Geodesic, agua limpia y desinfectada sin usar productos químicos
La tecnología desarrollada supone además un importante ahorro
Casi un millón de metros cúbicos de agua. O lo que es lo mismo, el equivalente al llenado de 400 piscinas olímpicas. Esta es la cantidad de agua ahorrada con la tecnología desarrollada por la empresa española Geodesic. La preservación de este considerable caudal de líquido lo logra esta compañía, fundada en 2011 –aunque no comenzó a operar hasta 2018–, con la tecnología que ha creado y que aplica en el proceso de tratamiento, conservación y regeneración del agua, mediante un procedimiento en el que, además, elimina por completo la utilización de productos químicos. La empresa calcula que se han dejado de utilizar más de cuatro millones de kilos.
La técnica de Geodesic se puede utilizar en diferentes sectores donde el agua es protagonista: centros deportivos (GO Fit), piscinas (piscina municipal de Moralzarzal, en Madrid), torres de refrigeración de grandes edificios (Realia), industria agroalimentaria o metalúrgica (grupo Palacios y Centracero), y en regenerar aguas residuales que, posteriormente, se destinan a la agricultura, el riego de parques y jardines municipales o de campos de golf.
GO Fit, Centracero, Realia o el grupo Palacios son algunos de sus clientes
“Hemos creado una tecnología con la que obtenemos un agua más limpia, reducimos su consumo, aumentamos su ahorro y conseguimos así un indudable impacto en el medio ambiente y en la sostenibilidad”, explica Luis Botija, consejero delegado de Geodesic. Según el directivo, “contamos ya con la tecnología para reutilizar el agua”, y asegura que “el reto está en su aplicación para el uso de aguas residuales y en el ahorro que podemos obtener en el comercio y la industria, donde se concentra un 20% del consumo”.
¿Cómo funciona?
El método de Geodesic se basa en procesos electrofísicos o electroquímicos que pueden darse de forma independiente o combinada, dependiendo del sector o del uso que se le dé. El primero, llamado electroporación, ataca con campos eléctricos la membrana celular que protege a las bacterias, rompiéndola y logrando así su muerte. Estos mismos campos eléctricos son los que actúan en el segundo, la oxidación avanzada, con la que se destruye la materia orgánica. Con el último, la generación de cloro libre, se produce cloro activo a partir de los cloruros presentes de forma natural en el agua.
Se eliminan bacterias y materia orgánica y se produce cloro de forma natural
Para entender mejor su funcionamiento, Botija pone el ejemplo de una empresa que se dedica al corte y envasado de fruta. “En el caso de la piña, esta pasa por los procesos de oxidación y generación de cloro cuando es preparada. Después, el agua resultante es depurada mediante la electroporación para ser usada de nuevo con esta u otra fruta diferente”.
Los equipos que utiliza la compañía para desinfectar y tratar el agua tienen un diseño modular que se ajusta en función de los lugares donde se van a utilizar y del volumen de agua que va a manejar. “Consumen en torno a 0,2 kWh de energía por metro cúbico ahorrado; es bastante bajo”, dice. Además, “en las piscinas se ahorra la energía de climatización del agua que deja de consumirse como efecto secundario”.
El negocio de la empresa no está en la venta de este equipamiento, sino que procede de una cantidad que se cobra a los clientes y en la que se incluye el alquiler del mismo más un centro de soporte técnico, cloud based operation & control (CB-Opcon), con el que se gestionan y analizan en tiempo real, y de forma remota, los equipos y datos del agua tratada.
Esta tarifa es muy amplia, y va “desde los 1.200 euros al mes en adelante, en función del tamaño de la instalación. La más grande que tenemos ahora es de 7.000 al mes”, apunta, y añade que con un solo equipo “se pueden tratar varias piscinas, torres de refrigeración o líneas de lavado, pasteurizadores, autoclaves, etc., en una industria agroalimentaria”.
Geodesic facturó 1,4 millones de euros en 2022 y la previsión para este año ronda los 2 millones. Para 2024, confía en superar esa cifra e incrementar su plantilla, hoy con 18 empleados.
Ampliar capital para seguir creciendo
Comienzos. Luis Botija y Juan Ibáñez fueron los dos fundadores de esta empresa que se constituyó como sociedad en 2011. Hasta el año 2016 estuvieron centrados en la investigación y el desarrollo de una tecnología propia que estuvieron probando en distintos proyectos y pilotos. Los primeros fueron en una depuradora de Alicante y en las Torres KIO de Madrid.
Salto al mercado. En 2017 terminaron de adaptar su tecnología y en 2018 se lanzaron al mercado, en un movimiento que se produjo en paralelo a la apertura de la empresa y, por primera vez, a la entrada de socios que eran ya inversores profesionales. El objetivo era mejorar la gestión y obtener capital para desarrollar la tecnología. Aunque estos planes sufrieron un parón debido a la pandemia de Covid-19.
Año clave. En 2022 lanzaron una ampliación de capital de 3 millones de euros que se completó con la entrada de nuevos socios y que tiene una segunda fase para este 2023 con la meta de llegar a los 5 millones (3,4 cerrados ya en este mes de marzo). En esta buscarán un socio industrial que se convierta en compañero de viaje para su expansión internacional. Tienen ya clientes en Portugal y en México y en abril abrirán oficina en Miami (Estados Unidos).
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