Los bancos centrales no frenan: el Banco de Inglaterra sube los tipos en 25 puntos básicos y el de Suiza en 50
La crisis de Credit Suisse no ha evitado nuevos repuntes. La autoridad monetaria británica cumple con lo esperado, mientras que la helvética ha sorprendido al alza
Poner fin a una inflación exacerbada se ha convertido en el principal objetivo de los bancos centrales de todo el mundo. La escalada de los precios motivada por la guerra en Ucrania aceleró el cambio de rumbo de la política monetaria de los principales bancos centrales y las turbulencias desatadas en las últimas semanas en el sistema financiero no han perturbado los planes de los banqueros centrales. Si la semana pasada el Banco Central Europeo (BCE) se mantuvo firme con su decisión manifestada tiempo atrás del estallido de la crisis de Silicon Valley Bank (SVB), el miércoles la Reserva Federal de EE UU continuó con el aumento de tasas pero advirtiendo, eso sí, que la crisis bancaria podría acelerar el fin a las alzas. El Banco de Inglaterra y sus homólogos de Suiza y Noruega le siguieron el paso, dejando a un lado las turbulencias financieras.
El Banco de Inglaterra elevó las tasas rectoras en 25 puntos básicos, hasta el 4,25%, tan solo un día después de conocerse que en febrero la inflación repuntó en Reino Unido al 10,4%, tres décimas más que el mes previo, por la subida del precio de los alimentos. La institución dirigida por Andrew Bailey se decantó por suavizar las alzas previas y abrió la puerta a que estas se puedan pausar en mayo. Bank of America y Nomura, eso sí, estiman que no iniciarían el camino inverso hasta, al menos, mediados de 2024.
La institución británica sí que reconoció, al igual que lo hicieron previamente BCE y Fed, que “continuará vigilando de cerca cualquier efecto [de los problemas bancarios] sobre las condiciones crediticias a las que se enfrentan los hogares y las empresas” y que “han aumentado las incertidumbres en torno a las perspectivas financieras y económicas”.
No le tembló el pulso tampoco al Banco Nacional de Suiza, que se decantó por incrementar los tipos de interés en 50 puntos básicos, hasta el 1,5%, después de que la inflación del país repuntara desde principios de año. Un aumento de las tasas que se produce solo días después del rescate a Credit Suisse. En opinión de los estrategas de ING, el banco central suizo ha optado por seguir el rumbo del BCE –que el pasado 16 de marzo subió las tasas en 50 puntos básicos– al considerar que “los eventos vinculados a Credit Suisse y las amenazas a la estabilidad financiera pueden gestionarse con otros instrumentos además de las tasas de interés, como la provisión de liquidez”.
Tampoco se quedó atrás el Banco de Noruega (Norges Bank), que optó por otra subida de tipos de 25 puntos básicos –las tasas rectoras se sitúan en el 3%– y avanzó que seguirán repuntando hasta situarse en el 3,5% en verano.
El think tank Bruegel apuntaba que las alzas acometidas por BCE, Fed y BoE habían sido correctas dado que “en el contexto de alta inflación, bajo desempleo, fuerte crecimiento de los salarios y aumentos de las tasas de interés hasta ahora débiles, los problemas bancarios aislados no justifican una pausa en el endurecimiento monetario”.
Los bancos centrales dejan, de esta forma, para más adelante el giro en su política monetaria. Desde Amundi destacan que los comentarios realizados el miércoles por el presidente de la Fed, Jerome Powell, “confirmaron que es muy probable que la Reserva Federal esté cerca del punto álgido de su ciclo de tipos de interés, aunque claramente no respaldó los recortes de tipos que actualmente están descontados en el mercado”. Si se confirma esta velocidad en el proceso de normalización monetaria, desde Oxford Economics creen que ello favorecerá que “la economía global no se ralentice significativamente”.
El euro recupera un 3,5% desde el inicio de las turbulencias
Subidas. Aunque la presidenta del BCE, Christine Lagarde, no despeja las dudas sobre los tipos, la mayor contundencia mostrada en la pasada reunión del BCE está sirviendo de impulso al euro. La divisa europea firmó ayer su sexta sesión consecutiva al alza y se cambia a 1,088 dólares después de que el mercado empezara a poner en precio el fin de las alzas de tipos en EE UU. Mientras la Fed empieza a plantearse el fin de las subidas, ayer Madis Muller, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, señaló que aunque gran parte del endurecimiento monetaria ya se ha hecho, siguen existiendo razones que justifiquen un repunte de los tipos. “Necesitamos controlar la inflación, debemos seguir trabajando hasta que tengamos confianza en el que la columna vertebral de la inflación está rota”, señaló. A la esperanza de que las tasas hayan tocado techo se sumó el mayor apetito por el riesgo de los inversores, una tendencia que aceleró la venta de los dólares adquiridos en las jornadas de fuertes caídas en las Bolsas.
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