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Faro del inversor

¿Afectará a los mercados la rebaja de la calificación crediticia de EE UU por parte de Fitch?

La pérdida de la triple A no cambian la realidad de que los bonos de la primera economía del mundo siguen siendo un activo refugio en tiempos de crisis

Banderas de EE UU en el World Trade Center in New York. Getty Images
Banderas de EE UU en el World Trade Center in New York. Getty ImagesGary Hershorn (Getty Images)

El pasado 1 de agosto la agencia de calificación Fitch decidió rebajar la nota de la deuda soberana de largo plazo de Estados Unidos desde el nivel AAA hasta el nivel AA+. O lo que es lo mismo, desde el nivel de “máxima calidad crediticia” hasta el grado de “muy alto nivel de calidad crediticio” con un “+” añadido, señalando algo así como “muy muy alto nivel de calidad crediticio”.

Desde entonces muchos inversores y analistas se han preguntado por las potenciales repercusiones que dicho evento puede tener y, sobre todo, qué puede significar de aquí en adelante para los mercados financieros. Al fin y al cabo, hablamos de algo que afecta a la deuda de la locomotora económica y política mundial.

A veces, para entender bien las cosas, es tan sencillo como entender exactamente lo que se está diciendo. Repitamos, Fitch ha dicho que la calidad crediticia de EE UU ha pasado de ser de “máxima calidad” a ser de “muy muy alto nivel”. Si a mí me dicen que un plato en un restaurante ha pasado de “máxima calidad” a ser “de muy alta calidad”, les aseguro que me lo voy comer con la misma tranquilidad y goce. Pues eso es al fin y al cabo lo que piensa el mercado de bonos, que el cambio es demasiado insustancial para realmente tener efecto alguno.

Ya en mayo pasado Fitch había puesto en “vigilancia” la deuda de Estados Unidos, arguyendo los debates políticos alrededor del aumento del techo de la deuda en aquel país. En aquel entonces expliqué que este asunto era irrelevante a pesar de lo que muchos inversores y analistas comentaban en aquellas fechas. Y, efectivamente, el nuevo techo de la deuda se aprobó y no ocurrió ninguna calamidad en los mercados como muchos auguraban.

Sin embargo, ahora Fitch ha vuelto a la carga señalando que espera un mayor deterioro fiscal en los próximos años, mayores niveles de deuda y una gobernabilidad más difícil. Todas cosas que pueden ser ciertas en algún grado, pero que no van a cambiar la realidad de que los bonos estadounidenses siguen siendo un activo refugio en tiempos de crisis y para los que siempre se encontrará liquidez. Puede que el imperio americano esté en declive, pero eso sería un proceso de varias décadas y los mercados nunca descuentan fenómenos tan lejanos en el tiempo.

Y lo cierto es que todo esto es esencialmente lo mismo que dijo Standard & Poor´s en agosto de 2011 cuando también rebajó la calidad crediticia de la deuda de EE UU desde AAA hasta AA+ ¿Y qué ocurrió desde entonces? Que la economía de Estados Unidos ha seguido siendo la locomotora del mundo, que el S&P 500 pasó de los 1.100 puntos hasta los 4.500 actuales y que el mercado ha seguido confiando en los bonos de aquel país.

La gente olvida que las agencias de calificación crediticia (Standard & Poor´s, Fitch y Moody´s) solo son unos analistas más de los mercados financieros y que su opinión vale tanto como la de otros analistas, por mucho que jueguen un papel relevante como Organización Nacional Reconocida de Calificación Crediticia (NRSRO por sus siglas en inglés) y que sean las únicas que legalmente pueden determinar qué tipo de activos pueden acaparar las compañías financieras para cumplir con los ratios de capital exigidos. Una cosa es que tengan ese papel cuasi-institucional con análisis “al peso” y otra cosa es que sean buenos analistas “finos” o que sean capaces de saber más que nadie sobre lo que el futuro nos depara.

Recordemos que estas agencias fueron las mismas que concedieron la calificación máxima AAA a los títulos hipotecarios (MBS) durante la gran crisis financiera de 2008, cuando en realidad dichos títulos escondían auténtica basura subprime y que dicho error mayúsculo de calificación por parte de estas agencias fue uno de los factores principales de la magnitud y profundidad de aquella crisis.

Hoy en día mucha gente señala que cuando en 2011 Standard & Poor´s rebajó un grado la calificación crediticia de la deuda soberana de Estados Unidos (desde AAA hasta AA+), en lo que era la primera vez en la historia que esto ocurría, “los mercados entraron en pánico declinando un -20%”. Esta historia es falsa, o lo que es lo mismo, se recuerda mal. El verano y otoño de 2011 fueron unos momentos calientes en los mercados porque, aparte de producirse una desaceleración global, una nueva recesión se estaba desencadenando en Europa, algo que pondría contra los límites las primas de riesgo de los países del sur del Viejo Continente.

Y en medio de todo ese asunto, hubo una negociación sobre el techo de la deuda en Estados Unidos, que se aprobó el 31 de julio de 2011. Y pocos días después, el 5 de agosto, fue cuando Standard & Poor´s rebajó la calificación de la deuda estadounidense. Pero eso ocurrió cuando ya previamente se había materializado casi toda la caída bursátil de aquel verano. No antes. Y a pesar de la rebaja de calificación, los bonos subieron en precio durante las siguientes semanas, a medida que los temores del mercado sobre la crisis europea se acrecentaban.

¿Tiene razón Fitch en rebajar la deuda estadounidense de “máxima calidad” al grado de “muy muy alto nivel de calidad”? Probablemente sí. Pero resulta que es irrelevante y que eso no nos va a decir nada sobre lo que harán los mercados a corto, medio o largo plazo. Que es lo mismo que decir que lo que diga Fitch es irrelevante del todo.


Hugo Ferrer es gestor de carteras en GPM SV y director de El Club Bursátil

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