Valenciana de Acuicultura, biotecnología e innovación en la industria piscícola

Llega a producir 400 toneladas anuales de peces, de las que exporta el 50%. Su sistema de reutilización de agua ha sido financiado por el CDTI en más de 20 proyectos

Instalaciones de Valenciana de Acuicultura en Puçol, Valencia.

La multiplicación de los panes y los peces es uno de los pasajes más conocidos del Nuevo Testamento. Y precisamente a eso se dedica desde hace 40 años la empresa levantina Valenciana de Acuicultura (VASA): al estudio, crianza industrial y comercialización de seres acuáticos. O dicho de otro modo, a producir –y el término no debe sorprender, aun hablando seres vivos– unas 400 toneladas de peces anuales, mejorando las condiciones idóneas de sus hábitats para que se alimenten y reproduzcan todo el año.

Y si al principio eran solo anguilas, dada su creciente demanda gastronómica, tanto nacional como europea, merced a una oferta debilitada por la escasez y temporalidad de las capturas, ahora hace lo propio con doradas, lubinas, rodaballos, lenguados...; especies “cultivadas” en sus instalaciones con unos sorprendentes índices de crecimiento.

Durante dos años, VASA estuvo criando arapaimas, peces tropicales que engordan 20 kilos por año y alcanzan 4 metros de longitud.

Terreno desconocido

Cuatro décadas de historia que arrancan a mediados de los ochenta, cuando, si ya la crianza de peces era un terreno apenas explorado en España e incluso en Europa, “el de la anguila era una auténtica ciencia ficción”, relata Domingo Ferrer, director financiero de la compañía, quien recuerda que todo partió de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados y, en concreto, de un estudio de su cofundador y discípulo de Severo Ochoa, Santiago Grisolía. 88 decididos inversores ponían en marcha la sociedad para indagar sobre el por entonces desconocido mundo de la acuicultura y estudiar su viabilidad económica, en unos tiempos en los que había que hacerlo a la antigua usanza: sin internet.

Aun así, los responsables de VASA dieron con un centro danés que desarrollaba una nueva técnica. Y ni cortos ni perezosos enviaron a un comité que permaneció semanas en tierras danesas, informándose y acordando los términos de su colaboración para la puesta en marcha de las primeras instalaciones, en la localidad de Puçol (Valencia).

Pues bien, lo que en principio podía parecer un argumento de película de Berlanga –un grupo de españoles interesados por un secreto industrial en tierras nórdicas–, fue en realidad todo lo contrario. “De ser pioneros, sus tanques rudimentarios quedaron pronto desfasados”, recuerda Rodolfo Barrera, director técnico de la compañía. “Apostábamos por el futuro, y este pasaba por elevar una idea experimental de laboratorio a un estándar industrial, que fuimos los primeros de Europa en implantar”.

Invernadero.

Un sistema de producción basado en un circuito cerrado que reutiliza el 99% del agua. La cual, tras pasar por los tanques de engorde, se depura biológicamente para eliminar los metabolitos tóxicos (nitritos, amonio...). E incorporándole oxígeno, se devuelve al circuito de producción. Durante el proceso, diferentes parámetros (calidad de agua, temperatura, pH, etc.) son monitorizados y controlados informáticamente para garantizar el resultado. De hecho, VASA ha desarrollado de tal manera los primeros conocimientos científicos y técnicos adquiridos que puede decirse que la tecnología que aplica hoy es totalmente distinta a la inicial. “Y que el sistema de reutilización del agua con sistema de filtrado puede ser considerado como netamente español y valenciano, lo cual no deja de enorgullecernos”, continúa Barrera.

Este sistema permite producir elevadas densidades de población de ­anguilas, cercanas a los 400 kg/m3 de agua, en razón de las cuales se consiguen altas producciones anuales: más de 200 kg/m2, unas 20 veces superior a los sistemas tradicionales, gracias a un completo control de los parámetros ambientales determinantes de la producción y la independencia total del medio ambiente –y, en consecuencia, de restricciones actuales, dada su escasa generación de residuos–, lo que deja libertad total de ubicación de la planta en cualquier emplazamiento.

Hecho en Valencia

Tan es así que las ventajas de la aplicación de esta tecnología constituyen un know how que se ha podido comercializar, no solo en España, “sino, por ejemplo, para una planta creada en la Checoslovaquia de los años noventa, antes de la escisión, donde contribuimos a instalar una factoría completa para langostinos y corvinas. O a la más grande del mundo, en China, que produce 13.000 toneladas de angulas al año –tres veces más que toda Europa junta– y cuenta con nuestro asesoramiento”, comenta orgulloso Barrera.

Peces ornamentales.

Dos ampliaciones desde su puesta en marcha, “una apenas iniciada la actividad, pues no se podía apostar todo, sin tener aún resultados, y construir unas instalaciones gigantescas”, rememora Ferrer, y otra entre 2006 y 2009, para alcanzar los 5.000 m2 actuales, han dado como resultado una plantilla de 23 personas y un volumen de negocio que supera los cuatro millones de euros anuales, la mitad de los cuales proviene ya de la exportación a Italia, Francia u Holanda, entre otros.

Unas ventas en el exterior que en breve van a crecer de la mano de esa diversificación de especies mencionada. “Y que va a requerir una nueva ampliación, cuyo principal freno es la acumulación previa de un stock rayano en el 50% de nuestra producción, que permita llevar a cabo las obras sin dejar de servir producto a nuestros clientes”, concluye Ferrer.

Proyectos financiados por el CDTI y Eureka

Supermachos. De la veintena larga de proyectos desarrollados bajo financiación del CDTI, que ha otorgado a la empresa valenciana alrededor de 3,5 millones de euros, el último trabaja en la obtención de líneas de supermachos de tilapia, con resultados muy positivos. Los machos de esta especie adquieren mayor tamaño y crecen más deprisa. Además, se ha logrado dotarlos de un color rojizo perlado más atractivo en el mostrador. De los tanques de VASA viajan a los de Fish­gen, en Gales (Gran Bretaña), para ser distribuidos por todo el planeta. 


Peces ornamentales. En una planta anexa, aunque situada en la localidad vecina de El Puig, VASA llegó a tener, en palabras de sus directivos, “la piscifactoría más bonita del mundo”. Pero llegó la crisis de 2008 y, si las cifras cayeron en la venta de peces destinados a la alimentación, no digamos en este proyecto financiado por la iniciativa europea para criar vistosos ejemplares multicolor para acuario.


Arapaimas. Durante la década pasada, la compañía fue la única acuicultora europea en obtener permiso para criar esta especie tropical, cuyos ejemplares sobrepasan los 200 kilos en su entorno natural. Su carne es muy apreciada, no solo en Sudamérica, de donde es originario, sino también en Asia, y permite ser procesada: troceada, fileteada..., por lo que su rentabilidad es mayor a la del pez de ración.


Pulmones. Se trata de un pez que no respira en el agua, sino que, al igual que los cetáceos, dotados de respiración pulmonar, sale a la superficie para hacerlo. Su tamaño, difícilmente manejable para las instalaciones existentes, y la enorme competencia en precio del sureste asiático hicieron imposible continuar con la crianza de este pez gigante.

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