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JP Morgan triplica su nómina de banqueros privados en España para crecer en grandes fortunas

La firma ha cerrado su gestora tras la reconversión de las sicavs

Una persona camina delante de la sede del banco JP Morgan, en Nueva York.
Una persona camina delante de la sede del banco JP Morgan, en Nueva York.Andrew Burton (REUTERS)

JP Morgan Banca Privada tiene hambre y quiere seguir creciendo. La firma de asesoramiento a grandes fortunas ha triplicado el número de banqueros con los que cuenta en España para captar más negocio. Carteras de fondos cotizados, vehículos alternativos y sociedades de capital riesgo han ido ocupando el lugar que tenían hasta hace poco las sicavs, un vehículo herido de muerte por la regulación.

La entidad ha optado por ir virando ligeramente su modelo y ampliar un poco el rango de clientes a los que atienden. Hasta hace un par de años, solo daban servicio a personas con un patrimonio de más de 25 millones de euros, lo que la convierte en una de las entidades más exclusivas del panorama nacional. En la firma han visto que podían bajar ligeramente el listón y acceder a un universo de clientes mucho más amplio. El nuevo modelo de cobertura de cliente, muy apalancado en la tecnología, ha liberado la carga de trabajo de los banqueros privados, lo que les permite tener una cartera de clientes más amplia.

Aunque la entidad no detalla el volumen de patrimonio que asesora en España, fuentes del mercado apuntan a que supera los 16.000 millones de euros. Hasta el cambio de estrategia, JP Banca Privada atendía este volumen de patrimonio con tan solo cuatro banqueros, lo que da idea de los altísimos patrimonios a los que asesoraba. Tras las últimas contrataciones, la entidad ya cuenta con 12 banqueros. “Los resultados, por ahora, están siendo muy prometedores y esperamos seguir creciendo con fuerza”, apuntan fuentes de la entidad.

JP Morgan ha fichado a banqueros procedentes de firmas como Federated Hermes, de Alantra Wealth Management, de Credit Suisse... Hay perfiles que han trabajado en starts-ups, y otros que hasta entonces se habían dedicado a la gestión de fondos. “No hemos buscado banqueros que vengan con una cartera de clientes, sino personas valiosas, personas que compartan nuestros valores”, detallan.

La entidad basa su propuesta de negocio en el asesoramiento puro. Cobra a su clientela una comisión explícita en función del patrimonio asesorado, y les busca las mejores oportunidades de inversión en fondos, en activos alternativos o en fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés). Las fortunas que atiende JP Morgan apenas tienen producto propio de la entidad y, si contratan alguno, es porque han pasado un estricto proceso de criba, en competencia con el resto de firmas.

En los últimos años, uno de los cambios que más ha afectado al sector ha sido la nueva regulación para las sociedades de inversión de capital variable (sicavs), que ha limitado la posibilidad de que una familia las utilice como vehículo financiero exclusivo. La reforma legal supuso la liquidación del 86% de las sicavs en 2022.

JP Morgan gestionaba 10 sicavs (una de ellas, la de Sandra Ortega, hija del fundador de Inditex y segunda mayor accionista de la compañía, con un patrimonio estimado de más de 6.300 millones de euros). En 2022, estos vehículos de inversión se reconvirtieron en carteras de fondos, en sicavs luxemburguesas o en sociedad de responsabilidad ortega, como el fue el caso de Sandra Ortega.

El fin de la utilización de sicavs por parte de sus clientes hizo que JP Morgan desmantelara su gestora de activos en España. Las firmas de banca privada han criticado con dureza estos cambios legislativos porque ha habido parte de los procesos que han salido de la industria nacional de gestión de patrimonios para cubrirse desde otras geografías.

Otros de los vehículos que más han crecido han sido las sociedades de capital riesgo. La entidad ya vio hace siete años que para algunos clientes podría resultar atractivo el uso de este tipo de figura jurídica. Estas sociedades son un buen instrumento para acceder a fondos de private equity, que invierten en compañías no cotizadas. Desde JP Morgan han ido dando acceso a estas fortunas a varias añadas, con diferentes enfoques en cuanto a la tipología de activos y el tipo de inversión, con una estrategia bien definida para que haya una correcta diversificación. Este tipo de activos alternativos a la Bolsa y los bonos puede representar entre el 5% y el 30% de las carteras de los clientes.

A este tipo de vehículos más ilíquidos -el periodo de tiempo en que hay que mantener las inversiones suele ir de siete a 10 años-, se combina con una decidida apuesta por los fondos cotizados de bajo coste, que en Estados Unidos ya se usaban de forma masiva en banca privada hace cinco años. Los ETF que replican índices les permiten ofrecer acceso a la Bolsa con costes bajísimos, de solo el 0,06% anual en algunos casos. “Los expertos de la casa le dan un enfoque activo, porque los utilizamos para apostar por ciertas geografías o estilos de inversión, en función de cómo vemos el mercado”, explican fuentes de la entidad.

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