Talgo se resiste ante la reclamación de Renfe de 116 millones por el retraso en la entrega de los trenes Avril
La operadora envía una nueva notificación que confirma la penalización e incluye una orden de ingreso
La batalla de Renfe y Talgo se mantiene en todo lo alto por el retraso de casi dos años, acumulado por el fabricante, en la entrega de un paquete de 30 trenes de alta velocidad del modelo Avril. Estos fueron adquiridos en dos lotes, entre 2016 y 2017, y la primera unidad no llegó a manos de la operadora hasta el 12 de abril de este 2024, lo que abrió la vía de las penalizaciones. Talgo ha reconocido ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que ha recibido una nueva notificación de la compañía pública en la que se le reclaman 116 millones de euros. Renfe también incluye una orden de ingreso para que su proveedor cumpla con el pago.
La misiva de Renfe confirma que el expediente de penalizaciones por el caso de los Avril, que conforman la serie 106 ya en circulación, sigue su curso. Pero Talgo vuelve a activar sus defensas: “La Sociedad, tras realizar un análisis exhaustivo de la situación, ha procedido a remitir una contestación formal en la que reafirma la improcedencia de las penalizaciones impuestas y aporta nuevos argumentos y justificaciones que refuerzan la validez y suficiencia de las razones previamente presentadas”, explica la dirección de Talgo ante el regulador bursátil.
La primera fecha comprometida para la entrega del nuevo tren español de alta velocidad fue la de enero de 2021. Tras varias modificaciones pedidas por el cliente, el compromiso de Talgo se movió a julio de 2022. Los 116 millones demandados a la firma industrial, de los que ya se tuvo noticia en ese verano de 2022, tienen que ver con el incumplimiento del contrato, a lo que Renfe pretende sumar otros 50 millones por el lucro cesante derivado de no poder disponer de su nueva flota durante meses.
La firma que lidera Carlos de Palacio reafirma en la nota envida a la CNMV el compromiso “con la protección de los intereses de todos sus empleados, clientes, accionistas y demás grupos de interés”. Y advierte que continuará adoptando “todas las medidas legales necesarias para ello”.
Esta disputa entre Renfe y Talgo parece abocada a los tribunales y se recrudece justo cuando la vasca Sidenor trata de formalizar una oferta por el 29,9% del capital, una vez que en agosto fue vetada por el Gobierno la opa por el 100% lanzada por el consorcio húngaro Ganz Mavag.
Fuentes cercanas a las conversaciones explican que la citada Sidenor no habría tenido facilidades hasta ahora para poder examinar las cuentas y el patrimonio de Talgo, a través de una auditoría (due diligence), lo que habría motivado el enfado del Gobierno. Distintos ministros, entre ellos el de Transportes, Óscar Puente, han dado su bendición al cambio de control en Talgo, que pasaría del fondo Trilantic a la compañía que preside José Antonio Jainaga.
Causas de fuerza mayor
Durante la fase de conciliación previa a los tribunales, Renfe y Talgo se cruzaron alegaciones y documentos de terceros para defender sus respectivas posiciones. El pedido de los 30 Avril alcanzó los 1.490 millones (incluido el mantenimiento durante 15 años) y la dilación en la fecha de entrega fue explicada por el fabricante por causas de fuerza mayor, como fue el impacto de la pandemia en el sector industrial, situación que se agravó posteriormente con la invasión rusa de Ucrania y el efecto de esta sobre los costes de materiales y de la energía. A ello, Talgo sumó causas ajenas a su gestión que afectaron a los procesos de prueba y homologación de los trenes.
Talgo mantiene aún este riesgo financiero lejos de sus presentaciones ante el mercado. Su consejo de administración ha entendido hasta ahora que el riesgo de ejecución de la pena es remoto, mientras que Renfe lleva meses hablando de “flagrante incumplimiento” del contrato.
El primer Talgo Avril circuló en España ya en fase comercial el 21 de mayo, tras lo que llegaron semanas de incidencias relacionadas con este material rodante. Estos fallos motivaron un serio toque de atención el ministro de Transportes, Óscar Puente, y la activación de dos nuevas acciones de reclamación por parte de Renfe.