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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El asesoramiento financiero ante un complejo 2022

La clave económica del año será la inflación. En cuanto al panorama inversor, es pronto para dar por finiquitado el oligopolio bursátil bigtech

El asesoramiento financiero está centrado en los inversores, no en los mercados, que son el centro de atención de analistas y gestores. Sin embargo, el acompañamiento al cliente no puede ni debe prescindir del seguimiento de la evolución económica y financiera, adaptando por supuesto el consejo personalizado al cliente a las circunstancias económicas y de mercado, conjunción de muy diversas claves, tendencias y variables,

En el actual escenario de volatilidad en los mercados, y con la especial incertidumbre de la post crisis del Covid-19 y sus derivadas, resulta aún más complicado entender por donde pueden ir esos diversos elementos que, combinados, determinarán la suerte de nuestras inversiones en este 2022 y en adelante.

Por muy complejo que sea orientar y aconsejar a los inversores, es la razón de ser del asesoramiento financiero y no podemos rehuirlo. Aventuremos pues cuáles pueden ser algunas claves que podrían ser más determinantes este año y en el inmediato futuro.

En primer lugar, hemos de situar todavía la propia evolución de la pandemia. En estos momentos, parece que en Europa remite la sexta ola. Sin embargo, la menor vacunación en otras partes del mundo mantiene el riesgo y es seguro que en este año el Covid-19 seguirá deparándonos sorpresas negativas que dificultarán la recuperación, por lo todavía será un factor importante para monitorizar y así conocer hasta que punto puede añadir o reducir estabilidad.

Sin duda, el indicador económico del año será la reaparición de la inflación. En el último trimestre del año pasado todavía se apostaba por su transitoriedad, pero somos olvidadizos y llevábamos demasiados años sin su presencia negativa y contagiosa. Roto el consenso de que el brote de alza de precios acabaría con el buen tiempo, los bancos centrales se han movilizado, al menos verbalmente. Desconocen todavía como se expandirá, pero se han puesto en alerta y su previsión actual va hacia restringir liquidez y empezar a subir tipos. Empieza un cambio de ciclo monetario, pero no sabemos con qué ritmo.

La inflación transfigurada en alzas de tipos de interés pasará a ser la primera preocupación económica y de los inversores. Como consecuencia de la larga, y quizás excesiva, relajación monetaria que ha acompañado la respuesta a las crisis y las recuperaciones sucesivas se ha generado una burbuja de déficits públicos. No hemos iniciado todavía el esfuerzo por reducirlos y tampoco el del sobreendeudamiento acumulado. Algunos países, –el nuestro entre ellos–, miran hacia otro lado a pesar del evidente aumento de costes que las subidas de tipos implicarán para las renovaciones y ampliaciones de la deuda. No es fácil para países dadivosos con el dinero público confrontar la estabilización fiscal. ¿subirán impuestos o se conformarán con el aumento de recaudación al recuperarse el PIB?

Sigamos con el panorama más empresarial, más específicamente inversor. Venimos del casi monopolio de los grandes rendimientos por parte de las tecnológicas que han generado dos terceras partes de las plusvalías de la última década. No nos engañemos: si en la última década dispusimos de bigtechs en nuestras carteras asesoradas tuvimos éxito, y si no fue así, mediocridad. A pesar de una cierta caída al inicio del año, no podemos todavía dar por finiquitado el oligopolio bursátil bigtech, ni siquiera podemos dar por seguro que otros sectores y tendencias van a ser protagonistas en los próximos años, fuera de algunos tópicos ya descontados. También en la selección sectorial y de empresas, por mucha incertidumbre que exista, el asesor ha de mojarse. Por su cuenta o con la ayuda de análisis, pero está en su sueldo.

Otros temas han de ser también objeto de seguimiento durante el año, con posibles repercusiones en la tónica inversora. Los riesgos geopolíticos por delante, con posibilidades de que en forma de cisne negro (por sorpresa) o blanco (más esperable) nos den un susto en forma de inestabilidad mundial. La recuperación económica, como fue la recesión, está siendo bastante acompasada entre países, pero con elementos diferenciales a seguir. En España, con cierto retraso en recuperar el nivel pre pandémico, el buen uso de los fondos europeos y el acierto en las reformas solicitadas será determinante.

Para terminar, hagamos mención de la importancia del acierto en compaginar sostenibilidad con rendimiento de la inversión, del necesario convencimiento al ahorrador sobre la desaparición de la inversión sin riesgo y sobre los gravísimos efectos de la inflación en el poder adquisitivo del dinero para evitar el exceso de liquidez; de la ludopatía intrínseca a las criptomonedas para evitarlas, o de la necesidad creciente de planificar la jubilación de los clientes reconociendo la gravísima crisis de las pensiones públicas.

Reto enorme para quien tiene la misión de acompañar al inversor. Nadie dijo que el asesoramiento financiero fuera fácil, todo lo contrario.

Josep Soler Albertí es Delegado ejecutivo de EFPA España y fundador de EFPA Europa

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