El BCE critica los avances “decepcionantes” en la integración financiera en Europa y urge a movilizar el ahorro de los particulares
La institución hace un llamamiento al poder político para afrontar las necesidades de inversión que requerirán desafíos como la transición energética y digital, la seguridad y el envejecimiento de la población
El BCE lanza hoy un duro aviso sobre la importancia de avanzar en la integración financiera europea, una materia en la que asegura que los progresos han sido decepcionantes no solo en el pasado más reciente sino desde el mismo inicio de la unión monetaria. Su llamamiento surge en un momento político crucial para Europa, justo cuando se han celebrado elecciones al Parlamento Europeo que han confirmado el ascenso en el continente de fuerzas euroescépticas de extrema derecha y cuando Francia, uno de los pilares del proyecto europeo, va a celebrar en pocos días unas elecciones legislativas que podrían llevar a dirigir el país a un partido, la Agrupación Nacional de Marine le Pen, visto como un obstáculo para abordar los retos pendientes de la construcción europea. “Impulsar la unión del mercado de capitales debería ser un proyecto político fundamental para la nueva Comisión Europea”, ha advertido Luis de Guindos, vicepresidente del BCE.
El BCE ha publicado el informe sobre la integración financiera en la zona euro que elabora cada dos años y en el que arroja conclusiones contundentes. “La zona euro ha demostrado resistencia durante las crisis, pero los avances en la integración financiera han sido decepcionantes”, afirma el BCE, que insiste en que una mayor integración a nivel financiero es necesaria, y crucial, para responder a las necesidades de financiación que van a requerir la transición energética y digital, el mayor gasto en seguridad y defensa y el envejecimiento de la población.
En la advertencia del BCE subyace el problema estructural que afronta una zona euro que se está quedando atrás en la carrera por la productividad frente a Estados Unidos y China y que además está exportando ahorro hacia el mercado financiero estadounidense, mucho más pujante y sede de los grandes gigantes tecnológicos de la época, auténtico imán hacia el que se dirige la inversión internacional. Ante este reto, el BCE reclama “acción política urgente”, necesaria para movilizar el ahorro disponible, para desarrollar el mercado de deuda y de renta variable y para hacer más atractivos estos mercados al inversor extranjero. Se trata en definitiva, de atraer dinero y de movilizar el que ya hay y ponerlo al servicio de los retos de financiación que están por delante. Por ejemplo, la transición energética va a requerir una inversión anual de 1,24 billones de euros, el equivalente al 7,8% del PIB de la UE en 2022, según cálculos de la Comisión Europea.
La necesidad de una inversión masiva va ser el mensaje central del informe sobre cómo mejorar la competitividad que presentará en los próximos días Mario Draghi, expresidente del BCE, por encargo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El gran gurú de la economía europea, autoridad indiscutible tras su actuación durante la gran crisis de deuda en la zona euro, ya abogó la semana pasada por subir los aranceles en la UE ante la competencia china. En su informe el BCE también advierte de que “está surgiendo una nueva era en los asuntos geopolíticos, que posiblemente conduzca a una fragmentación mundial y a una reorganización multipolar de las relaciones internacionales con importantes implicaciones para el comercio, las estructuras financieras y la integración en todo el mundo. La UE y sus Estados miembros se enfrentan en este momento a necesidades de financiación adicionales muy elevadas”. Prueba de ese desafiante entorno geopolítico es la decisión de la UE de elevar los aranceles al coche eléctrico chino, que ha sido contestada por Pekín con una investigación a las importaciones de cerdo desde Europa.
Más implicación del ahorro minorista
Como una de las vías con las que obtener esa financiación masiva que será necesaria, el BCE apela expresamente a “descongelar” parte de los depósitos improductivos de los hogares de la zona del euro. En este sentido aboga por la adopción de incentivos fiscales que fomenten la participación de los inversores minoristas en los mercados bursátiles.
El BCE insiste también en la necesidad de abordar cambios regulatorios, no solo fiscales, que favorezcan el impulso de las inversiones. “Unas leyes de insolvencia y unos marcos reguladores de las inversiones en capital más eficientes y armonizados también podrían contribuir a mejorar la seguridad de los inversores, reduciendo costes y facilitando las inversiones transfronterizas, al tiempo que harían el capital riesgo más atractivo y accesible para las empresas”, añade el banco central.
La propuesta del BCE apunta igualmente a mejorar la gobernanza de las autoridades de supervisión del mercado europeo, en especial de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA por sus siglas en inglés) y de la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones (EIOPA). “Disponer de recursos y competencias de supervisión adecuados es crucial para una actuación eficaz”, defiende el BCE. Y propone por ejemplo la armonización a nivel europeo de los requisitos para cotizar en el mercado bursátil, de modo que se reduzcan los costes, en especial para las empresas de menor tamaño, y se rebajen las cargas administrativas. Además, “extender estos esfuerzos a las grandes empresas fomentaría la expansión de los mercados de capitales de la UE, animando a estas empresas a cotizar en la UE en lugar de en otros lugares”. De hecho, el informe del BCE también alude al mayor atractivo que representa Wall Street frente a la Bolsa europea como lugar para cotizar para las empresas europeas, que ha llevado a firmas como la española Ferrovial o la cementera irlandesa CRH a optar por dar el salto al parqué estadounidense, mientras que otras como la petrolera gala TotalEnergies lo está analizando. “Hay indicios de que la reciente diferencia de compañías listadas entre Estados Unidos y Europa se debe, al menos en parte, al mayor atractivo de los mercados bursátiles estadounidenses para las empresas extranjeras”, recoge el informe. Es decir, una diferencia a favor de EE UU que retroalimenta su ventaja respecto a Europa en términos de profundidad de mercado y liquidez.
El BCE lanza un recado dirigido también al reto aún pendiente en el sector bancario, el de las fusiones transfronterizas. “Para lograr un mercado de servicios financieros plenamente integrado también es necesario facilitar la banca transfronteriza y armonizar los marcos reguladores y los requisitos de información”, advierte el BCE. De hecho, las entidades transnacionales son parte necesaria para una mayor integración financiera europea, según la institución. “A pesar de la existencia de un marco europeo de supervisión y resolución, una serie de requisitos prudenciales y de resolución, como los requisitos de capital, liquidez y absorción de pérdidas, siguen siendo de carácter nacional. Este es un obstáculo importante para la integración”, ha señalado hoy el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. El exministro de economía español ha recordado además que la creación de un fondos de garantía de depósitos común debería ser “una prioridad” para la próxima legislatura europea.
Las conclusiones del BCE sobre los pobres avances en la integración financiera en la UE son compartidos por la Comisión Europea, ahora en fase de renovación tras las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 9 de junio. La comisaria europea de Servicios Financieros, Mairead McGuinness, ha pedido este martes a los Estados miembros y al Parlamento Europeo que actúen “ahora y con urgencia” para poner en marcha medidas específicas que permitan crear un mercado único de capitales en la Unión Europea (UE), según recoge la agencia Efe. “Ahora tenemos que llegar más alto en términos de ambición para hacer frente a las barreras más importantes que existen y necesitamos el pleno apoyo de los líderes y ministros de la UE”, ha señalado. McGuinness ha insistido en que “la fragmentación conduce a la ineficiencia, a la pérdida de oportunidades y es una barrera para maximizar los beneficios de un mercado único de capitales que, francamente, es una de las cuatro libertades que aún no se ha implantado plenamente en la Unión Europea”. Todo un aviso para el nuevo gobierno europeo que está por constituirse, mientras crecen en el continente las fuerzas euroescépticas.
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