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En colaboración conLa Ley

Maternidad, menopausia y edadismo: la mirada de tres generaciones de abogadas sobre la igualdad

CincoDías Legal reúne a seis letradas, con vivencias y reivindicaciones diversas, para analizar el pasado, presente y futuro de la profesión

Igualdad
Igualdadjacoblund (Getty Images/iStockphoto)

Cuando Consuelo Abril comenzó a ejercer la abogacía en 1974, el Código Civil colocaba a las mujeres casadas al mismo nivel que los menores y las personas incapacitadas. No solo tenían que obedecer al marido, sino que necesitaban su permiso, la licencia marital, para casi todo: trabajar, cobrar un sueldo o abrir una cuenta corriente. Una situación que, 50 años después, resulta anacrónica a ojos de Celia Herrero, que dio sus primeros pasos en el asesoramiento jurídico en 2018 consciente de la lucha por el presente de tantas mujeres en el pasado.

La España de ayer y la de hoy están separadas por numerosos avances feministas fruto del trabajo de juristas como María Telo, la abogada con la que Abril debutó como pasante, que impulsó durante el franquismo la reforma que acabó con la obediencia al marido. Sin embargo, y a pesar de todas las conquistas, “aún queda camino por recorrer para lograr la igualdad de género en la abogacía, aunque vamos en la dirección correcta”. Así lo ha expresado un grupo de seis abogadas, con vivencias y reivindicaciones diversas, en una conversación organizada por CincoDías Legal para realizar este reportaje y ampliar la mirada sobre las dificultades que enfrentan las letradas. De Sara Giménez, la primera abogada gitana de Aragón y exdiputada en el Congreso, a Ester Navas, socia de Baker McKenzie y una de las líderes de la red LGTBI a nivel internacional de la firma.

Aunque todas dicen ser unas “privilegiadas” por pronunciarse desde sus puestos de responsabilidad, a lo largo de sus carreras han tenido que sortear los obstáculos derivados de la maternidad, la conciliación o los sesgos de género. “Aunque tuve un apoyo importantísimo del despacho, cuando le dije a mis socios que estaba embarazada, uno de ellos, que ya no está, me preguntó si iba a dejar de ser socia directora. Yo ni me lo había planteado”, recuerda Pilar Menor, senior partner de DLA Piper en España y copresidenta internacional de la práctica laboral de la firma. Madre de mellizos pasada la barrera de los 40 años, con un embarazo de riesgo mediante, Menor es una rara ave en la abogacía de los negocios, donde el techo de cristal sigue lastrando el acceso de las letradas a la cúpula de los grandes bufetes. Si bien la base de estas organizaciones está formada por un número equilibrado de hombres y mujeres, ellas apenas conforman el 22% de la sociatura. Se trata de un porcentaje que ha experimentado un tímido avance desde 2020, cuando representaban el 20% del partnership, según los datos recopilados por CincoDías.

Maternidad

Y es que, en la abogacía de los negocios, donde la progresión profesional bebe del desempeño y la facturación, la maternidad y el cuidado de hijos siguen ralentizando la carrera de las letradas. La solución, considera Teresa Parada, legal manager de Heineken España, pasa por “la flexibilidad”. “Si quieres ir a buscar a tu hijo al colegio con tranquilidad, no con la sensación de que te vas, hay que acogerse a medidas” flexibles, como los horarios o la posibilidad de teletrabajar. “No creo mucho en la reducción de jornada porque, al final, haces lo mismo en menos horas y te pagan menos”. Como le decía una compañera de Heineken que se acogió a la medida, “cuando mi hija sea mayor y le diga que tuve que renunciar a carrera y sueldo para poder ir a buscarla al colegio, espero que le suene a marciano”.

