Los ‘family offices’ miran más allá del tradicional ladrillo para invertir en tecnología, consultoría y publicidad
Estas plataformas de inversión familiar encuentran mayor rentabilidad gracias al crecimiento rápido y la profesionalización del sector terciario
Los family offices están en pleno proceso de reinvención. Estas sociedades familiares de inversión privada diversifican poco a poco su principal fuente de negocio, el ladrillo, para invertir en sectores más rentables como la tecnología, la consultoría o la publicidad e incluso en mercados más específicos del sector inmobiliario como residencias universitarias o en el concepto de flex living. La situación, que fue observada esta última década en Estados Unidos, ha tomado fuerza en España, impulsada por la profesionalización y la consolidación de estos sectores.
En concreto, un informe de la consultora PwC destaca que una de cada cuatro startups en España se financia a través de un family office, mientras que, en las inversiones inmobiliarias, la proporción es de una sobre diez. Si bien en términos del valor de las inversiones, la mayor parte del capital sigue fluyendo al inmobiliario, se ha notado un cambio de tendencia en el tipo de transacciones que hacen los family offices. La razón principal de este cambio es la búsqueda de un mejor rendimiento, ya que las startups, conjuntamente con las consultoras y las agencias digitales presentan márgenes más elevados que el sector inmobiliario.
Jungle, una agencia de comunicación con sede en Madrid, forma parte de estas firmas que cuentan con grandes posibilidades de rentabilidad. Desde 2022, la compañía especializada en el negocio de la creatividad, ha adquirido 10 compañías y en 2023, la empresa ha tenido 27,2 millones de euros de ingresos, un 49% que le valió aparecer en el listado del Financial Times de las 1.000 empresas europeas de mayor crecimiento.
El desarrollo de Jungle se debe al fuerte impulso tanto del negocio recurrente de sus clientes actuales, como de la adquisición de nuevas compañías con fuerte capacidad de crecimiento. Este último año, ha adquirido tres consultoras tecnológicas y una agencia creativa. Si bien ningún family office es cliente de la firma, el responsable de adquisiciones de la compañía, Jacobo Pérez del Pulgar nota que la expansión rápida de Jungle “capta el interés de fondos como los family offices”.
Pérez asegura que por ser un sector muy atomizado, el mundo creativo cuenta con importantes oportunidades de crecimiento. Sin embargo, explica que la rentabilidad no es el único factor que atrae a los inversores; la consolidación y la profesionalización del sector crean también confianza: “Hace cinco años, solo las grandes corporaciones ofrecían negocios con estabilidad, pero las pequeñas empresas se han consolidado, tienen más capital, talentos y clientes que en el pasado”, resalta el entrevistado.
Asimismo, Pérez destaca que el relevo generacional juega un papel fundamental en el cambio de tendencia: “Cada vez más, los inversores buscan financiar sectores que se alineen con sus intereses y sus principios, como es el caso de la sostenibilidad”. El responsable de adquisiciones indica que al entrar en una compañía tecnológica o una startup siendo un family office, los inversores tienen la posibilidad de participar en las decisiones, crear nuevos trabajos y tomar parte del consejo, lo cual atrae otro tipo de inversores.
El sector inmobiliario resiste
Sin embargo, en inversión directa, sigue existiendo una preferencia clara por sectores bien establecidos que cuentan con una rentabilidad sostenida, como es el caso de las inmobiliarias.
Para Miguel Fuster, fundador de Elcano Investment, una sociedad independiente de inversión inmobiliaria basada en Madrid que cuenta con más de 430 millones de activos, la “materialidad” de los bienes raíces es uno de los argumentos principales para invertir en el inmobiliario: “Es algo tangible y palpable. Los edificios tienen una componente visual que da confianza al inversor”.
Fuster, quien acompaña a los inversores desde la identificación de las oportunidades hasta la financiación de los activos, destaca que casi siempre, una inversión inmobiliaria se hace en “zonas que los inversores conocen bien”, y guiados por “fondos que conocen bien”.
Con perfiles menos conservadores
A pesar de esto, el perfil del inversor inmobiliario es cada vez menos conservador, resalta Fuster: “Antes la inversión se hacía en retail, oficinas, y centros residenciales, pero el interés se dirige progresivamente hacia el sector turístico y hostelero". Asimismo, han aumentado las inversiones en residencias universitarias, o en “alternativas como el flex-living y el senior living, que van subiendo”, señala el entrevistado.
En la misma línea, si bien la demanda se concentra en Madrid, Barcelona y las demás capitales de provincia, donde la rentabilidad permanece mayor al resto del territorio español, los inversores acuden cada vez más a otro tipo de activos, como “propiedades en el litoral” o casas en zonas rurales. Por ejemplo, Elcano Investment hace promociones de chalets en la costa gaditana para acompañar esta tendencia.