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Dudas y certezas ante los siete magníficos: las otras tecnológicas imprescindibles en las carteras

Las empresas más presentes en las carteras son Microsoft o Nvidia, también AMD o la europea ASML

Yuichiro Chino (Getty Images)

Los expresiones han copado los titulares el último año, la inteligencia artificial (IA), especialmente la generativa, y el extraordinario comportamiento de los siete magníficos (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla). Sin embargo, las grandes gestoras internacionales, satisfechas con la aportación que han recibido desde el sector tecnológico, buscan ahora diversificar las carteras para tener la mejor exposición a las tendencias que protagonizan el presente y seguirán siendo relevantes en los próximos años.

Catherine Doyle, especialista de BNY Mellon Global Real Return (Eur), admite que estas compañías “se encuentran entre las mejores y más rentables que se han visto en la historia del capitalismo. Dicho esto, tenemos cuidado de no verlas como un único conjunto de acciones intercambiables, y aunque algunas se verán beneficiadas por la IA, otras pueden experimentar desafíos”. En la actualidad, tienen en porfolio varios de estos nombres, siendo la posición más grande Microsoft, “que se ha mantenido dentro de la cartera durante más de una década y ha generado rendimientos sustanciales durante ese tiempo”.

En 2030, alrededor del 30% del PIB mundial podría proceder de bienes y servicios digitales

En Carmignac piensan que se ha de ser muy selectivos con los siete magníficos: en el fondo Carmignac Portfolio Grandchildren, que concede una importancia significativa a la tecnología, sólo mantienen Microsoft, Nvidia y una pequeña participación en Alphabet. Más allá de esta compañías, “hemos diversificado nuestra exposición al chip de semiconductores con AMD (que está bien situada para arrebatar cuota de mercado a Nvidia) y también ASML. Estas empresas también podrían beneficiarse del potencial a largo plazo del sector”, indica Mark Denham, su responsable de renta variable.

Luca Fasan, gestor de carteras en Sycomore AM, parte del ecosistema de Generali Investments, recuerda que según la Organización de Cooperación Digital (OCD), en 2030, alrededor del 30% del PIB mundial podría proceder de bienes y servicios online. “La astronómica cantidad de datos que generarán estos bienes y servicios requerirá una importante capacidad de cálculo y almacenamiento de información, lo que impulsará la demanda de empresas de infraestructuras digitales”. De ahí que crean que la primera oleada de inversiones vinculadas a la IA será en interconexiones informáticas, es decir, semiconductores, redes y software de infraestructura. “En particular, nos centramos en las empresas que proporcionan la tecnología para entrenar y utilizar los nuevos modelos de IA”.

A ese respecto, “la industria de los microprocesadores es el corazón de todas las grandes innovaciones tecnológicas. No hay digitalización posible sin chips, como tampoco puede haber iPhones, Facebook ni Teslas sin ellos. Tampoco puede haber sistemas de defensa modernos. Estos chips son esenciales y proporcionan potencia de cálculo y capacidad de almacenamiento”, comentaban recientemente Olivier de Berranger, consejero delegado y director de inversiones, y Adrien Bommealer, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE).

Humberto Nardiello, gestor de renta variable fundamental de DPAM, cree firmemente en el potencial de la inteligencia artificial para generar aumentos significativos de productividad y nuevos productos. En la actualidad, “la mayor parte de la creación de valor relacionada con la IA se encuentra en las empresas de semiconductores y los proveedores de servicios en la nube, es decir, aquellos que están creando la infraestructura para que el mundo ejecute la computación”. En microprocesadores, su mayor inversión es Nvidia y TSMC, “la fábrica de chips de vanguardia que está preparada para acaparar la mayor parte de la producción de inteligencia artificial”. En cuanto a los proveedores de la nube, “estamos muy expuestos a empresas como Microsoft, Amazon y Alphabet, todas las cuales proporcionan la valiosa computación y el acceso a los últimos modelos de IA”.

