Récord: los extranjeros ya tienen más de la mitad de la Bolsa española
Los no residentes acaparan el 50,2% mientras que las familias caen al 16,1%
La Bolsa española sigue siendo atractiva para los inversores extranjeros. La prensencia de los no residentes en el mercado español marca un nuevo récord histórico al alcanzar el 50,2% en la capitalización bursátil de las cotizadas españolas en 2019, dos puntos porcentuales más que el año anterior, lo que supone el cuarto récord histórico consecutivo.
En una década, la segunda del siglo XXI, los inversores extranjeros han aumentado diez puntos su peso en la Bolsa española, desde el 40,1% al 50,2%. Según el estudio sobre propiedad de las acciones que el servicio de estudios de BME prepara anualmente, entre 2000 y 2009, el peso de los no residentes había aumentado en casi 6 puntos, desde el 34,3% al 40,1%.
La participación del 50,2% en 2019 ya se encuentra por encima de otras Bolsas vecinas como la francesa en la cual, de acuerdo con datos del Banco de Francia referidos a 2018, la participación extranjera sería de un 42,2%.
“La mayor internacionalización de la actividad de las empresas españolas y en particular de las cotizadas en Bolsa ha sido uno de los factores que ha permitido la brillante recuperación de la economía española tras la crisis financiera de 2009 y la posterior crisis de deuda soberana en Europa en 2012. Las principales empresas españolas no solo han internacionalizado su actividad sino también su capital y su financiación”, se recoge en el informe explicando esta elevada presencia de inversores no residentes.
Por su parte, las familias controlan el 16,1% de las acciones cotizadas en España, un punto menos que el año anterior y muy por debajo de los máximos alcanzados en 1998, cuando llegaron a poseer el 35,1%. Este dato, que cae por quinto año consecutivo, certifica la convergencia con el resto de Europa, donde la participación directa de los inversores minoristas en la Bolsa tradicionalmente ha sido inferior que en España.
El crecimiento de los fondos de inversión es una de las causas de este descenso. Con todo, 2,14 millones de hogares españoles poseen acciones, según datos del Banco de España.
El segundo grupo de inversores con una mayor participación en la propiedad de las acciones cotizadas españolas es el que componen las empresas no financieras. A cierre de 2019 controlaban el 20,8% de la capitalización total de las empresas cotizadas españolas, igual que el año pasado.
Entre los datos que subrayan el creciente interés de los inversores internacionales por la Bolsa española está la presencia en este mercado del Fondo Noruego de Pensiones, cuya inversión en compañías cotizadas en la Bolsa española al cierre de 2019 alcanza los 12.770 millones de euros (que se completa con una inversión en Deuda Pública española de 6.900 millones de euros).
El valor de las participaciones en el capital se ha incrementado un 31,7% respecto a 2018. España es el tercer país de la Eurozona donde más invierte el fondo soberano noruego y el peso en su cartera de activos españoles aumentó una décima en 2019 hasta el 1,9% del total.
Los bancos bajan
En cuanto a las entidades financieras, por primera vez, la participación de los bancos y las antiguas cajas de ahorros en la Bolsa española se sitúa por debajo del 3%, en concreto un 2,8% que supone marcar un mínimo desde 1992. El porcentaje de las empresas españolas cotizadas en la Bolsa española en manos de entidades bancarias ha seguido una trayectoria descendente que se inició con el máximo del 15,6% en 1992.
Mientras, las Administraciones Públicas españolas, a través de diferentes organismos y entidades, controlaban al cierre del año 2019 un 2,8%, una décima menos que el año anterior.
Posibles cambios a raíz del Covid-19
El informe elaborado por BME también hace referencia a las fuertes caídas experimentadas por las principales Bolsas mundiales en el mes de marzo y la posterior recuperación que vinieron acompañadas de un aumento significativo de la actividad de los inversores minoristas de acuerdo con el supervisor europeo de mercados de valores ESMA. Pese al aumento de las operaciones, BME concluye que por el momento, ni en España, ni en Europa, las estadísticas disponibles permiten estimar si las nuevas entradas de pequeños accionistas compensan las previsibles salidas que se hubiesen producido durante las grandes oscilaciones iniciales y su efecto neto en la estructura de la propiedad de las acciones españolas cotizadas en Bolsa.