Las empresas dejan su huella en los bosques
Se multiplican las iniciativas empresariales de reforestación con el fin de compensar CO2
Los bosques son una solución natural contra el cambio climático, mejoran la calidad del aire, protegen los suelos y son el refugio de miles de especies de plantas y animales. Su protección y conservación, además de su impacto medioambiental, contribuye de forma positiva en la sociedad y la economía, generando empleo y riqueza y actuando contra la despoblación.
En los últimos años, además, se ha visto en la reforestación de terrenos degradados o quemados una manera de impulsar la compensación de emisiones de CO2, con lo que se han multiplicado las iniciativas empresariales que tienen como finalidad la plantación de árboles, así como empresas y organizaciones que ofrecen programas de reforestación.
Uno de los proyectos más ambiciosos en España, de colaboración público-privada, es Motor Verde, impulsado por la Fundación Repsol, con el que se pretende reforestar 70.000 hectáreas para compensar 16 millones de toneladas de CO2. Por su parte, Telefónica se acaba de sumar a la iniciativa internacional 1t.org del Foro Económico Mundial (WEF), que persigue que las compañías se comprometan a invertir y restaurar árboles con el objetivo de conservar y plantar un billón de árboles para 2030. Y como fruto de su programa Healthy Cities, Sanitas se ha comprometido a plantar 11.000 árboles, uno por cada participante en el reto que lanzó de caminar 6.000 pasos al día durante dos meses y dejar el coche en casa al menos una vez a la semana. Son solo tres ejemplos de la voluntad empresarial de contribuir a la acción contra el cambio climático.
En WWF echan en falta un registro oficial que recoja las iniciativas de reforestación
Diana Colomina, coordinadora de bosques de WWF, considera que frente a la dispersión de iniciativas, “sería muy interesante que existiera una base de datos oficial para recoger todas las restauraciones que se llevan a cabo, para que hubiera un esfuerzo colectivo de coordinación, pero no existe”. Una solución a la dispersión de pequeñas iniciativas, propone Colomina, es la de sumarse a proyectos más grandes, para conseguir un mayor impacto. En la iniciativa 100 Empresas por los Bosques, WWF aúna esfuerzos de muchas empresas para hacer proyectos más ambiciosos. Así se está actuando, por ejemplo, en Doñana, en la zona de Peñuelas que se incendió en 2008. “Ahí tienes una fotografía amplia y tú vas contribuyendo en sitios estratégicos”, recalca.
Colomina destaca que es básico en estos proyectos contar con una priorización de zonas a intervenir y pone como ejemplo el proyecto antes citado de Sanitas, con el que colabora WWF, que se desarrollará en Cortes de Pallás, Valencia, una zona en la que se quemaron 50.000 hectáreas en 2012.
En esta priorización es preceptivo contar con las Administraciones públicas, no solo cuando se actúa en terreno público, sino también cuando se trata de terrenos privados. “Siempre tenemos que ir coordinados con las Administraciones públicas. Eso lo tienen que tener en cuenta todas las organizaciones y entidades que se dediquen a esto”, afirma Colomina. Porque, por ejemplo, para actuar sobre zonas quemadas, como el de la sierra de la Culebra este año, hay que esperar al menos dos años, “para saber si ha funcionado la regeneración natural y qué especies es necesario plantar porque hayan tenido más problemas para adaptarse”.
Paisaje mosaico
En la restauración de zonas posincendio se trata de crear un paisaje nuevo resistente a futuros incendios y, con un planeamiento general, que sea un paisaje mosaico, con partes de cultivo, partes donde pueda haber ganado, que haya aprovechamientos forestales y partes reservadas a la biodiversidad. “Consiste también en ampliar el concepto, ya que no todo es plantar”, advierte la coordinadora de bosques de WWF, que retoma el ejemplo de Cortes de Pallás, “donde hubo una regeneración de pino enorme, y hubo que quitar muchos pinos, para crear una estructura discontinua y plantar especies que se vieron desfavorecidas”.
Tras un incendio han de pasar dos años para apreciar la regeneración natural
Con el objetivo de lograr emisiones netas cero para 2040, así como a neutralizar las emisiones de sus principales operaciones en 2025, Telefónica se ha comprometido con 1t.org a plantar y conservar los ecosistemas forestales y mejorar la biodiversidad con 1,5 millones de árboles en 2030. Y como además Telefónica se compromete a neutralizar las emisiones de gases de efecto invernadero que no sea capaz de reducir, los proyectos basados en la naturaleza serán los prioritarios. Por ello, a partir de 2025 plantará más de 1,1 millones de árboles.
Telefónica hace suya así la máxima de que antes de compensar es imprescindible reducir. “Puedes medir tu huella de carbono pero si no haces un esfuerzo por la reducción, la compensación al final es la puerta de atrás. Para nosotros es muy importante que la compensación de emisiones sea la última opción una vez que ya ha hecho un análisis de cómo puedes reducir tu impacto”, asevera la responsable de bosques de WWF.
Seguimiento y mantenimiento
La regeneración de zonas boscosas devastadas o baldías es un proceso lento. Depende, en cualquier caso, de las especies arbóreas que se planten. “Las especies mediterráneas, que son las que están en la mayor parte de la superficie de nuestro país, son de crecimiento muy lento. Por ejemplo, hasta que madure un encinar pueden pasar 40 años. Un pinar, entre 15 y 20 años; las especies de ribera son de crecimiento más rápido, aproximadamente 15 años”, explica Diana Colomina.
En ese lento proceso es fundamental aplicar buenas prácticas, haciendo un seguimiento y un mantenimiento de las actuaciones que se realicen. “Nosotros [WWF] tenemos un protocolo de seguimiento que desarrollamos con la Universidad Politécnica de Madrid. Y hacemos revisiones el primer año, el tercero, el quinto y el décimo. Y por el camino, si vemos que algo ha fallado, hacemos lo que se llama gestión adaptativa, que es incorporar los fallos en el proyecto nuevo. Si hay éxito, replicarlo. Y todo completamente coordinado con las Administraciones públicas”, destaca Colomina.
Asimismo, WWF está desarrollando una iniciativa desde hace 10 años con un grupo de trabajo de expertos y con la Sociedad de Restauración Ecológica para que se hagan unos estándares para certificar proyectos de restauración forestal.