El tamaño del fondo y el peso de las subvenciones bloquean la cumbre, que llega a su cuarto día
Los frugales piden dejar en 350.000 millones las subvenciones y el Consejo intenta subir a los 400.000 millones. La negociación se retomará a las 16 horas de este lunes
A última hora de la tarde de este domingo, la propuesta final de los países frugales, que pedía reducir el fondo de reconstrucción hasta los 700.000 millones de euros con una mitad en subvenciones y la otra en préstamos, terminó de complicar una cumbre ya de por sí difícil. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, intentó allanar poco después el camino poniendo sobre la mesa un paquete que recupera los 750.000 millones de euros, de los cuales 400.000 millones se distribuirían en forma de transferencias, según detallaron fuentes comunitarias. Tras varias pausas para mantener contactos bilaterales, las conversaciones se han retomado a las 5.45 horas pero han durado solo unos minutos. Los líderes se volverán a sentar a las 16 horas de este lunes, llevando la negociación al cuarto día consecutivo.
La oferta de los austeros, que habían conseguido el sábado una herramienta inédita para controlar las reformas de los socios que solicitasen las ayudas –y a la que España e Italia se habían casi resignado– suponía reducir en 50.000 millones el fondo. También implicaba un fuerte recorte de 150.000 millones en la cantidad de las subvenciones directas respecto al diseño original de la Comisión. Las transferencias, según la propuesta con la que se llegaba a la cumbre, estaban cifradas en 500.000 millones. El domingo, el grupo del norte rechazó una propuesta que rebabajba esa cifra a 400.000 millones de euros en subvenciones,al considerar 350.000 millones como el el máximo. Esos 350.000 millones darían el mismo peso a los préstamos, algo inaceptable para el resto de capitales.
El tamaño del fondo de reconstrucción y del presupuesto europeo al que va asociado, así como el peso de las subvenciones y los créditos, son los grandes puntos de discordia de una tensa cumbre en la que también se debaten las rebajas que quieren algunos socios en su contribución al marco financiero, la gobernanza de las ayudas, los criterios de reparto, el respeto al Estado de derecho o el agujero presupuestario que deja el Brexit en el marco plurianual.
Fuentes comunitarias explican que Países Bajos podría estar utilizando la baza de vincular el despliegue de los fondos al cumplimiento del Estado de derecho (en referencia a Hungría y Polonia) para que sean estos socios los que bloqueen el acuerdo.
Antecedentes
A grandes rasgos, el bloque del sur, liderado por España, Italia, Portugal y Francia, llegaba el viernes a Bruselas con la intención de mantener la potencia de fuego del fondo en 750.000 millones de euros con el máximo de transferencias directas posible. Otra de sus prioridades era que las reformas de carácter verde y digital se validasen por mayorías cualificadas, y no por consenso, que en la práctica supone que las capitales tengan capacidad de veto. Alemania, que no entra de lleno en este grupo, está más alineada con la propuesta del sur, si bien no ve del todo mal que haya cierto control hacia las reformas.
Los cuatro frugales (Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria), a los que se unió Finlandia el fin de semana, querían rebajar los montantes, priorizar los créditos, exigir reformas estructurales a las economías menos saneadas (principalmente en las pensiones y el mercado de trabajo) y fiscalizar y controlar las reformas.
Primera propuesta del Consejo
El sábado, cuando las negociaciones estaban encalladas porque ninguno de los bloques parecía ceder, Charles Michel, planteó un paquete en el que se mantenían los 750.000 millones del fondo con un pequeño recorte de 50.000 millones en las transferencias, que pasarían de los 500.000 millones iniciales a los 450.000, ampliando los créditos en la misma proporción hasta los 300.000 millones. Para contentar más a los austeros, Michel planteó un mecanismo, llamado freno de emergencia, que permitía que cualquier país pudiese pedir, en el plazo de tres días, elevar sus dudas sobre las propuestas de los socios a una reunión a nivel de ministros de Finanzas e incluso a una cumbre de jefes de Gobierno.
La novedad no implicaba una capacidad de veto total, pero sí un duro control sobre las reformas de carácter verde y digital. Fuentes europeas confirman que España e Italia, los países más golpeados por la crisis, se habrían resignado a aceptar la puesta en marcha de este mecanismo a cambio de mantener la potencia de las transferencias en al menos 450.000 millones.
Sin embargo, la última propuesta de los halcones, liderados por el neerlandés Mark Rutte, no fue inaceptable solo para Madrid y Roma. París, otro de los líderes del bloque, y Berlín, que aunque ha estado más cerca del sur se ha situado en una posición intermedia, se negaron a aceptar menos de 400.000 millones en transferencias, recogía Efe este domingo.
Como si de un mensaje a los frugales se tratara, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo en declaraciones recogidas por Reuters que “el acuerdo de los líderes debe ser ambicioso en términos de tamaño y de composición del paquete, incluso si hace falta un poco más de tiempo”. Fuentes de la delegación española afirmaron que Sánchez peleaba a última hora de la tarde por un plan “ambicioso”.
Cheques
En la propuesta del Consejo del sábado, los halcones lograban mantener también los descuentos y cheques compensatorios que reciben en su aportación al presupuesto plurianual por ser contribuyentes netos, una ventaja que también tiene Alemania y que el Consejo quería eliminar tras el Brexit, antes de que estallase la pandemia de coronavirus. Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia y Alemania se ahorrarían 46.000 millones de euros en total entre 2021-2027 que tendrían que reponer el resto de socios.
El Visegrado se hace fuerte en Europa
El bloque de Visegrado (Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa), normalmente relegado a un papel secundario en Europa, se ha hecho fuerte a lo largo de las negociaciones, amenazando incluso con retrasar o bloquear un posible acuerdo después de que el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, intentase vincular el desembolso de los fondos al cumplimiento del Estado de derecho. La separación de poderes y otros puntos en los que se fundamentan los valores de la UE, principalmente en Hungría y Polonia, han sido objeto de crítica por parte de varios socios, capitaneados por Países Bajos.
Los mecanismos propuestos por varias capitales para fortalecer el cumplimiento del Estado de derecho en toda la UE –y asociarlos con el desembolso de las partidas y las ayudas– habrían supuesto, aseguró el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, “varias semanas” de nuevas negociaciones que habrían retrasado el plan. Varias fuentes europeas explicaron que este movimiento por parte de La Haya podía obedecer también a un intento de retrasar el acuerdo y que no se culpase del bloqueo únicamente a los autodenominados frugales, repartiendo así las responsabilidades del enroque entre otros de los bloques políticos.