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Los accionistas de Credit Suisse rechazan abonar el salario de 34 millones a la cúpula de la entidad

El presidente de la institución, que ha sido reelegido en una tensa junta, pide perdón a los inversores: “No pudimos salvar el banco”

Un hombre viste un traje con la leyenda "Liquidate Criminal Suisse + Banksters Assets", mientras el presidente del banco suizo, Axel P. Lehmann, habla durante la junta anual de accionistas del grupo.
Un hombre viste un traje con la leyenda "Liquidate Criminal Suisse + Banksters Assets", mientras el presidente del banco suizo, Axel P. Lehmann, habla durante la junta anual de accionistas del grupo.MICHAEL BUHOLZER (EFE)
Denisse López

Martes de tensión en Suiza. Credit Suisse ha celebrado la última junta de accionistas de sus 167 años de historia solo dos semanas después de que la crisis de la entidad desembocara en un fusión con UBS para frenar la sacudida y las salidas de fondos que azotaban la entidad. El presidente del banco, Axel Lehmann, se ha disculpado públicamente por la quiebra: “Nos encontramos aquí hoy en una situación que nadie podría haber anticipado. Es un día triste para todos. La amargura, la ira y la conmoción de todos aquellos que están decepcionados, abrumados y afectados por los acontecimientos de las semanas es palpable”, ha dicho. Los accionistas han rechazado abonar la retribución fija de la junta ejecutiva de 34 millones de francos suizos -una cifra similar en euros-, aunque han aprobado por la mínima (50,6%) la retribución del consejo de administración y el informe de remuneración de 2022. Tras el resultado de la votación, Lehmann ha mostrado su malestar: “Tendremos que pensar en cómo responder a eso”, ha dicho a los accionistas.

Ante más de 1.700 asistentes a la reunión anual de accionistas en Zúrich (Suiza), Lehmann ha comenzado la junta pidiendo perdón por no haber recuperado la confianza en el banco que, según ha dicho, se había perdido mucho antes de que él asumiera el cargo (enero de 2022). “No logramos detener el impacto de los escándalos heredados y contrarrestar los titulares negativos con hechos positivos. Al final, el banco no se pudo salvar”, ha lamentado.

Su discurso se produce en plena fusión de la entidad con su rival más grande, UBS, que marca el final de Credit Suisse. La operación de 3.000 millones de francos suizos -una cifra similar en euros- se cerró hace dos semanas para poner fin a una crisis de confianza después de años de escándalos, pérdidas y fallos en la gestión de riesgos durante varios años. Aunque el golpe final llegó con la quiebra de Silicon Valley Bank, que empeoró la confianza de los inversores en torno a la banca en todo el mundo. De poco les sirvió el plan de reestructuración “radical” que habían presentado en octubre del año pasado y que incluía dos ampliaciones de capital con las que preveían captar 4.000 millones de francos suizos (unos 4.027 millones de euros), además de una reducción de la plantilla de 2.700 trabajadores.

Los accionistas y proxy advisors (entidades que prestan servicios a inversores) han indicado antes de la reunión su intención de votar en contra de la reelección de varios miembros de la junta y han expresado su descontento con la directiva y el liderazgo de la administración del banco. Cinco miembros del consejo no se han presentado a la reelección. Se trata de Shan Li, Seraina Macia, Blythe Masters, Richard Meddings y Ana Paula Pessoa. En contra de lo que se preveía, Lehmann ha sido reelegido presidente de la entidad con el 55,6% de los votos de los accionistas, al igual que otros seis miembros del Comité de Remuneración, aunque con un mínimo de votos. El único cargo que no ha sido sometido a votación -no estaba en el orden del día- fue el del consejero delegado Ulrich Körner, quien también se ha sumado a las disculpas, en un discurso en el que ha hablado sin miramientos de las pérdidas acumuladas por la entidad. Según sus propias palabras, “los ingresos netos cayeron un 34% interanual, registramos una pérdida antes de impuestos de 3.300 millones de francos suizos y una pérdida neta de 7.300 millones de francos para 2022, incluidas importantes amortizaciones de activos por impuestos diferidos”.

Körner ha admitido que el banco se había debilitado de manera significativa por las fuertes salidas de capital, lo que al final impulsó el matrimonio forzado. “Nos vimos obligados a actuar con rapidez y decisión. Ya no teníamos elección. El colapso de Credit Suisse habría sido catastrófico no solo para Suiza sino también para la economía global”, ha señalado. La compra, en cualquier caso, ha perjudicado a los tenedores de sus bonos contingentes convertibles (cocos), que suponían 17.000 millones de francos suizos y que se volatilizaron como parte de la fusión, provocando un tsunami en el mercado de deuda.

Algunos de estos afectados han demostrado su ira y frustración durante la reunión. “Lamento que la junta no haya implementado un sistema de penalización en el que los banqueros paguen con su propio patrimonio privado las pérdidas que la empresa experimente”, ha dicho Daniel Engler, uno de los accionistas, según ha recogido Bloomberg. Otro afectado ha sido Francesco De Giorgi, que entre lágrimas ha asegurado que “su dinero ya no está seguro en Suiza por culpa de la junta directiva”. Otro de los perjudicados ha dicho sentirse “engañado por la institución”, en la que sus responsables han estado “dormidos en sus laureles durante los últimos 15 años”.

Aunque todavía hay dudas sobre la viabilidad de la fusión, el Banco Nacional Suizo (SNB por sus siglas en inglés) ha admitido que sin esta adquisición negociada por el Gobierno era muy probable que se produjera una crisis financiera nacional y a nivel global. Así lo ha dejado ver esta semana el vicepresidente de la entidad reguladora, Martin Schlegel, durante una entrevista con la emisora nacional SRF. En esa conversación ha dicho explícitamente que la fusión acordada es “la mejor entre las malas soluciones”, aunque las preocupaciones sobre la estabilidad financiera no impedirán que aumenten las tasas de interés.

El SNB ha estado endureciendo las condiciones monetarias desde junio del año pasado; en marzo subió otros 50 puntos a pesar de la crisis de Credit Suisse y según las palabras de Schlegel, “su mandato es la estabilidad de precios”, por lo que “si es necesario, volverán a subir las tasas”. Los analistas esperan otro aumento de 25 puntos para la reunión de junio.

Aunque el Banco Nacional Suizo defiende la fusión, esta ha suscitado oposición entre la opinión pública nacional y la Fiscalía suiza está investigando si la transacción ha incumplido la ley. Por su parte, el director ejecutivo de la Fundación Ethos, Vincent Kaufmann, que actúa como proxy advisor de fondos de pensiones y otros inversores, y es accionista de Credit Suisse y UBS, ha dicho que le preocupa la concentración del mercado y espera que las autoridades antimonopolio tomen cartas en el asunto. Según sus cálculos, estas dos entidades combinadas tendrán la mitad de las participaciones de fondos de pensiones.

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Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.

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