El 86% de las sicavs españolas ha sido liquidada en 2022 por los cambios fiscales
Más de 2.000 de estas sociedades ha presentado su disolución
2022 será recordado en la industria financiera española, además de como uno de los peores ejercicios en términos de inversión, como el año en que desaparecieron las sicavs. Al menos tal y como las conocíamos: un vehículo utilizado por las familias ricas para gestionar su patrimonio financiero. En estos 12 meses han desaparecido más de 2.000, lo que representa el 86% de las que había hace un año.
El Gobierno impulsó en 2021 un pequeño cambio legislativo que ha acabado por dinamitar el modelo. Desde enero de 2022, solo pueden beneficiarse del Impuesto de Sociedades al 1% aquellas sicavs que tengan más de 100 socios con una inversión mínima de 2.500 euros cada uno.
Como la mayoría de estos vehículos eran utilizados por inversores adinerados para estructurar sus inversiones financieras, alcanzar ese número de inversores cualificados es muy difícil.
Hasta el año pasado un solo accionista podía controlar el 99,9% del capital (que debe superar los 2,4 millones de euros) y los 99 inversores restantes, el 0,1% y así beneficiarse de un impuesto de sociedades al 1%. Es por eso que en numerosas ocasiones se haya puesto en duda que sean verdaderas instituciones de inversión colectiva.
Las que sí se mantienen
La mayoría de las grandes sicavs españolas han conseguido cumplir con los nuevos requisitos y mantenerse con esta forma jurídica tributando al 1%. Ese es el caso de Gesprisa, el vehículo controlado por Alberto Palatchi (fundador de Pronovias) y que tiene un patrimonio de 850 millones de euros.
También siguen como tal las tres sicav de la familia March – Torrenova, Cartera Bellver y Lluc Valores– y abiertas al público general, que suman un patrimonio total de más de 1.300 millones de euros.
En la gestora de activos Diagonal Asset Management, optaron por convencer a los clientes de las 26 sicavs que administraban para agrupar sus inversiones y que se concentraran en solo seis vehículos, cada uno con su propio enfoque inversor.
A finales de 2021 todavía quedaban en España 2.334 sicavs, con un patrimonio de 29.000 millones de euros. Pero, para finales del tercer trimestre, 1.985 de estos vehículos habían anunciado su baja o disolución, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Con el goteo de los últimos meses del año, han sido más de 2.000 las que han cerrado, así que quedarán poco más de 300 de estas firmas en 2023. Serán las más grandes y las que sí que tienen un carácter de inversión colectiva. Una auténtica limpia. En su punto álgido, 2015, llegó a haber en España 3.400 sicavs que acumulaban un patrimonio de 35.000 millones de euros.
Resquicio legal
La decisión del Ejecutivo de limitar el acceso a este tipo de instituciones de inversión ha sido firme, pero también ha dejado una puerta abierta para que quienes tuvieran allí el dinero puedan sacarlo sin coste fiscal. Si antes del 31 de julio de 2023 lo traspasan a un fondo de inversión o a un fondo de capital riesgo, no tendrán que tributar por las plusvalías acumuladas. Solo en los casos en que la sicav acumulaba minusvalías sus propietarios han decidido liquidarlas.
Pablo Torralba, consejero delegado de la banca privada Edmond de Rothschild en España, explica que “la mayoría de clientes ha optado por disolver la sicav y traspasar los activos a una cartera de fondos”. La sicav de Sandra Ortega (Inditex), la mujer más rica de España, se ha convertido en una sociedad limitada, que tendrá que tributar al 15%.
Desde la asociación de gestoras de fondos, Inverco, se ha criticado con dureza la nueva regulación de las sicavs, al considerar que va en sentido contrario a la regulación de otros países, donde no se exige realizar una inversión mínima en el vehículo para que este sea considerado como tal. Además, denuncian que la medida hará que se pierdan puestos de trabajo relacionados con estas figuras y que haya inversiones que se vayan fuera de España.