La logística urge homologación regulatoria entre ciudades y ayudas para la sostenibilidad
Un informe de LLYC y la UOC aconseja un cambio de modelo ante los desafíos de la distribución
Algunos de los tremendos retos que afloraron con el estallido de la pandemia para las cadenas de suministro, como son la carencia de materias primas o el alto coste energético, se mantienen aún hoy. Otros, como la invasión rusa de Ucrania, la urgencia de hacer más sostenible el transporte o una regulación totalmente fragmentada por niveles de la Administración, lastran al sector logístico en un momento de exponencial crecimiento del comercio electrónico, con gran parte de los proveedores produciendo o comprando en el sudeste asiático, y barreras al alza para acceder al centro de las ciudades con el reparto en la última milla.
Un informe firmado por LLYC, en colaboración con la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), pone de manifiesto la urgencia de “repensar el modelo logístico actual de las ciudades”. Se trata de eliminar las externalidades que genera la actividad al tiempo que se facilita la misma.
Entre las claves destaca la necesidad de crear “un foro que sirva para la coordinación entre administraciones locales que estén regulando aspectos de la distribución, de forma que se homogeneicen estándares en municipios colindantes y áreas metropolitanas”, escriben Jordi Sevilla, Carlos Ruiz Mateos y Manuela Sánchez, por LLYC, tras escuchar voces del sector logístico. Por la UOC han participado Cristian Castillo, Marta Viu y Eduard Álvarez. La disparidad normativa es identificada en el informe Retos regulatorios y sectoriales del sector logístico como una de las mayores preocupaciones.
El impacto de la inmediatez
Con datos de 2020, la CNMC apunta que en España se entregaban una media de 1,5 millones de paquetes relacionados con el comercio electrónico, de los que el 86% llegaban hasta domicilios. Al mismo tiempo, los pedidos para la entrega en menos de 24 horas crecen un 10% anual, lo que implica que “la gestión eficiente de todos los envíos se convierta en un verdadero reto”.
Más del 20% del tráfico en grandes ciudades españolas está ya relacionado con la distribución urbana de mercancías, y las administraciones “han empezado a aplicar medidas estrictas sobre la gestión de los espacios públicos y la circulación de vehículos por sus calles”, con el consiguiente impacto en el reparto.
Sevilla, Ruiz, Sánchez y los profesores de la UOC concluyen que en España “se regula tarde y de forma reactiva”, especialmente en el ámbito municipal, sin tener en cuenta los efectos sobre el servicio esencial de la logística. En este sentido, urge mayor agilidad y sensibilidad en el tratamiento de la distribución urbana de mercancías como un elemento que precisa distinciones en los planes de movilidad que vayan implementándose en todo el país.
El estudio se apoya en este apartado en la experiencia acumulada con los planes de movilidad urbana sostenible en comunidades autónomas como Cataluña y ciudades de más de 50.000 habitantes, con los que se busca reducir emisiones y consumo energético: “Si bien estas políticas pueden tener un impacto positivo para la calidad de vida de la ciudadanía, según como se implementen pueden suponer un problema para la operatividad de las empresas que gestionan la logística y distribución en las ciudades”, se advierte, haciendo especial hincapié en la controversia creada con la supresión de carriles y plazas de aparcamiento, en favor de carriles bici y zonas peatonales en la almendra central de grandes ciudades.
Al hilo de este último problema también se aconseja a las Administraciones tener en cuenta que un alto porcentaje de furgonetas (56% en 2017) y camiones (59% en 2017) dedicados a la distribución están afectados en estos momentos por las limitaciones que llegan con la implantación de las zonas de bajas emisiones, ya en pie en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valladolid o Valencia. Una realidad que merece, se advierte desde LLYC, medidas para facilitar la transición a flotas más sostenibles, como ha sido la del Real Decreto 242/2022 de 5 de abril que modificó el peso máximo de acceso a la ciudad para vehículos eléctricos.
Otro caso de estudio es el del intento de homogeneizar la gestión de la logística en el área metropolitana de Barcelona, de 632 kilómetros cuadrados y con 36 municipios en los que viven 3,2 millones de personas. Se trata de promover una única zona con heterogeneidad y coordinación en horarios y condiciones para la distribución de carga.
Intermodalidad para un transporte eficiente
La adaptación a las múltiples regulaciones que chocan incluso entre localidades vecinas no es el único desafío que afrontan las Administraciones y la logística. La reducción de los costes del transporte, congestión y emisiones, apunta el informe de LLYC debe venir de una mayor intermodalidad entre infraestructuras.
El Observatorio del Transporte y la Logística señala que el 85,2% de la cuota de cadena multimodal y unimodal se la lleva la carretera, por un 13,2% del tándem que forman la propia carretera y el transporte marítimo, o el 0,70% de la integración de transporte marítimo y ferroviario.
El diseño de las estaciones de tren, concebidas para viajeros, dificulta la llegada de mercancías para su distribución final con vehículos sostenibles. Y además de inversión en reformar infraestructuras como esas, se aconseja el impulso a alternativas al reparto a domicilio, como son entregas en puntos centralizados y establecimientos de conveniencia, y facilitar la distribución nocturna.
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