Alerta y serenidad, pero también es imprescindible la eficacia
Se muestra de nuevo la poca relevancia que está dando el Gobierno a las empresas contra el Covid
Descargar la responsabilidad del Gobierno en las comunidades autónomas, en base a sus transferencias, es una política que, como poco, lleva a la duda. El Ejecutivo debe ir mucho más allá del “respaldo y asesoramiento”. Supervisar, coordinar (sigue pendiente un protocolo entre las autonomías) y cooperar es algo que se le da por supuesto al Ejecutivo en condiciones normales, pero sobra decir que la actual es una situación excepcional. No basta con poner las Fuerzas Armadas a disposición de las regiones para rastrear el virus ni se resuelve dándoles la posibilidad legal de que decreten por su cuenta estados de alarma. La descoordinación autonómica sobre la vuelta a las aulas se compadece mal con el principio de que la “única hoja de ruta” es que el curso “debe iniciarse con normalidad”. Y más cuando en el propio Gabinete hay discrepancias sobre la fórmula. La apelación a la unidad a las fuerzas parlamentarias (también de cara a unos “Presupuestos de país” para 2021) y de las Administraciones adquiere así tintes paradójicos.
El somero reconocimiento a la unidad de los agentes sociales frente a esta crisis y a su necesaria continuidad indica de nuevo la poca relevancia que irresponsablemente está dando el Gobierno a las empresas en esta batalla. Primero, porque solo unos datos fiables, transparentes, sistemáticos, claros y homogéneos sobre la pandemia, que inexplicablemente siguen pendientes, y una base única de información sobre rastreo servirán para generar confianza en los mercados, además de en la población.
Un marco común para la detección temprana debe ir más allá de la anunciada aplicación digital y aprovechar la tecnología en toda su capacidad. Un plan de comunicación claro a nivel nacional con qué se puede y qué no se puede hacer es también clave para que las empresas retomen la actividad de forma ordenada y con certidumbre. Una vez más hay que recordar que la CEOE y las empresas se han puesto a disposición de Gobierno, autonomías, autoridades y toda la sociedad con apoyo técnico, actuaciones de mitigación y campañas de concienciación. Es algo en lo que hay que insistir porque ignorarlo es un grave error.
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