En una sociedad en la que las mujeres siguen cargando con el peso de los cuidados, el camino hacia la igualdad también pasa por la corresponsabilidad. No obstante, y con independencia del tipo de pareja, hay que dialogar y negociar porque “el equilibrio es difícil de conseguir”, apunta Ester Navas, madre de dos hijos mayores con su exmarido y de uno pequeño con su exmujer. “La educación hace mucho, pero hay que conciliar negociando, más que con tu despacho, con tu pareja. Sobre todo, hay que fomentar carreras flexibles, en las que tengas la tranquilidad de pisar el freno en determinados momentos” sin que eso te vaya a penalizar, sostiene la socia de Baker McKenzie.

De izquierda a derecha: Celia Herrero, Ester Navas, Consuelo Abril, Teresa Parada, Pilar Menor y Sara Giménez.
De izquierda a derecha: Celia Herrero, Ester Navas, Consuelo Abril, Teresa Parada, Pilar Menor y Sara Giménez.Clara Abad.

Diversidad cultural

La abogacía, que es un reflejo de la sociedad de la que forma parte, también debe romper con prejuicios, sostiene Sara Giménez, la primera gitana en representar a España ante la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia del Consejo de Europa. Lo sabe de primera mano porque se ha sentido “sola” muchas veces. “Cuando eres una mujer que no procede de una familia con trayectoria jurídica, que vienes de un sitio pequeño, las posiciones son diferentes”. Aunque “en el sector jurídico se ha avanzado en el ámbito de la igualdad de género, queda mucho camino para llegar a los puestos de responsabilidad y muchísimo más para ver a mujeres de grupos minoritarios o vulnerables”. Por eso, la directora general de la Fundación Secretariado Gitano aboga por fomentar la “diversidad cultural”, enriqueciendo las firmas con el talento de lugares en los que tradicionalmente no se ha ido a buscar.

Consuelo Abril también conoce las dificultades de ser una mujer pionera en una España en blanco y negro. Cuando empezó a ejercer, las mujeres estaban incorporándose al mercado laboral a codazos para liberarse de la reclusión en el hogar. “Cuando empezamos en 1975, después de estar con María Telo, hicimos un despacho que era Colectivo Jurídico Feminista, en el que solo defendíamos a mujeres. ¿Por qué? Primero, porque estaban en una situación de incapaces para pagar a los abogados. No os podéis imaginar lo que representaba que una mujer que se estuviera separando del marido, con la administración de los bienes gananciales y la patria potestad a cargo del marido, y con todas las discriminaciones que había, se pusiera a elegir abogado y que ese abogado quisiera llevarle el procedimiento prácticamente sin cobrar”, recuerda.

Lenguaje sexista

Actualmente, Consuelo Abril critica que los prejuicios que había en torno a la valía profesional de las abogadas han conducido a la masculinización en las “formas” de algunas colegas para integrarse mejor en la profesión. Por ejemplo, haciendo constar en las tarjetas de visita el género masculino como denominación profesional, es decir, abogado en lugar de abogada; impostando cierta agresividad en el trato o actitudes de vehemencia que no guardan relación con su forma de ser, o usando determinado código de vestimenta, como los trajes oscuros de pantalón y camisa. “Creo que es una torpeza utilizar el lenguaje masculino o formas igual que los hombres. Las mujeres ofrecemos mucho y, consecuentemente, ese enriquecimiento suma. Y suma en beneficio de la abogacía”, considera la letrada.

Otro de los temas de los que no se suele hablar en los despachos es el de la menopausia, recuerda Pilar Menor, senior partner de DLA Piper en España. Como reflejan los datos, a nivel social es una suerte de tabú. Según un estudio internacional de Essity, una empresa de higiene y salud, realizado entre 16.000 mujeres de 11 países y publicado el año pasado, el 55% de las mujeres evita compartir su experiencia con su círculo más cercano y el 60% de las mujeres que aún no han llegado a ese momento (a los 51 años, según la media española) cree que no hay suficiente conocimiento sobre sus efectos y duración.

