_
_
_
_
Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Riesgos y oportunidades de inversión ante un yen barato

Los expertos prevén que los tipos en Japón estén por debajo de la inflación por tiempo prolongado

Pantalla bursátil con valoraciones del índice de la Bolsa de Tokio.
Pantalla bursátil con valoraciones del índice de la Bolsa de Tokio.Anadolu (Anadolu via Getty Images)

Durante más de dos décadas, los inversores perdieron hasta la camisa en Japón. En un negocio que llegó a ser conocido como “fabricante de viudas”, vendieron bonos gubernamentales japoneses en corto con sus ínfimos rendimientos, pero sufrieron a medida que las tasas a largo plazo bajaban cada vez más y los precios de los bonos subían. Hoy en día, tomar una posición larga en la moneda japonesa también amenaza con acortar la esperanza de vida de los inversores de la Tierra del Sol Naciente. En los últimos tres años, el yen ha caído alrededor de un 50% frente al dólar estadounidense. Pero hay buenas razones por las que una apuesta dolorosa puede dar frutos antes.

La construcción de una barrera gigante en la prefectura de Yamanashi proporciona un rayo de esperanza a los alcistas del yen. La red de malla que se eleva sobre una tienda de conveniencia en el centro turístico de Fujikawaguchiko bloqueará una vista panorámica del monte Fuji. Hordas de turistas ruidosos se han estado reuniendo en este lugar para tomar fotografías de las vacaciones, dejando basura e ignorando las normas de tráfico, explicó una autoridad de la ciudad a la agencia France Presse.

Un gran número de turistas llega a Japón porque la moneda es muy barata. Según el índice Big Mac de The Economist, una de las hamburguesas emblemáticas de McDonald’s costó en enero un 47% menos en Japón que en Estados Unidos. La OCDE estima que el valor razonable del yen es de 95 por dólar, en comparación con su precio de mercado actual de 156.

El cálculo de la OCDE se basa en la paridad de poder adquisitivo, que supone que con el tiempo el precio de los Big Macs y otros productos en dos países, medido en sus respectivas monedas, debería converger. El economista John Maynard Keynes describió la paridad de poder adquisitivo como “el punto en torno al cual fluctúan los intercambios y en el que, en última instancia, deben detenerse”. Cuando los tipos de cambio del mercado divergen drásticamente de esta métrica, las fuerzas económicas ayudan a rectificar el desequilibrio. Por eso, los turistas extranjeros están acudiendo en masa a Japón. Las exportaciones japonesas en abril aumentaron un 8,3% respecto al año anterior, según Reuters. El superávit por cuenta corriente del país también se ha recuperado.

Keynes observó que las monedas pueden desviarse de la paridad del poder adquisitivo cuando los especuladores esperan que un país experimente una inflación más alta que otro. Eso es lo que ocurrió a principios de la década de 1920, cuando la hiperinflación despegó en Alemania y en otras partes de Europa. Algunos comentaristas creen que la enorme montaña de deuda pública de Japón –la más alta del mundo desarrollado, casi el 260% del PIB– obligará al Banco de Japón a mantener los tipos de interés demasiado bajos durante demasiado tiempo. Como resultado, anticipan que Japón sufrirá una inflación alta en algún momento.

Semejante escenario no auguraría nada bueno para el yen. Sin embargo, la mayoría de los inversores no cuentan con este resultado. La inflación en Japón, del 2,7%, está por debajo del nivel de Estados Unidos. Las expectativas de inflación en Japón a medio plazo, como refleja la diferencia en los rendimientos entre los bonos nominales y los protegidos contra la inflación, están ligeramente por debajo del objetivo del 2% del banco central del país, según una nota reciente de economistas de la Reserva Federal de San Francisco. Las encuestas sobre pronósticos de inflación cuentan una historia similar.

Aun así, dada la gran deuda pública del país, es posible que el banco central busque mantener los tipos de interés por debajo de la inflación durante un periodo prolongado. Como lo expresa el estratega de inversiones Russell Napier: en condiciones de libre mercado, la llamada represión financiera normalmente es negativa para una moneda.

Repatriar ahorros

En Japón, sin embargo, es posible que no se permita el funcionamiento de un mercado libre. Napier prevé un día en el que el Banco de Japón obligue a las instituciones financieras japonesas a repatriar una parte de sus vastos activos en el extranjero y a aumentar sus tenencias de bonos gubernamentales nacionales para mantener bajos los tipos de interés. En ese escenario, lo más probable es que el yen suba. Después del devastador terremoto y tsunami de 2011, los inversores japoneses repatriaron sus ahorros en gran escala y el yen subió bruscamente frente al dólar.

Hay una explicación más prosaica para la reciente caída del yen que no tiene nada que ver con la deuda soberana y la inflación. En los últimos años, se ha abierto una gran brecha entre los tipos de interés a corto plazo de Estados Unidos y Japón. La tasa de fondos federales de EE UU se sitúa en el 5,5%, mientras que la del Banco de Japón es de un mísero 0,1%. Los inversores minoristas japoneses vendieron yenes y compraron dólares para obtener el rendimiento adicional. Al mismo tiempo, han disfrutado de grandes ganancias de capital –en términos de yenes– a medida que la moneda se debilitaba. Los fondos de cobertura que siguen tendencias, conocidos como asesores de trading de materias primas, también se han lanzado a las operaciones cortas en yenes, alentados por la reciente baja volatilidad del tipo de cambio dólar-yen.

Este trading parece estar quedándose sin jugo. A principios de este año, el Banco de Japón parecía despreocupado por la debilidad del yen. Sin embargo, cuando la moneda se acercó a 160 unidades por dólar a finales de abril, el gobernador del banco, Kazuo Ueda, cambió de tono mientras las autoridades japonesas intervinieron extraoficialmente para respaldar la moneda. Los economistas de Morgan Stanley esperan que el banco central suba las tasas en su próxima reunión de julio y reduzca sus compras actuales de valores.

Las acciones de la Reserva Federal podrían tener un impacto aún mayor en la moneda japonesa. Los tipos de interés estadounidenses ya no aumentan a lo largo de la curva. Los rendimientos de los bonos estadounidenses y japoneses a largo plazo se han acercado en los últimos meses.

Esta semana, el gobernador de la Reserva Federal, Christopher Waller, dijo que los signos incipientes de una desaceleración de la inflación y el crecimiento en Estados Unidos significaban que la Reserva Federal podría “probablemente” descartar nuevos aumentos de las tasas de interés.

Dado que la brecha cada vez mayor entre los tipos de interés a corto plazo de Japón y Estados Unidos parece ser responsable del colapso del yen, la moneda japonesa debería de tener un buen desempeño cuando el diferencial de tipos entre estos países se estreche. El yen también ofrece a los inversores extranjeros una protección contra turbulencias financieras inesperadas.

Durante la crisis financiera mundial de 2008, la moneda japonesa se disparó después de que los especuladores que habían pedido prestado yenes para adquirir monedas de mayor rendimiento se vieron obligados a cambiar de rumbo. Dado que el trading de posiciones cortas en yenes está prosperando una vez más, la historia podría repetirse cuando ocurra el próximo gran trastorno financiero.

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS

_
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_