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Sidenor corteja a BBK en busca de apoyo vasco para la compra de Talgo

El presidente, José Antonio Jainaga, ha mantenido contactos con el principal accionista de Kutxabank en busca de adhesiones a su plan para controlar el fabricante de trenes

El presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, durante un acto de la asociación empresarial AEGE.
El presidente de Sidenor, José Antonio Jainaga, durante un acto de la asociación empresarial AEGE.Fernando Sánchez / Europa Press (Europa Press)

La ofensiva del grupo industrial Sidenor sobre Talgo, a través de su brazo inversor Mirai, avanza en la doble vía de la negociación directa con el fabricante de trenes y el intento de reunir un ramillete de inversores vascos en torno a la operación. Fuentes al tanto de los distintos movimientos aseguran que el presidente de la siderúrgica, José Antonio Jainaga, ha abierto contactos al respecto con Fundación BBK, el principal accionista de Kutxabank con el 57% del capital del banco y la pieza que podría apuntalar la oferta por el 100% que demanda el núcleo duro de Talgo.

El consejo de la firma ferroviaria comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el 21 de octubre el inicio de negociaciones con Sidenor “dirigidas a analizar una posible transacción que podría implicar la adquisición de un porcentaje significativo del capital social o de su totalidad”. Quedó abierta la posibilidad de una nueva opa, que la siderúrgica no parece dispuesta a lanzar en solitario.

Fundación BBK tiene entre sus prioridades reforzar una cartera industrial en la que ya figuran empresas de Euskadi. Entre ellas CAF (como accionista indirecto a través de Kutxabank), Iberdrola y Arteche. A finales del pasado octubre, la opción de BBK y de la fundación alavesa Vital (con el 11% de Kutxabank, el 32% restante está en manos de la guipuzcoana Kutxa), fue apuntada en público por el diputado y presidente del PP del País Vasco, Javier de Andrés, para engrasar una operación sobre Talgo. Parte de su arraigo a Euskadi tiene que ver con la fábrica alavesa de Rivabellosa, en la que emplea a 700 trabajadores. El otro centro se encuentra en la localidad madrileña de Las Matas, con unos 500 efectivos.

“Es necesario invertir para que en el futuro haya rentabilidades que permitan hacer obra social. Sería un acierto que las fundaciones de Kutxabank liderasen una inversión en Talgo para afianzar el arraigo que deseamos y tener más posibilidades de empleo, de inversión, de tecnología para Euskadi”, señaló De Andrés a través de su perfil en la red social X. En la recámara están la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) o incluso CriteriaCaixa, que fue llamada por el Gobierno central para garantizar la españolidad de Talgo y que estaba dispuesta a entrar en una oferta siempre que fuera encabezada por un actor industrial.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, dio su bendición a mediados de octubre a la participación pública en una operación de cambio de control en Talgo. El Gobierno lleva meses advirtiendo que esta es una empresa estratégica para el país, por su tecnología en alta velocidad y desarrollos como el eje desplazable. El consejero vasco de Industria, Mikel Jauregi, también ha insistido en distintas ocasiones en que el Ejecutivo autonómico apoya el proyecto de Sidenor, siempre que Talgo mantenga el arraigo en Euskadi y se impulse el empleo.

Jainaga ha contratado los servicios del banco de negocios Alantra, según publicó El Confidencial, para moldear la oferta que le otorgue la posición de primer accionista de Talgo. El dueño de Sidenor también cuenta con el asesoramiento de PwC para el estudio en detalle (due diligence) de la compañía pretendida. Pero Sidenor no parece estar por la labor de ir más allá de la toma del 29,9% de Talgo, lo que choca con los acuerdos entre accionistas de esta última.

El trío que forman el fondo Trilantic y las familias Abelló y Oriol, con un 40% del capital de Talgo a través de la instrumental Pegaso, conserva cláusulas de arrastre por las que la intención de venta de uno de ellos obliga o da derecho a colocar sus acciones al mismo precio que las del resto. Es decir, Pegaso negocia como un solo partícipe, cuya porción obliga a la formulación de una opa por el 100%, como la que registró en la CNMV el consorcio húngaro Ganz Mavag el pasado marzo, a cinco euros por título, y que fue vetada por el Gobierno en agosto.

La entrada de las fundaciones de Kutxabank y el previsible apoyo con fondos del Gobierno vasco, a través del fondo público Finkatuz, con el que el Ejecutivo de Vitoria ya participa en la también ferroviaria CAF, en concreto con un 3%, podrían allanar una solución para el accionariado de Talgo. La citada CAF ya ha manifestado que una integración con Talgo no entra en sus planes de futuro. Opta por un desembarco industrial por su cuenta en Estados Unidos en el segmento de los autobuses eléctricos (en este mercado ya está presente con plantas centradas en el ámbito ferroviario) y por instalar fábricas propias en los países escandinavos.

El fondo estadounidense Trilantic entró en el capital en 2006 y su intención de vender es pública y notoria desde antes de la pandemia. Una vez tumbada la opción de Ganz Mavag, el consejo de Talgo descartó una integración industrial con la checha Skoda Transportation, donde se mantiene en pie el interés por acuerdos desde el punto de vista de la producción.

Con más de 4.000 millones de euros en pedidos por ejecutar, Talgo se ve lastrada por un déficit de capacidad de fábrica que exige inversión. La compañía que preside Carlos Palacio ha tanteado la posibilidad de subcontratar trabajos para acelerar la producción y cumplir con los pedidos.

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