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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un apagón difícil, pero no imposible

Proceder a los cambios tecnológicos exigidos en la red y mantener la nuclear como respaldo síncrono ayudarían a que no se repitiera una situación como esta, ciberataques al margen

Central nuclear de Trillo (Guadalajara).

“Una oscilación muy fuerte del flujo de potencia de redes, por causas desconocidas” ha sido la razón apuntada para el apagón de ayer por el operador del sistema, el único que tienen todos los datos para conocer lo que ha pasado y por qué. En espera del informe final, adelanto mi hipótesis sobre la causa probable de esa fuerte oscilación.

Un sistema eléctrico está sometido a las leyes físicas. Esta obviedad no siempre ha estado presente a la hora de que los políticos adopten medidas que inciden sobre la generación eléctrica de un país y sus redes de transportes. En España, por ejemplo, en la última década, se ha producido una revolución en la generación eléctrica hasta el punto de que las tecnologías renovables (fotovoltaica y eólica, sobre todo) ocupan ya la mayoría del mix energético. Eso tiene impactos muy positivos sobre las emisiones de CO2, el abaratamiento del precio eléctrico y el aumento de la autonomía nacional.

Pero tiene un problema técnico: fotovoltaica y eólica no son energías síncronas, cuando nuestras redes de transporte y distribución están preparadas para funcionar solo a partir de un mínimo de tensión en las energías que transportan. Por eso, el sistema eléctrico, para funcionar con la tecnología actual, debe mantener una potencia síncrona de respaldo, que es la hidroeléctrica, el gas o la nuclear, de la que echar mano cuando la fotovoltaica y eólica no sean suficientes, bien por su carácter intermitente (puede no haber sol, ni viento) como por ausencia de la sincronía que necesitan los generadores para funcionar.

Un exceso súbito de generación renovable (fotovoltaica y eólica) en el sistema puede conllevar fuertes oscilaciones de tensión en la red, que causen la pérdida de generación, con consecuencia de apagón al propagarse la perturbación, porque los generadores están diseñados, ahora, para funcionar dentro de unos márgenes que se han superado. Nuestra red eléctrica necesita inversiones para adaptarse a la realidad técnica del nuevo mix de generación, que, a su vez, también debe continuar mejorando su propia tecnología y almacenamiento. Esa viene siendo una reivindicación del sector (y del operador del sistema) a la que el Gobierno no está siendo sensible. Hasta ahora. El PNIEC se planificó desde un despacho, con demasiado mesianismo renovable y haciendo oídos sordos a los problemas técnicos asociados a un cambio tan importante en el mix energético de España y su correspondencia con las redes eléctricas.

Es la primera vez que ocurre en España un cero total. También es la primera vez que tenemos una mayoría de generación eléctrica proveniente de tecnologías no síncronas. Proceder a los cambios tecnológicos exigidos en la red y mantener la nuclear como respaldo síncrono ayudarían a que no se repitiera un apagón como este. Ciberataques al margen.

Jordi Sevilla es economista y expresidente de REE

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