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Las estrategias de las ‘family offices’ (españolas) para cuidar de su patrimonio

Invierten con un horizonte temporal de largo plazo, diversifican el riesgo y combinan el mercado local con el internacional. Buscan preservar capital y rentabilidad atractiva

Dos clientes en un despacho de un family office.
Dos clientes en un despacho de un family office.Jacobs Stock Photography (Getty Images)

Una de las prioridades de las familias empresarias es preservar su legado a lo largo de las generaciones. El instrumento más común en España son las family offices, que ayudan a organizar y velar por las buenas inversiones de estos grandes patrimonios. Repasamos sus principales características a través de diferentes expertos.

La ventaja, en general, es que disponen de lo que se llama “capital paciente”, señalan Paolo Mezza y Borja de Cruïlles, socios de iCapital y responsables del departamento de family offices. El significado de este atributo es que “los miembros de la familia suelen tener bien cubiertas sus necesidades y ello permite al family office invertir a muy largo plazo. La consecuencia es que pueden afrontar proyectos con algo más de riesgo, con menor liquidez y con horizontes de inversión más largos, lo cual redunda (si se hace bien) en una mayor rentabilidad”, detallan.

Pero también existe otra cara de la moneda, y “es que estas inversiones suelen ser más complejas y requieren mayor capacidad de análisis, lo cual, al mismo tiempo, supone una de las ventajas con las que cuentan los family offices profesionalizados o los multi­family office”, añaden Mezza y Cruïlles. La preservación de patrimonio es la base de partida (entendida como superación de inflación, gastos, costes e impuestos), pero rara vez se quedan en ese punto y suelen fijarse objetivos más ambiciosos tanto en rentabilidad como en otros aspectos, resumen los expertos de iCapital.

Otra de las particularidades es que “la mayoría tienen bien documentado, a nivel consejo familiar, unos objetivos de rentabilidad a largo plazo, y suelen entender perfectamente que algún año puntual no se consiga el objetivo, pero que, a nivel de TIR [tasa de retorno], en un plazo de tres, cinco o diez años (fijado previamente por la familia), sí que han de cumplirse”, explica Jaime del Palacio Tornos, asesor de patrimonios de Diaphanum.

Un ejemplo sería que “familias que en 2022 no cumplieron objetivos, seguramente, con una buena gestión financiera, independiente y profesionalizada, con la evolución 2023 y de 2024 han conseguido con creces el objetivo de preservación de capital a tres años. Como asesor, esa filosofía te da mucha flexibilidad para asumir algo más de riesgo cuando sea conveniente, y lo contrario en épocas de fuerte incertidumbre”, resume el experto.

Mientras, Raúl Aznar González, de Aznar Patrimonio, coincide en señalar que “el horizonte temporal a largo plazo permite a las familias asumir un nivel de riesgo más elevado que la media de los inversores, en previsión de que cualquier corrección a la baja se verá mitigada con el tiempo. Por lo tanto, podemos decir que los family offices asumen un nivel de riesgo superior a la media, sin ser muy agresivos en sus inversiones”.

Mientras, para José María Ferrer, director de Renta 4 Banca Privada y Wealth, “el largo plazo implica una menor presión por obtener rendimientos inmediatos. Esto permite tomar decisiones de inversión que se alineen con el horizonte temporal de varias décadas, invirtiendo en activos más estables, como bienes raíces, acciones de empresas sólidas y fondos de inversión menos volátiles. Además, pueden permitirse asumir más riesgos en inversiones que puedan tener un rendimiento significativo en el largo plazo, como startups”.

Frente a las cotizadas

Un aspecto importante y que diferencia al family office de las empresas que están en Bolsa es que “están muy pendientes de la cotización del valor y deben publicar resultados cada trimestre y sus gestores, por definición, no están toda la vida en la empresa con carácter general. En cambio, los family offices tienen una visión de permanencia que les permite tener una gestión más a largo plazo y, probablemente, menos afectada por los vaivenes coyunturales del mercado”, expone Fernando Vázquez, socio responsable de empresa familiar de Deloitte España.

Como cualquier tipo de inversor, el riesgo asumido depende de la estrategia diseñada. “Los más conservadores prefieren activos seguros, como bienes raíces, bonos o porcentajes menores en acciones internacionales cotizadas de elevado y estable dividendo, con un riesgo moderado. En concreto, serían inmuebles en ubicaciones prime o bonos de alta calidad”, cuenta Enrique Garrido, director de grandes patrimonios de Tressis.

En cambio, “aquellos dispuestos a asumir mayores riesgos y que buscan mejorar el patrimonio combinan esas inversiones conservadoras con capital riesgo y otras opciones alternativas y porcentajes más elevados en acciones de índices globales como el MSCI World o el S&P 500, siempre con un enfoque a largo plazo”, subraya Garrido.

En cuanto a la diversificación geográfica, la mayoría de expertos consultados coinciden en que suelen equilibrar sus inversiones locales y mercados internacionales. “Invertir en España les permite aprovechar el conocimiento del mercado local, las oportunidades en sectores clave como el real estate y las energías renovables, además de ciertos beneficios fiscales. Muchas familias también se sienten motivadas emocionalmente a contribuir al desarrollo de su región de origen”, apunta Garrido. A escala internacional, “buscan diversificar riesgos y acceder a mercados de alto crecimiento en regiones como Asia, América Latina o África. “En la actualidad, los family offices mantienen un equilibrio del 60%-70% en España, con un enfoque creciente en mercados emergentes”, apunta el directivo de Tressis.

