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Orfebrería en fondos: cita en la casa del jefe de Ferrari, uranio y congresos de fletes en Atenas

Los mejores gestores analizan exhaustivamente a cotizadas y directivos

Una persona coge un diamante con unas pinzas.
Miguel Moreno Mendieta

El mundo de la inversión cada vez es más grande y veloz. La compraventa de acciones en milisegundos y la generalización de los fondos de bajo coste —que se limitan a replicar la evolución de índices bursátiles— han estrechado mucho los márgenes para los gestores tradicionales, aquellos que se dedican a analizar compañías hasta la extenuación y a mirar a los ojos a directivos, para atisbar la mentira en sus ojos.

Aún quedan en España y en Europa un puñado de inversores a la antigua usanza: los que no utilizan las mega bases de datos de Bloomberg, ni algoritmos de inteligencia artificial, para decidir dónde invertir el dinero de sus clientes. Son pocos los orfebres del dinero. Una profesión en peligro de extinción que se basa en la independencia y en el criterio propio.

Cuando se pregunta a un gestor de fondos cómo encuentra ideas de inversión, las respuestas son variadas: desde la aplicación de filtros cuantitativos (“solo invierto en empresas de 5.000 a 50.000 euros de capitalización bursátil, con un ROE entre el 8% y el 14% y que coticen por debajo de su valor en libros”); hasta ideas más elevadas, como las megatendecias —aquellas fuerzas del mercado que van a moldear la economía mundial en las próximas décadas: digitalización, envejecimiento, transición ecológica...—. Solo unos pocos reconocerán que a veces obtienen ideas yendo por la calle o copiando a sus rivales.

Más allá de cómo surgen las musas de la inversión, la clave en la asignación de activos está en el delivery, la ejecución. “Cómo pasar de las musas al teatro”, que diría Lope de Vega. Y aquí, el hoja de ruta es fundamental. ¿Qué acciones comprar? ¿A qué precios? ¿Cuándo vender?

Fernado Bernad es socio y codirector de inversiones de una de las boutiques de inversión más prestigiosas de España, Azvalor. Para él, la labor de invertir no tiene que ver con estar pegado cada día a las pantallas con información financiera, para ver la última evolución del euro/dólar —“para eso ya están los mercados, que lo hacen por mi”, explica en un encuentro informal con periodistas—. Para él, la labor de invertir se basa en detectar los movimientos que nadie ve, las tendencias ocultas de los mercados, las historias empresariales en las que nadie confía. Para eso, hay que pensar al margen de la multitud -out of the box, como les encanta repetir en el sector—. Solo así se pueden cosechar retornos por encima del mercado.

Álvaro Guzmán de Lázaro y Fernando Bernad, socios y codirectores de Azvalor AM.

Bernad forma un poderoso tándem inversor con Álvaro Guzmán de Lázaro. Ambos trabajaron con el célebre Francisco García Paramés en Bestinver. Allí, los tres protagonizaron una de esas apuestas a contracorriente de la que se sienten muy orgullosos: la inversión en Exor, el holding inversor de la familia Agnelli. “Fuimos a Turín, a casa de John Elkann, poco después de que le pusieran al frente de los negocios de la familia. Tenía treinta y pocos años, y no había mucha gente que creyera en él. Pero vimos que era muy inteligente, que tenía unos planes muy realistas y, al final, decidimos invertir, lo cual fue todo un acierto”, recuerda Bernad. John Elkann es nieto del mítico Gianni Agnelli y, a día de hoy, además de presidir Exor también preside el grupo Stellantis (Fiat, Chrysler, Peugeot...), así como Ferrari.

Desde que Elkan tomó las riendas de Exor hace 20 años, el valor de la sociedad ha crecido a una tasa compuesta del 20% anual y ha permitido a los Agnelli expandir sus negocios.

Para los gestores especializados en inversión en valor, el proyecto empresarial y la salud financiera de las cotizadas en las que invierten es tan importante como las personas que dirigen las cotizadas. En Bestinver, ahora con un nuevo equipo gestor, siguen creyendo en el potencial del holding de los Agnelli, Exor, con Elkann a los mandos.

Beltrán de la Lastra, presidente de Bestinver.

Beltrán de la Lastra, quien fue presidente de Bestinver, también es de los que da mucha importancia a quiénes son los ejecutivos de las empresas en las que invierte con su nueva gestora, Panza Capital. “Por ejemplo, nos gusta mucho la forma de operar de la familia Wallenberg, uno de los clanes más poderosos de Suecia, y eso nos ha llevado a tomar una participación en Investors AB, su holding familiar, y Atlas Copco [un grupo que fabrica maquinaria industrial]. Cuando ves de cerca cómo invierten, sabes que te puedes fiar”, recuerda.

Pero el gestor artesano no se dedica solo a escrutar los ojos de su interlocutor para ver si se puede fiar de él. También se dedica a sumergirse en un sector hasta conocer todos y cada uno de los jugadores y las inercias de negocio. Fernando Bernad recuerda que, en su caso, una de las industrias que conoce en más detalle es la de las navieras. “Es un mundo aparte. Yo he llegado a ir a un congreso mundial de transporte naval, en Atenas, donde no había casi inversores, solo gente del sector. A veces te miran raro, pero cuando demuestras que sabes mucho de barcos te acaban considerando como uno de los suyos”, relata.

El equipo gestor de Azvalor también hizo una maestría exprés en energía nuclear. “En 2019 nadie confiaba en esta fuente de energía, parecía que todo iban a ser eólica y solar”, recuerda Bernad. “Por aquel entonces, nos fijamos en Cameco, el principal productor de uranio del mundo. Las acciones estaban desplomadas. Cuando el equipo directivo vino a Madrid, tenían todas las puertas cerradas. Pero nosotros vimos el potencial, vimos que era una fuente de energía de la que no se puede prescindir, sin más, y al final, las acciones se recuperaron. Nosotros llegamos a ser de los mayores accionistas de la compañía”. En menos de dos años, los títulos de Cameco duplicaron su valor.

Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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