qué efecto tendrá el regreso de las cuasimonedas en la economía local, así como en los planes macroeconómicos del Gobierno de Javier Milei. Por lo pronto, el líder ultraderechista ya confirmó que “nunca” rescatará esta deuda, si en el futuro la provincia solicitara el auxilio del Ejecutivo nacional. “No seremos cómplices de irresponsables que buscan engañar a la gente con la falsificación de papel”, azuzó el presidente argentino en la plataforma X, antes conocida como Twitter.

El ministro de Economía, Luis Caputo, presentó a finales de junio la segunda etapa del plan de estabilización económica, cuyo punto central está en “la emisión monetaria cero”, lo que hace más difícil la llegada de nuevos fondos a las administraciones locales. “El 90% del gasto en La Rioja se financia con recursos nacionales, que quedaron desactualizados al no actualizarse el presupuesto de 2023 con la inflación”, comenta Meragelman.

Cualquier señal en otro sentido, como más financiación para las provincias o el rescate de sus déficits, pondría en duda el compromiso del Gobierno con el ajuste del gasto público. “El gobierno encaró con firmeza el problema del persistente desequilibrio fiscal y alcanzó un notable resultado positivo en los primeros cinco meses de 2024″, apunta un informe reciente de BBVA Research. De hecho, la última revisión de cuentas realizadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) señala que los recortes en las transferencias a las provincias han sido una de las principales medidas por parte del Ejecutivo para equilibrar sus cuentas. Según los economistas del organismo multilateral, durante los cuatro primeros meses de 2024 las provincias vieron caer sus ingresos discrecionales un 76%.

De cualquier manera, la introducción de esta nueva forma de pago se ajusta bien a la “libre competencia de monedas” que promueve Milei, tras desechar una dolarización total, tal como prometió en la campaña electoral. Este sistema permitiría que el peso compita con otras monedas de forma libre y que sean las personas quienes decidan de qué manera abonar compras y servicios. En lo que respecta a La Rioja, la evidencia histórica es poco prometedora. “En 2001 la emisión de cuasimonedas no generó un efecto significativo en la actividad económica, sino que fue una medida de emergencia paliativa ante la emergencia presupuestaria”, resalta Arguero. En su investigación, este economista resalta que la emisión de este tipo de bonos contribuyó a la “incertidumbre sobre la economía y las condiciones fiscales de las provincias, a la vez que reduce la confianza en la recuperación, limita la inversión y reduce los planes de contratación del sector privado”.

¿Cómo conviven las monedas?

A diferencia de lo que sucedió con la adopción del euro en España, no se trata de un cambio de moneda, sino de una cohabitación exclusiva en un territorio determinado. Pero hay un problema: estos bonos no estarán bancarizados sino que, según informa el Gobierno local, los pagos en chachos se harán de forma física.

“Los comercios se están preparando para atraer a los clientes y que vayan allí a gastar sus chachos y muchos ya están ofreciendo descuentos si se abona con estos bonos”, señala Meragelman. “Al no estar dentro del sistema financiero, el comerciante se ahorra parte de las comisiones bancarias. Por otra parte, aunque es un hecho ilegal, también puede suceder que el empresario no declare los ingresos a Hacienda y así tenga una mayor ganancia”, reconoce este periodista. Sin embargo, Arguero señala que las provincias más periféricas de Argentina, como La Rioja, son “territorios con un alto nivel de informalidad” donde, más allá de la moneda utilizada, “una alta proporción de la economía ya está en las sombras”.

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