En cambio, Santiago Hagerman, director de Creand Family Office, observa que “las carteras buscan tener exposición a Estados Unidos, ya que es una economía más dinámica y con mejor crecimiento que la europea”. Con respecto a España, desvela que “algunos gestores con los que invertimos ven ahora buenas oportunidades en renta variable, dado que las valoraciones son relativamente atractivas”.

Como último apunte, Aznar González, de Aznar Patrimonio, comenta que “los activos con un carácter más financiero, como los fondos de inversión y los planes de pensiones, siguen jugando un papel fundamental en las carteras de inversión. El principal motivo es que suponen la mejor fórmula de rentabilizar la liquidez, por su alta diversificación y por su eficiencia en cuanto adaptación a los cambios en el entorno económico. Bien es cierto que los planes de pensiones están perdiendo protagonismo por no poder destinar importes más elevados a ellos, pero, cualquier ahorro fiscal es interesante y las familias lo aprovechan al máximo”.

¿Con criterios ASG u objetivos éticos?

Social o sostenible. En algunos casos este tipo de cliente puede tener interés hacia inversiones de impacto social o sostenible, incorporando criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). “A largo plazo, este enfoque no solo busca un retorno financiero, sino también el alineamiento con los valores de la familia, lo que puede resultar en inversiones que favorezcan el bienestar social o el medio ambiente, a la par que ofrecen oportunidades de crecimiento”, detalla José María Ferrer, director de Renta 4 Banca Privada y Wealth.

Hacer el bien. “En general, nuestros clientes siempre han buscado invertir en empresas que hagan bien a los demás, no solo por cumplir con los criterios ASG, sino por la creencia de que hacer el bien a la larga es lo más rentable. Dentro de este contexto, sí buscamos invertir en empresas que favorezcan al medio ambiente, traten bien a sus empleados y clientes, produzcan productos que mejoren la vida de los demás y sean transparentes y éticas”, cuenta Santiago Hagerman, director de Creand Family Office.

Complejidad. Según Raúl Aznar González, de Aznar Patrimonio, los inversores no suelen demandar activamente inversiones que cumplan con los criterios ASG “porque les resulta complejo de entender o excluye muchas inversiones interesantes que no ofrecen dicha información. Bien es cierto, que muchos family offices tienen entre sus objetivos la generación de impacto positivo en su área de influencia, muy en línea con los objetivos ASG”.

Defensa. Jaime del Palacio Tornos, asesor de patrimonios de Diaphanum, considera que no hay interés por las inversiones con criterios ASG, “es más, en los últimos tiempos, recibimos muchas consultas sobre fondos o acciones del sector defensa. En cambio, en el mundo ilíquido, sí que hay cierto interés en que analicemos los diferentes fondos de impacto que están en el mercado”.

Las inversiones alternativas se acrecientan

Cada vez más familias empresarias españolas y europeas optan por 
el ‘private equity’ 

Aunque el real estate sigue siendo el tipo de activo preferido por los family offices la mayoría de expertos observan que las inversiones alternativas se van haciendo hueco en España en los últimos años, aunque sin tener la importancia que presentan otros países. Según el último informe de la red internacional de patrimonios familiares europeos Campden, dedican casi un 25% a este tipo de activos y con intención de incrementar la ratio. 

“Es cierto que las inversiones alternativas están adquiriendo un papel cada vez más relevante en las carteras”, confirma Gadea de la Viuda, socia y directora general de Abante. “Activos como el capital privado, el venture capital y los fondos de private equity están siendo priorizados debido a que permiten aspirar a rentabilidades superiores a largo plazo y son un complemento que permite diversificar las carteras de forma descorrelacionada con los activos tradicionales”. En su opinión, aunque implican un mayor nivel de riesgo y menor liquidez, “muchas familias empresarias valoran estas inversiones directas por el control y el impacto directo que pueden ejercer en los proyectos seleccionados, alineándolos con sus valores y objetivos estratégicos”. 

Alejandra Hernández, socia directora de grandes patrimonios de Atl Capital, destaca que el private equity estaba reservado para grandes inversores institucionales o planes de pensiones soberanos, pero de la mano de los reguladores se ha ido permitiendo el acceso a otros perfiles posibilitando “invertir en compañías y sectores, que sería imposible hacerlo a través de los mercados cotizados, y a este respecto hay que tener en cuenta que más del 90% de las empresas en el mundo no cotiza. Además, está demostradísimo que incluir este tipo de inversiones en las carteras no solo reduce la volatilidad de estas, si no que permite conseguir retornos más elevados en el largo plazo”.

A este respecto, en Atl Capital consideran que su iliquidez “no tiene que ser para nada negativa, de hecho, permite que al no existir un botón del pánico que te permita salir cuando te pones nervioso, la inversión sea mucho más estable generalmente”.

Santiago Hagerman, director de Creand Family Office, ve bastante interés en los fondos de private lending (fondos de deuda privada), donde las rentabilidades pueden ser elevadas y los plazos son más cortos. Se refiere a una forma directa de financiación a la empresa, sin intermediación de entidades financieras. Tiene como actores a fondos de inversión, que otorgan préstamos a empresas con el objetivo de conseguir rentabilidad al capital de sus inversores.

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