No puede haber iPhones, Teslas o sistemas de defensa modernos sin chips, recuerdan en LFDE

“Las tecnológicas que nos gustan presentan dos atributos: poseen capacidades, talentos tecnológicos muy sólidos y sus valoraciones siguen siendo atractivas. Así, empresas como Google, Netapp –almacenamiento de datos– o incluso Akamai –red y distribución– cotizan 20 veces por debajo de los beneficios futuros, cerca del mercado, mientras crecen estructuralmente más rápido”, detalla Jacques-Aurélien Marcireau, codirector de acciones en Edmond de Rothschild AM y gestor del EdRF Big Data.

En Janus Henderson se consideran agnósticos en cuanto a la capitalización bursátil, de hecho, tienen “empresas de pequeña capitalización como Impinj, que domina una tecnología más especializada como la RFID (Identificación por radiofrecuencia), de valor medio como Pure Storage, que se benefician de la infraestructura de IA que requiere un almacenamiento más rápido y de menor consumo, mientras que también tenemos empresas de gran capitalización no relacionadas con la IA como Uber”, enumera Richard Clode, gestor experto en tecnología de Janus Henderson. “El factor unificador es que todas son líderes en su campo y están ofreciendo importantes rampas de rentabilidad que justifican la revalorización de sus acciones”.

A pesar del repunte de la tecnología desde la corrección de 2022, “seguimos viendo oportunidades en los valores de pico y pala de la nube y la inteligencia artificial, es decir, las compañías que construyen la infraestructura básica, como centros de datos, chips informáticos de alto rendimiento y equipos de redes. Creemos que estamos sólo al inicio de la transición a la nube”, afirma Fares Benouari, sénior portfolio manager de Swiss and Global Equity de Union Bancaire Privée (UBP), que considera que “la ventana de oportunidad de inversión en tecnología es objetivamente más estrecha en Europa que en EE UU” pero con alguna excepción como en el espacio de equipos semiconductores, ya que los campeones europeos ofrecen niveles de creación de valor más altos que sus pares estadounidenses.

Mark Schumann, responsable de estrategia de inversión Bolsa de DWS, confirma que el sector del Viejo Continente está muy dominado por las firmas de software y equipos de microprocesadores, “impulsadas específicamente por dos empresas muy grandes, ASML y SAP, que en conjunto representan más de la mitad de todo el peso”. Es más, “aunque sólo representan el 5% del amplio Stoxx600 europeo, estas dos compañías por sí solas han impulsado alrededor del 20% de la evolución del índice este año. De hecho, ambos valores han obtenido mejores resultados que los siete magníficos en lo que va de 2024, así como en los últimos seis meses y dos años”.

Otra de las desventajas del sector tecnológico europeo la menciona John Peckham, director de acciones globales de Amundi US, ya que este “tiende a afrontar desafíos con mercados laborales mucho más rígidos, junto con un enfoque menos emprendedor y controles normativos más estrictos que pueden dificultar que las empresas europeas innoven al mismo ritmo que en otras geografías. Aunque seguimos con interés a muchas tecnológicas europeas, puede resultar difícil invertir en ellas, ya que muchas de las más punteras sufren el efecto crowding-in (de aglomeración), lo que significa que las valoraciones tienden a no ser atractivas”.

Otros apuntes a tener en cuenta

Aplicaciones. Los expertos de Capital Group siguen de cerca las aplicaciones impulsadas por la IA, ya que creen que están generando innovación en muchos sectores, como el farmacéutico, el bancario e incluso el de la comida rápida. “El reto para los inversores, sin embargo, será separar el bombo y platillo de la realidad en medio del crecimiento exponencial previsto de los sistemas de IA durante la próxima década”, consideran.

Combinación. Tomasz Godziek, responsable de renta variable temática en J. Safra Sarasin Sustainable AM, explica que “en general, sus fondos temáticos no apuestan por ningún sector específico y obtienen sus resultados gracias a una buena selección de valores”. Sin embargo, “el tecnológico es una excepción, ya que hemos decidido sobreponderarlo estructuralmente en todos nuestros vehículos”. Cree que las compañías tecnológicas “ofrecen una combinación única de crecimiento y rentabilidad”.

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