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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La ayuda estrella para la I+D+i de las empresas que se está apagando

Urge apostar de nuevo por la convocatoria ‘Retos colaboración’, cuyos resultados históricos son innegables y deben mantenerse

Si hay una herramienta por excelencia que apoye la colaboración entre las empresas y los centros de investigación, es la convocatoria de Retos Colaboración. Esta importante línea de ayudas a la I+D, gestionada por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Agencia Estatal de Investigación, apoya la colaboración público-privada para la realización de proyectos de investigación y desarrollo, mediante préstamos bonificados a empresas y subvenciones a fondo perdido para los organismos de investigación (incluyéndose dentro de éstos: organismos de investigación, universidades, centros tecnológicos, centros de I+D+i e institutos de investigación sanitaria).

Sus resultados históricos son innegablemente positivos, ya que esta ayuda, hasta hace poco anual, permite a las empresas financiar su I+D con objetivos más ambiciosos, al poder contar con la aportación de los organismos de investigación sin tener que afrontar dicho coste directamente. La convocatoria permite establecer sinergias entre las empresas y los organismos de investigación, y, además del apoyo económico, ofrece un doble beneficio: en primer lugar, posibilita a las empresas el acceso a los medios y personal con conocimiento científico-técnico; y en segundo lugar, acerca a estos organismos hacia una mentalidad y modelo empresarial, así como la posibilidad de aplicar sus conocimientos e investigaciones en proyectos empresariales. Es sin duda una forma de traslación de la ciencia básica a entornos empresariales cercanos a mercado.

Por otra parte, esta línea de ayudas permite a su vez la colaboración entre varias empresas, sean del tamaño que sean, lo que resulta un factor muy relevante permitiendo a nuestras pymes una mayor participación en proyectos de I+D, una mayor especialización y un aumento de su conocimiento técnico.

Cualquier sector empresarial puede optar a esta ayuda siempre que el objetivo del proyecto esté encuadrado en alguno de los Retos de la Sociedad que propone el Programa Estatal de I+D+i, pero es de especial relevancia en el sector Salud, donde muchas de las empresas Biotech de nuestro país encuentran en Retos de Colaboración una herramienta que se adapta perfectamente a su modelo y actividades de I+D.

Actualmente, dada la crisis sanitaria global que estamos viviendo, cabría esperar que se incentivase un instrumento como este, que potencia la colaboración interempresarial, la colaboración público-privada, la colaboración multirregional y la transferencia de tecnología. No obstante, esta línea de ayudas lleva sufriendo una desincentivación durante los últimos años.

Así, si en el año 2014 la dotación presupuestaria de la convocatoria era de 548 millones de euros, en la última convocatoria de la ayuda (2019) fue de 260 millones de euros, lo que representa una caída de más de un 50%. Pero más llamativo es que estas dotaciones presupuestarias no acaban siendo repartidas en su totalidad, aun habiendo proyectos excelentes que no reciben esta financiación. Por ejemplo, en la última convocatoria del 2019 solo se llegó a adjudicar poco más del 50% del presupuesto total. Como ya he mencionado anteriormente, esta ayuda cuenta con dos apartados, por un lado, la subvención y por otro lado el préstamo, cada uno con un presupuesto diferenciado. En el momento en el que uno de estos presupuestos se acaba, se deja de conceder ayuda, aunque aún queden fondos en el otro apartado. Esto se traduce en que nunca se entrega el 100% del presupuesto, y que proyectos con un alto componente de I+D e impacto esperado que se quedan sin la ayuda.

Otra de las decisiones tomadas con respecto a esta línea de ayudas ha sido convertirla en una ayuda bianual, aunque anteriormente se publicaba cada año. De este modo, hubo convocatorias ininterrumpidas desde 2014 hasta 2017, en 2018 no se publicó, en 2019 volvió (aunque con presupuesto más reducido), pero no se espera nueva convocatoria hasta 2021.

Por otra parte, la falta de celeridad de nuestras administraciones públicas en la resolución de trámites también afecta de lleno a nuestra I+D. Uno de los problemas a los que se enfrentan los beneficiarios son los largos plazos de gestión hasta que puedan recibir el efectivo desembolso de la ayuda. Así, en la última convocatoria correspondiente al año 2019, la Propuesta de Resolución Provisional se publicó en junio 2020, tras 8 meses de evaluación desde el cierre del plazo de solicitud, y todavía se desconoce cuándo recibirán los beneficiarios la inyección de dinero.

Compresiblemente, la crisis sanitaria ha supuesto una paralización global, pero históricamente Retos Colaboración no se caracteriza por tener un desembolso rápido. Por ejemplo, en la convocatoria del año 2017 los beneficiarios tardaron más de un año en recibir el desembolso de la ayuda desde el momento de solicitud, periodo en el cual las empresas y organismos de investigación tuvieron que llevar a cabo las actividades de I+D comprometidas mediante autofinanciación. Esto supone un fuerte contratiempo para cualquier entidad, pero especialmente para los organismos de investigación públicos que no disponen de presupuesto para acometer nuevas contrataciones de personal, ni realizar gastos hasta que efectivamente disponen de la entrada económica de la ayuda.

Así pues, si normalmente este retraso en el pago de la ayuda supone una gran traba para los organismos de investigación y empresas, no podemos permitir que este año, con la presente crisis sanitaria, social y económica, el retraso suponga paralizar totalmente las inversiones en I+D público-privadas donde resulta más importante que nunca contar con la liquidez suficiente para abordar proyectos de I+D.

De momento lo que podemos atisbar de las intenciones de este Gobierno es una actitud de mejora y corrección de las tendencias negativas del pasado aquí mencionadas, sobre todo en el marco de las ejecuciones presupuestarias y el apoyo en recursos, vía Presupuestos Generales del Estado, a la Ciencia y la Innovación. Esperemos, que dadas las circunstancias en que nos encontramos, se agilicen los trámites y desembolsos de ayuda pendientes, llegando a hacerlo si es posible antes de finalizar 2020 y, mediante un incremento de las dotaciones presupuestarias y una vuelta a convocatorias anuales, se apueste de nuevo por Retos Colaboración, una línea de ayudas tan acorde al presente en el que nos encontramos.

Sabela Tilve es Team Leader de FI READY en FI Group

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