La transición energética y las reglas fiscales serán las claves de la presidencia española de la UE
Los expertos de Foro Futuro señalan que se deben completar las negociaciones sobre la transición digital y verde tras evidenciarse las vulnerabilidades del modelo energético europeo
A partir del próximo 1 de julio, España asumirá la presidencia del Consejo de la Unión Europea, enfrentándose a varios desafíos significativos. En primer lugar, España debe hacer frente a la reindustrialización de Europa, en el nuevo marco de globalización y en un contexto en el que Estados Unidos y China mantienen un enfrentamiento directo. También deberá hacer frente a los efectos del cambio climático, donde España debe completar negociaciones relacionadas con la transición digital y verde tras evidenciarse las vulnerabilidades del modelo energético europeo debido a la invasión rusa, lo que se traduce en una reducción de la dependencia de combustibles fósiles y el impulso de tecnologías limpias y renovables.
En términos económicos, España se enfrenta al establecimiento de un nuevo marco económico y financiero que fomente la estabilidad del crecimiento y el progreso social. Esto implica reformar las reglas fiscales y revisar el marco de recursos propios de la Unión para financiar la devolución de la deuda y el programa de fondos europeos Next Generation EU.
El encuentro celebrado este miércoles de Foro Futuro, el observatorio de investigación económica organizado por CincoDías con el respaldo de Grupo Santander, ha planteado cuáles deber ser las prioridades de la presidencia española en la UE, las claves económicas para potenciar la recuperación y el crecimiento europeo en el contexto actual, y cómo puede afectar el adelanto electoral y un posible cambio de Gobierno a las prioridades de la presidencia española.
La primera tarea de España al frente del Consejo de la Unión Europea es la reindustrialización de Europa. La Unión Europea debe reaccionar con la creación de instrumentos para que, frente a disrupciones en la cadena de valor, como fue el caso del Covid-19, cuente con mayor independencia y resiliencia.
Sin embargo, la búsqueda de autonomía estratégica se enfrenta a desafíos significativos debido a los diferentes modelos de cadenas de valor de los países miembros de la Unión Europea. Estas divergencias pueden generar tensiones y llevar a un aumento del proteccionismo, y a la adopción de políticas industriales tradicionales.
“Hablar de autonomía estratégica es complicado. La Comisión le pone el epíteto de autonomía estratégica abierta para que no suene a proteccionismo. Pero la verdad es que es muy fácil caer en el proteccionismo y la política industrial tradicional. En Europa hay 27 modelos industriales y 27 políticas de seguridad energética. Aunque haya una serie de elementos de coordinación, el concepto de seguridad nacional no es el mismo para todos los Estados miembros ni tampoco las dependencias de cada persona idénticas”, señaló Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano, consultor independiente y profesor asociado en la IE University y la IE School of Global and Public Affairs.
Por otro lado, España se enfrenta a la reforma de las reglas fiscales europeas, que fueron suspendidas debido a la pandemia y la posterior guerra de Ucrania, lo que flexibilizó el gasto público de los países, y que han de retomarse de manera más flexible y adaptadas a las necesidades estructurales de los Estados miembros debido al encarecimiento de los tipos de interés, lo que dificulta la financiación de los fondos Next Generation.
Los expertos coinciden en que los fondos Next Generation podrían haber sido de mayor utilidad de la que han sido realmente, de no haber sido por los rigurosos controles legales, que han obstaculizado la implementación rápida y efectiva de los proyectos. “Ha habido un exceso de regulación porque se crean ante un evento inesperado y dañino para la economía como es una pandemia, pero se crean quizás sin tener hojas de ruta previstas para que su canalización sea mucho más eficaz. No teníamos ni la regulación preparada para ello, pero tampoco un mapa de lo que se quería hacer, lo cual era vital”, afirmó Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director de estudios financieros de Funcas.
“Nos hemos obsesionado con el control de legalidad y hemos olvidado el control de eficiencia. Era mucho más importante comprobar en qué medida estos fondos estaban siendo utilizados para la transformación económica. Es imprescindible simplificar regulación y hacer otro tipo de controles más aleatorios, más a posteriori, de manera que los fondos puedan llegar antes a su utilización real”, aseveró Enrique Feás.
