El impuesto de Sumar afectaría más a la distribución que a la producción de alimentos
La formación de Díaz propone gravar con un 1,2% a las grandes empresas si sus márgenes no bajan. Los cinco grandes supermercados pagarían 700 millones
El impuesto especial sobre buena parte de las empresas del sector agroalimentario, propuesto el viernes por Sumar para penalizar los “comportamientos abusivos y anticompetitivos” de las grandes compañías, afectaría más a la distribución que a la producción de alimentos. Es la conclusión principal que se desprende del análisis de los márgenes empresariales, tomando como referencia los últimos datos que ofrecen las principales organizaciones del sector.
La formación liderada por Yolanda Díaz propuso al PSOE poner en marcha un gravamen vinculado a la evolución del resultado bruto de explotación y los ingresos de aquellas empresas que forman parte de la cadena de producción y distribución de alimentos y que hayan facturado más de 100 millones en 2023 en España. La base imponible del impuesto sería el importe neto de la cifra de negocios, que se gravaría con mayor o menor intensidad en función de una serie de factores.
Así, el tributo alcanzaría un tipo del 1,2% si la diferencia entre los márgenes de 2024 y 2019 superase la diferencia entre el nivel de 2023 y 2019; bajaría al 0,6% si el de 2024 estuviese por encima del de 2019; y sería del 0% si el de 2024 fuese igual o inferior al del nivel prepandémico. El objetivo, trasladan fuentes de Sumar, no es recaudar, sino presionar para que la inflación de los alimentos baje.
“El impuesto tiene un diseño inteligente pues castiga los comportamientos abusivos de las empresas de manera gradual y se anula cuando el mercado funciona de manera competitiva. Sus efectos beneficiosos ya operarían en 2024, aunque se pague en 2025, pues el nivel del gravamen se determina por el comportamiento empresarial del año en curso”, explica el texto difundido por la formación.
Por el momento, los datos cerrados del año 2022 –los últimos disponibles– permiten hacerse una idea del impacto que tendría esta figura. La inmensa mayoría de las grandes distribuidoras de alimentos del país, entre las que se encuentran Mercadona, Carrefour, Dia, Eroski, Alcampo o Aldi, pasarían a estar gravadas con el impuesto dado que los márgenes de 2022 superarían en todos los casos los registrados en 2019, en base a la metodología que propone Sumar. En este periodo, únicamente Lidl se libraría del gravamen, ya que sus márgenes quedaron algo por debajo del nivel prepandemia. La base imponible, únicamente con estos grupos, ascendería por lo tanto a unos 60.000 millones, la suma del conjunto de cifras de negocio. Al aplicar el tipo impositivo del 1,2%, la recaudación potencial rondaría los 720 millones.
Sumar define el margen empresarial como el cociente entre el resultado bruto de explotación y el importe neto de la cifra de negocios. El resultado bruto de explotación, a su vez, sería la suma, y la resta en su caso, del importe neto de la cifra de negocios, la variación de existencias de productos terminados y en curso de fabricación, los trabajos realizados por la empresa para su activo, aprovisionamientos, otros ingresos de explotación, gastos de personal y otros gastos de explotación. No incluye, por ejemplo, deterioros o amortizaciones.
Con este planteamiento, al menos según los resultados de 2022, los principales productores se librarían de tributar. Y es que los márgenes de gigantes del sector como Ebro Foods, Nestlé, Grupo Fuertes, Damm o Campofrío quedaron en el año de referencia por debajo de los registrados en 2019. Es de suponer que los márgenes, tanto de distribuidoras como de productoras, muestren síntomas de recuperación en 2023.
Fuentes de la distribución defienden que su sector “es el más vigilado” por las administraciones. Ministerio de Economía, Banco de España y la CNMC siguen la evolución de sus márgenes.
Los últimos datos del Observatorio de Márgenes Empresariales, elaborado por Economía, la Agencia Tributaria y el supervisor bancario, certifican que, dentro del sector agroalimentario, los niveles se habrían disparado en la agricultura, superando los 125 puntos en una escala en la que 100 equivale al cuatro trimestre de 2019, antes de la irrupción de la pandemia. Sin embargo, tanto la industria como la distribución seguirían por debajo de los 100 puntos. Aunque la primera se habría ido recuperando, la segunda enlaza varios trimestres de caídas.
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