Hablar sin tapujos de lo que pasa cuando aparecen determinados síntomas, como sofocos repentinos durante una reunión de trabajo, en un vídeo por el 8M, le valió a Pilar Menor el agradecimiento de muchas compañeras. “Muchísimas mujeres me escribieron agradecidas”, confiesa, teniendo en cuenta que tratar estos asuntos se considera poco “glamuroso”. Pese a que queda mucho camino para normalizar un cambio tan importante en la vida de las mujeres, cree que cada vez hay más concienciación en los despachos internacionales y que la ola “está llegando a España”.

Edadismo

La menopausia, además, está asociada con otro tabú: el del envejecimiento. Y es que la discriminación de las personas mayores por razones de edad se está convirtiendo en un factor de exclusión, como lo son el sexismo o el racismo, pero con la diferencia de que la concienciación social no es la misma. “Donde me ves, te verás”, advierte Teresa Parada, legal advisor manager en Heineken España. La abogada considera que “hay que combinar bien a hombres y mujeres porque la perspectiva que aportan es variada y diversa, pero sin olvidarse de la distinta perspectiva que aporta una persona que acaba de incorporarse al ejercicio con una persona que sabe más. En diversidad de género el tema está muy abierto, pero la diversidad por razones de edad es el gran reto a abordar”, comenta.

En el ámbito del edadismo, la perspectiva puede cambiar según se trate de abogadas que ejercen por cuenta propia o ajena, que trabajan en un bufete o en la asesoría jurídica de una empresa. “Desde mi atalaya de privilegio, puedo decir que, a mí, lejos de que mi edad me perjudique, yo casi diría que me beneficia”, afirma Consuelo Abril, que lleva prácticamente toda la vida ejerciendo el derecho de familia desde su propio despacho. No obstante, reconoce que no todos sus colegas de profesión tienen la suerte de seguir en activo el tiempo que desean. “Hay personas valiosísimas a las que, con cincuenta y tantos años, jubilan de forma anticipada”, comenta. De hecho, los datos de las encuestas de población activa (EPA) reflejan que a partir de los 50 años es mucho más difícil encontrar trabajo.

Actualmente, la variedad de generaciones que conviven dentro de las plantillas se percibe en los bufetes, donde trabajan profesionales de la generación del baby boom, mileniales y de la generación Z. El rechazo por cuestiones de edad también puede darse en sentido contrario, por razón de la juventud. Una cuestión que, según un estudio sobre la igualdad en el sector legal, elaborado por la Abogacía Española en 2022, afecta más a las abogadas jóvenes porque los clientes pueden brindarles menos confianza que a sus compañeros, o, si pueden elegir, acaban optando por un abogado. “Cuando no te toman muy en serio lo achacas más a la falta de experiencia, o al menos yo quiero pensar que es así”, dice Celia Herrero, asociada en el equipo de compliance de BBVA. “Me ha pasado un poco con clientes. Cuando estaban invirtiendo una cantidad importante en contratar a abogados, a lo mejor se encontraban a una niña de 25 años enfrente y no les acababa de hacer mucha gracia. Pero esto se arreglaba a base de trabajo y de demostrar que tú estabas ahí porque valías y tenías la respuesta técnica”.

Conscientes de dónde se encontraba la profesión hace 50 años, y de lo que queda por avanzar, el mensaje que lanzan estas seis abogadas es de confianza en el futuro. “Soy muy optimista, pero no de brazos cruzados, porque creo que estamos haciendo muchas cosas para mejorar el panorama actual”, resume Celia Herrero.

Consuelo Abril, abogada de familia.

