Gracias Europa por hacernos crecer en el euro
Con un crecimiento del 53,6% en los últimos 24 años, España es junto a Holanda uno de los grandes beneficiados por el proyecto comunitario
Ya se conoce el resultado de las elecciones europeas. Ha finalizado una campaña electoral en España donde la palabra Europa no se ha utilizado mucho y donde se han introducido toda una serie de “palabrerío” que hace que unos y otros tengan las venas del cuello inflamadas. Pero es lo que hay, de esto no pasamos y requiere una reflexión societaria conjunta si esto de “conmigo o contra mi” es el modelo de democracia que queremos legar a las generaciones venideras.
Europa cada día me convence más ya que, aunque no es perfecta, es lenta y burocrática, sí que es cierto que es una casa común que hace que los comuneros no puedan hacer lo que les venga en gana. Con los derroteros actuales en todos los países y con la zozobra que supone adecuar la eurozona a la globalización y los retos que presenta, tener un Estado Europeo que legisle cosas sensatas basadas en racionalidad más que en las emociones es un buen punto.
España es sin duda una de las grandes beneficiadas de la entrada del euro en 1999. Como se puede ver en términos de PIB a precios constantes, ha sido junto con Holanda, uno de los países importantes que más ha crecido: un 53,6%. España por naturaleza debe ser europeísta y dar gracias de la cobertura económica que se ha dado, especialmente teniendo en cuenta la excesiva deuda que hemos atesorado desde 2008. El BCE ha ayudado y mucho cuando las cosas se han torcido. Mirando al futuro Europa será el ángel de la guarda para controlar esa fiera de gasto incontrolado e ineficiente en el que “España de las Españas” se ha convertido y donde algunos no quieren ser España, pero sí receptores del dinero que supone ser español y europeo.
Pueden ver en las cifras del grafico de esta semana que a Alemania tampoco le ha ido mal. Su gran beneficio ha sido tener un mercado de consumidores enorme para vender sus productos fabriles. Por último, Italia y Grecia son dos economías que apenas han crecido en el euro (un 14% desde 1999). Ambas comparten cierto caos político interno y elevados niveles de deuda. El pasivo es la amputación del crecimiento a largo plazo.
Los resultados dejan un poso de preocupación. Aunque las posiciones centradas siguen siendo mayoría, los euroescépticos demuestra que los problemas de la globalización desde el punto de vista antropológico nos hacen más proteccionistas, más nacionalistas, más egoístas y temerosos. Esto conlleva a levantar muros. Así que cuidado con hacer tontadas que dentro de la ineficiencia me quedo antes con el “tocho bruseliano europeísta” que hace crecer nuestra economía y nos protege a todos juntos con una divisa que con los gladiadores quijotescos emocionales que caminan solos que tienen poco futuro.
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