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Esta es la travesía que sufre el paciente cuando se agota su fármaco en la farmacia

Si el farmacéutico no puede sustituir el medicamento, debe ir a su médico para que le prescriba otra receta El precio aumenta si el alternativo no está financiado por el sistema de salud

GettyImages
Denisse Cepeda Minaya

Carolina Ortiz, de 45 años, estuvo dos meses sin tomarse su medicación, el Duplaxil (sulfato de hidroxicloroquina) de 400 miligramos, porque no aparecía en las farmacias. Tampoco podía comprar el fármaco alternativo disponible, el Dolquine de 200 miligramos, porque no se vende sin prescripción médica. Ortiz padece lupus eritematoso sistémico, una enfermedad autoinmune.

En los últimos meses, en las oficinas de farmacia no aparecen ansiolíticos, benzodiacepinas o antidiabéticos, detalla el farmacéutico Miguel Gil. Tampoco los formatos infantiles de antibióticos, los de amoxicilina/ácido clavulánico, e inhaladores para el asma como el Ventolin (salbutamol).

Ansiolíticos, antidiabéticos y antibióticos, entre los más ausentes en las farmacias

El Ministerio de Sanidad informa de que solo el 1,9% del total de las presentaciones de medicamentos que se comercializan en España (32.933) tiene problemas de suministro. Es decir, apenas 649, con datos al 9 de enero. “No estamos ante una situación crítica”, aseguran. Y sugieren a los pacientes “acudir a su farmacéutico para que les facilite otro, si el recambio se puede hacer desde la oficina de farmacia, o a su médico, para que le prescriba una alternativa terapéutica”.

Pero no es tan sencillo. Ortiz llamó en noviembre a su médico de cabecera para que le recetara otro fármaco, pero como había huelga en atención primaria, otro profesional le dijo que llamara al especialista. “Llamé a mi reumatóloga en tres ocasiones. A la tercera, me dijeron que estaba de vacaciones, era el puente de diciembre..., y le expliqué a la recepcionista que llevaba dos meses sin medicación, que me dolía el cuerpo, los huesos, que tenía insomnio y estaba supertensa. Mi miedo era que [el lupus] atacara a algún órgano”, recuerda. Una semana después la reumatóloga incorporó el Dolquine en su receta electrónica.

“El impacto es alto, especialmente en personas con enfermedades crónicas que requieren de una continuidad de sus tratamientos, interfiriendo muchas veces en la adherencia. También supone una preocupación añadida a su situación de enfermedad”, señala Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).

Causas

Son varios los factores que intervienen. Las dificultades en el abastecimiento de materias primas, sobre todo de China (cuya frontera estuvo cerrada hasta hace poco por la política de Covid cero) e India, indican desde Sanidad. También se debe a fallos técnicos, cuando falta, por ejemplo, algún componente del fármaco (principio activo, excipientes o envase) debido a un evento extraordinario, como el bloqueo ocurrido en el canal de Suez en 2021, apuntan fuentes de la industria farmacéutica.

Solo 649 de 32.933 presentaciones tienen problemas de suministro, según Sanidad

Y a razones administrativas (si se retrasa una autorización de una modificación de un envase) o de comercialización (la ausencia súbita o no venta de un competidor ante una crisis como el Covid o inviabilidad de mantener la producción de un medicamento). “Ningún país está a salvo. La grandísima mayoría de los problemas de suministro no tiene ningún impacto en el paciente porque hay alternativas, y todas las compañías farmacéuticas tienen planes de contingencia”, afirman.

De hecho, Eva Pérez Bech, dos veces trasplantada de hígado, no ha sufrido la travesía de Ortiz. “Ha habido un desabastecimiento puntual de inmunosupresores, sobre todo en niños, pero se ha solventado rápidamente a través de la farmacia del hospital”, cuenta.

Proceso de sustitución

Gil explica que algunos fármacos se sustituyen sin dificultad, pero que otros no. “En el caso de los antidiabéticos como el Ozempic (semaglutida), supone un contratiempo para el paciente porque tiene que ir al médico a que le proponga un sustituto. Muchas veces no hay y tienen que cambiarlo, con los contratiempos y posibles efectos adversos que puede suponer”, alerta. En cambio, ansiolíticos como el Orfidal se pueden sustituir por el Lorazepam “sin ningún tipo de trastorno para el paciente; el Sistema Nacional de Salud nos permite hacerlo”, dice.

Ortiz pudo comprar finalmente el Dolquine gracias a una amiga de una amiga farmacéutica, con la promesa de llevar la receta en cuanto se la diera el médico –para que se haga una idea, la venta de una caja de ibuprofeno de 600 miligramos sin prescripción médica puede acarrear multas al farmacéutico de 6.000 euros–. Pero el precio fue mayor: la caja le costó 12,5 euros, cuando la de Duplaxil le sale a 2,20, al adquirirla sin la indicación médica.

Gil aclara que “para el paciente no hay una diferencia de precio” si el medicamento sustituto está financiado por el sistema, como es el caso del Orfidal por el Lorazepam. “El médico debe valorar una opción financiable para que no sea un trastorno para los pacientes”, opina.

Carolina Ortiz está pendiente de una revisión médica (prevista para ayer) porque el Dolquine no le ha quitado los dolores.

Medidas-efectos

Otras soluciones. El Ministerio de Sanidad indica que, cuando no exista una alternativa terapéutica disponible, la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) puede importar fármacos extranjeros para asegurar que el paciente siga con su terapia. La AEMPS informa desde 2008 en la web Cima de estas faltas. “Ayuda a que la situación de cada fármaco sea más transparente y a conocer las acciones que llevan a cabo para subsanarlas”, señala Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes. En 2019 se puso en marcha el Plan de Garantías de Abastecimiento de Medicamentos, en el que participan todos los agentes del sector.

Precios. Fuentes de la industria farmacéutica puntualizan que los cambios de medicación por problemas de suministro no suponen, en general, un alza de precio para el paciente. “No se produce en España cuando el principio activo es el mismo, puesto que dos medicamentos con el mismo principio activo y dosificación se comercializan al mismo precio por el sistema de precios de referencia”, subrayan.

Impactos. Miguel Gil, dueño de una farmacia comunitaria en Teruel, admite que estas faltas generan desconcierto en los pacientes. “Creen que es por nuestra culpa porque no compramos medicamentos suficientes, y tenemos que explicárselo, hacerles ver que es un desabastecimiento nacional. También afecta un poco a nuestros ingresos”, destaca.

Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.

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