Consuelo Abril: "Tuvimos la osadía de romper nosotras los techos de cristal"

Consuelo Abril forma parte de una generación de abogadas pioneras, a la que también pertenecen Paca Sauquillo, Manuela Carmena o Cristina Almeida. Los techos de cristal de la época los rompieron ellas mismas, desafiando los estereotipos y abriendo sus propios bufetes. “Tuvimos esa osadía y aún hoy, con 72 años, me encuentro en mi propio despacho ejerciendo”, comenta. Su currículum es tan extenso como su lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, habiendo formado parte de la elaboración de varios anteproyectos de ley sobre la eliminación de la discriminación por razón de sexo y de violencia de género.
Pilar Menor, senior partner en DLA Piper España

Pilar Menor: "Entrabas en la lista negra si no estabas los viernes a las 20 horas"

Desde la experiencia acumulada de más de 20 años en puestos de liderazgo, Pilar Menor echa la vista atrás y se da cuenta de lo diferente que era la abogacía de los negocios en los años 90. Los viernes, recuerda, “se trabajaba hasta las tantas”. “Había un happy hour en el despacho. A las 20 horas tenías que subir a la sala de reuniones principales, tomarte una cocacola, y como no subieras, entrabas en lista negra del socio director”. Menor cree que la llegada a España de los despachos internacionales modernizó el sector. “Aportó nuevas prácticas en diversidad e inclusión que luego todos hemos empujado”.
Sara Giménez, directora general de la Fundación Secretariado Gitano.

Sara Giménez: "Soy de las que lo quieren todo, como madre y como abogada"

En los inicios, tuvo que soportar que le preguntaran si quería ser madre en algunas entrevistas. “Impacta, porque soy de las que lo quieren todo”, afirma la directora general de la Fundación Secretariado Gitano (FSG). Hoy, con dos hijos (de 20 y de 17 años), se siente orgullosa de su trayectoria, pero reconoce que las mujeres tienen la lupa encima en cuanto consiguen éxito profesional. En su caso, ha sido clave el apoyo de su marido. Aun así, hay quien todavía cuestiona cómo lleva su pareja el que esté siempre viajando. “No sé si esa pregunta me la harían a mí si el que viajase fuese mi marido”, reflexiona.
Teresa Parada, legal management Heineken España.

Teresa Parada: "Hay que hacer equipos con ganas y con canas para que sean diversos"

Teresa Parada, legal manager de Heineken España, lleva más de dos décadas de ejercicio profesional. Acostumbrada a trabajar en distintos proyectos y contextos, cree que es el momento de abrir “el melón” de la diversidad generacional. No en vano, percibe que las personas mayores están más descolocadas en el engranaje empresarial . Una vez superada la idea de que hay que lograr la igualdad entre hombres y mujeres, considera que “si quieres equipos diversos, tienes que juntar experiencia por un lado y energía de gente nueva y nuevos conocimientos por otro”. La abogada lo resume en una frase: “Hacer equipos con ganas y con canas”.
Ester Navas, socia de Baker Mckenzie

Ester Navas: "Recibí un correo del grupo global LGTBI y pensé: 'Qué modernos'"

Cuando Ester Navas comenzó su carrera en un despacho mediano, “los temas LGTBI ni se hablaban ni se comentaban, era algo tabú. A nadie se le ocurría decir nada”. Por eso, la abogada se sorprendió cuando, en su primera semana de trabajo en Baker McKenzie, donde lleva cerca de dos décadas, los últimos 13 como socia, recibió un correo electrónico del grupo LGTBI global de la firma. “Pensé, Dios mío, qué modernos”, recuerda. A día de hoy, forma parte del comité de inclusión, diversidad y equidad del bufete, donde colidera la iniciativa LGTBI a nivel EMEA (Europa, Oriente Medio y África).
Celia Herrero, abogada en BBVA.

Celia Herrero: "Tener referentes femeninos te motiva a no ponerte límites"

Celia Herrero mira con los ojos de quien está dando sus primeros pasos profesionales y, aunque es consciente de que aún queda trecho para conseguir la plena igualdad entre hombres y mujeres, siente el aliento de quienes le han precedido: “Es una suerte que las mujeres que empezamos ahora nuestra carrera profesional ya contamos con referentes de mujeres profesionales en todos los ámbitos, tanto en despachos como en empresas o a nivel político-institucional”. La letrada, que trabaja como asociada en BBVA, también preside la sección de iniciación profesional en el Colegio de la Abogacía de Madrid.

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