Transición energética
Liderar y fomentar la adopción de medidas energéticas coordinadas entre los Estados miembros es fundamental para avanzar hacia un modelo energético más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. España buscará promover políticas y estrategias que impulsen las energías renovables, mejoren la eficiencia energética y aceleren la descarbonización.
Para ello, Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada de Fedea, propone desde su punto de vista un impuesto sobre el carbón: “Hay un instrumento que nos podría ayudar a acelerar la descarbonización y financiar las compensaciones a aquellos países que se ven más afectados por la transición energética, que sería un impuesto sobre el carbón a nivel europeo. En vez de darle la bienvenida a la subida de precios como acelerador de la descarbonización, hemos tratado de compensarla mediante subvenciones y rebajas impositivas, tendríamos que usar la imposición medioambiental para dar incentivos”.
No obstante, la transición energética suscita resistencias en aquellos sectores que podrían sufrir las mayores transformaciones estructurales, lo que está resultando en movimientos contrarios a la agenda 2030 y consignas reaccionarias que cada vez reciben mayor apoyo en este sentido.
“Me preocupa la visión de los votantes europeos de este modelo de transición energética. Como estamos viendo en algunos países, hay determinados partidos que rechazan buena parte de estas políticas. Es importante que esta transición se haga de modo razonable, se ajuste de manera equitativa a todos los sectores, y garantice la creación de empleos verdes para los trabajadores afectados. No podemos volver atrás, pero este modelo y a esta velocidad está generando algunas tensiones”, indicó Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director de Estudios Financieros de Funcas.
Alianza Mercosur
En la búsqueda de autonomía estratégica cobran especial importancia las asociaciones comerciales de la Unión Europa, como puede ser el acuerdo con Mercosur. El objetivo del eventual pacto es fortalecer las relaciones económicas entre la UE y los países de América Latina, y donde España desempeña un importante papel.
Como señaló Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en Natixis, y profesora en la Universidad de Ciencias y Tecnología de Hong Kong, fortalecer la alianza transatlántica con Mercosur ofrece beneficios a España en términos de relaciones diplomáticas y económicas con América Latina. Además, el tratado es crucial para Europa en virtud de la Critical Raw Materials Act, legislación que busca garantizar el acceso a metales esenciales para la transición energética.
En este sentido, América Latina puede desempeñar un papel estratégico en el suministro de estos materiales. Aunque la implementación de esta alianza enfrenta desafíos, especialmente debido a la postura de Francia, “Taiwán acaba de hacer una inversión enorme en una gigafactoría de baterías eléctricas en Francia. Por ello, puede ser una solución para Francia a la hora de acceder a estos materiales críticos”, destacó la economista.
“Es algo en lo que creo que merece la pena gastar capital político, aunque sea complicado por la posición de Francia, con alegatos más bien proteccionistas camuflados tras cuestiones medioambientales. Pero en estos días se está potenciando y negociando sobre esta idea, lo cual es una buena noticia. Es importante no dejar huecos que son llenados por China en América Latina y en otros países”, explicó Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano, consultor independiente y profesor asociado en la IE University y la IE School of Global and Public Affairs.
A pesar de las dificultades y las concesiones necesarias, los expertos coinciden en que se trata de una cuestión importante a nivel estratégico, no solo para España, sino también para la Unión Europea. Además, la consecución de este acuerdo durante el mandato de España al frente de la presidencia del Consejo de la UE reforzaría su liderazgo y su posición como actor relevante en la promoción de acuerdos comerciales y en la defensa de los intereses de la Unión Europea.
El desafío de unas Elecciones Generales
La convocatoria anticipada de las elecciones generales y el posible cambio de Gobierno español plantea desafíos adicionales durante su presidencia del Consejo de la UE. La transición política interna puede afectar a la continuidad en la toma de decisiones y la implementación de políticas a nivel europeo, lo que requerirá un esfuerzo adicional para mantener la coherencia y la agenda europea en medio de los cambios internos.
Los expertos están preocupados porque la imagen de España se pueda ver debilitada, especialmente tras un mandato del Gobierno sueco muy destacado: “Me preocupa mucho que la presidencia española se vea muy débil por las elecciones, sobre todo porque la presidencia sueca ha sido muy exitosa. Ha tenido mucha profundidad respecto a anteriores Gobiernos. Espero que más allá del resultado de las elecciones, se preserve el papel de la presidencia de España en el Consejo Europeo”, afirmó Alicia García-Herrero.
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